Dicen que esta de este año, será la Semana Santa de la seguridad,
del Cecop con sus delegados de seguridad, segundos de los “demeges” despojados de túnicas y de machos de cartón (o de rejilla) pero con pinganillo, de vallas antipánicos, de calles aforadas
y autoiluminadas, de videovigilancias y planes de seguridad… Pero la vida es mucho más que todo esto, y
seguros estamos que hasta la Semana Santa podrá con todo eso, y más, mucho más, como ya empieza a
poder hasta con esas cofradías, que como si se comprara un producto por Amazón,
te permiten descargar e imprimir la papeleta de sitio en casa y que evitan eso tan hermoso del contacto con el hermano en la mesa de reparto.
La Semana Santa de este año será todo eso y mucho más, pero en nuestro fuero
interno, será la del debut con la túnica, esparto y capirote de María, cera blanca
al cuadril en la cofradía de los que nos precedieron, ilusión y emoción de
quien asimila sin saberlo la vida que llegará si el Señor quiere, bajando en la
nómina y acercándose cada vez más al cirio con contera, ese que siempre antecede
a la Gloria. Este año entregamos aquello que aprendimos la primera vez, cuando de la mano de nuestro padre tras sacar la papeleta y nos cedieron aquella talega que transmitía el legado de una túnica de hilo gallego. Por que la Semana Santa siempre es volver a revivir aquello que un día vivimos, hoy nos toca a nosotros ceder aquella talega llena de orgullo bofetero.