viernes, 15 de mayo de 2009

Madre, tengo dos amores...


La Novena de este año a la Virgen del Rocío en Triana está siendo muy especial, distinta porque ha vuelto, tras algunos años, la carreta al altar para que sirva de baldaquino al Milagroso Simpecado pero también distinta, por cuanto trasla reja de la Capilla Sacramental de Santa Ana nos aguarda la Esperanza.
La otra noche había quien recordaba que esto no ocurría desde los tiempos de San Jacinto y que en este año tan especial para Triana y su Esperanza esta circunstancia aún resaltaba mucho más.
Anoche el coro de las hermanas, cantó aquella sevillana que tanto le gusta a algunos amigos míos que tiene la doble militancia trianera en las devociones compartidas entre Evangelista y Pureza.
Esa que habla de dos amores que le quitan el sentido a tantos trianeros, sin por ello olvidar también que hay quienes comparten su devoción por la Reina de las Marismas con las otras grandes devociones del barrio, pero en estos días tan especiales no quiseríamos dejar de recordarlos.
Este año el Simpecado no entrará en la Capilla de los Marineros y no sabemos si escucharemos aquello de "canta Triana una Salve a la primera Mujer..." pero si sabemos que en estas noches muchos se detienen antes de irse para sus casas, rezándole una Salve a la Señora de la Arrogancia y dándole las buenas noches al Simpecado de Triana.
Cuando pasen unos días, la Esperanza despedirá a la Virgen del Rocío desde su paso de palio, y tantos trianeros entonces perderán los sentidos entre sus dos amores compartidos, la Morena de Triana y la Pastora almonteña.

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