sábado, 16 de mayo de 2009

Lágrimas por José

Por los terrenos que pisaba Juan Belmonte, dicen que el Guerra había sentenciado, "Daos prisa para verlo torear porque, si no, no lo veréis" y hasta Valle Inclán le dijo un día que sólo le faltaba morir en la Plaza, a lo que el genial torero sólo pudo responder con su media lengua, "se hará lo que se pueda D. Ramón, se hará lo que se pueda".
Frente al toreo revolucionario de Belmonte, estaba la perfección académica y técnica de José , de quien por los conocimientos de las reses, los terrenos y las suertes, llegaron a decir que bien parecía que lo hubiese parido una vaca, por eso, la conmoción de la noticia de que en Talavera, un insignificante toro de la Viuda de Ortega de nombre Bailador, había truncado la vida del rey de los toreros, cambió la lógica y hasta el rumbo de la historia de la tauromaquia, tanto que en la partida personal que de cara a los públicos, mantenían ambos toreros, el Pasmo de Triana, llegaría a afirmar muchos años después, que fue José, quien realmente le ganó la partida de la gloria.
Han pasado casi noventa años de la desgracia de Talavera, pero a pesar de ello el mito de José sigue vivo, tanto como la grandeza de la fiesta; esa que tan bien se refleja en la fotografía de Ignacio Sanchez Mejías velando a su cuñado; y es que la fiesta no murió a pesar de lo que dijera Corrochano impactado por el suceso y la perdida de uno de los pilares en los que se sustenta el toreo moderno.
Y es que cuentan que la conmoción, fue tan grande, que ese año por Joselito hasta estrenó lágrimas de verdad la Virgen de la Esperanza.

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