Dicen, mi Catedrático, que molesta tu presencia en las aulas no ya de los centros públicos, sino también de los concertados, dicen que molesta tu figura, y es que realmente Cristo mío, tiene que ser molesta por todo lo que ello conlleva, en la vida cotidiana de a quienes están formando para un futuro en el que interesa que no tengán opinión.
Será, que tuvo que ser muy traumático para algunos ver a un hombre semidesnudo muerto en una cruz por unos ideales, será que ellos hoy día serían incapaces de morir por los suyos y cuando se les saca el tema ya se asbe que siempre sacan la historia parcial que muchos creíamos se había pasado página en estos años de democracia.
Hoy toca dar la cara y descubirnos de nuestros antifaces, cuando vemos a esos mismos que hoy propugnan quitar los crucifijos de las aulas o que los niños monten los tradicionales nacimientos , mañana tomaran las varas en las presidencias de las cofradías para ir poniendo la falsa sonrisa de profident y propugnarán cambiar los rótulos de las calles para erradicar cualquier vestigio histórico o religioso cuando sean los congresos de sus partidos y cuando se encuentren frente a la masa social, cuales dioses Janos pongan la otra cara y planteen lo contrario.
Pero no sólo aquí queda la cosa, en esta bendita ciudad, hay que quitarse los antifaces todos que las subvenciones envenenadas tienen a más de uno y de dos calladitos, y alzar la voz sin miedo y con valentía, como ya hiceron algunos hace unos meses el tema del aborto y otros se sumaron timidamente cuando no tuvieron más remedio y es que ya lo dice el refrán: "Camarón que se duerme..."
Si les molesta tu Buena Muerte, mi Catedrático, será porque no tendrán las conciencias tranquilas y en su laicismo militante les pica el orgullo de que en España, que una mayoría, que ya las quisieran algunos para si, de ciudadanos elijan para la educación de sus hijos la asignatura de religión.
Lástima que estos politiquillos de tres al cuarto que hoy nos rigen, olviden aquella anécdota del tan alabado Profesor Tierno Galván, quien agnóstico reconocido, impidió la retirada de un crucifijo de su mesa de alcaldía, porque era ante todo un símbolo de paz.
Será, que tuvo que ser muy traumático para algunos ver a un hombre semidesnudo muerto en una cruz por unos ideales, será que ellos hoy día serían incapaces de morir por los suyos y cuando se les saca el tema ya se asbe que siempre sacan la historia parcial que muchos creíamos se había pasado página en estos años de democracia.
Hoy toca dar la cara y descubirnos de nuestros antifaces, cuando vemos a esos mismos que hoy propugnan quitar los crucifijos de las aulas o que los niños monten los tradicionales nacimientos , mañana tomaran las varas en las presidencias de las cofradías para ir poniendo la falsa sonrisa de profident y propugnarán cambiar los rótulos de las calles para erradicar cualquier vestigio histórico o religioso cuando sean los congresos de sus partidos y cuando se encuentren frente a la masa social, cuales dioses Janos pongan la otra cara y planteen lo contrario.
Pero no sólo aquí queda la cosa, en esta bendita ciudad, hay que quitarse los antifaces todos que las subvenciones envenenadas tienen a más de uno y de dos calladitos, y alzar la voz sin miedo y con valentía, como ya hiceron algunos hace unos meses el tema del aborto y otros se sumaron timidamente cuando no tuvieron más remedio y es que ya lo dice el refrán: "Camarón que se duerme..."
Si les molesta tu Buena Muerte, mi Catedrático, será porque no tendrán las conciencias tranquilas y en su laicismo militante les pica el orgullo de que en España, que una mayoría, que ya las quisieran algunos para si, de ciudadanos elijan para la educación de sus hijos la asignatura de religión.
Lástima que estos politiquillos de tres al cuarto que hoy nos rigen, olviden aquella anécdota del tan alabado Profesor Tierno Galván, quien agnóstico reconocido, impidió la retirada de un crucifijo de su mesa de alcaldía, porque era ante todo un símbolo de paz.