jueves, 30 de abril de 2009

Mañanitas de feria


8,40 de la mañana del jueves de feria, el despertador sonó hace aproximadamente tres cuartos de hora largos, pero las sábanas se pegan inmisericordes, a nuestro cuerpo atormentado de tanto latigazo como nos pegamos anoche, andas soñando aquella sevillana que bailastes con aquella morena que tanto te recordaba a aquella fierecilla indomable que un día se paseó de tu brazo para envidia de propios y extraños, cuando ya se habían apagado los farolillos, cuando poco te importaban ni el tiempo ni el espacio, sólo vivir la feria, al máximo, de caseta en caseta y hasta eraís capaces de abrir una, verdad compadre, y salir de ella bajo un sol de justicia entre camiones de reparto, o si no te gustaba el ambiente por tal o cual motivo dar una espantá que ni el mismísimo Divino Calvo.
Cuantas ferias compartidas, cuantos recuerdos de aquella feria que ya no volverán y con el regusto de la última manzanilla pura sin aditamentos, que el 7 up, es sólo para el White Label, llegaste a casa, pasadas las horas en que el reloj hacía bastante tiempo que había dado tres campanadas, cuando en otros tiempos a esa hora, casi acababas de pisar el albero por primera vez en la jornada.
De pronto un ojo, que se abre, cual conejo y ve el reloj y casi sin tiempo, respingo de la cama, agua fría a discreción, la camisa a medio abrochar y coja, pantalón con portañuela abierta, la chaqueta con el cuello semilevantado, zapatos con restos de albero y gafas de sol que impiden apreciar en su totalidad la carita legañosa que llevas en esta mañana de feria...
Y así llegas al despacho, guasa tela, tu compañero casi en las mismas circunstancias, se quita el contestador, se descuelga y sin pensarlo te bajas al bar a tomar, o más bien, zambullirte en un café bien cargado, al que seguirán alguno más, casi cada media hora, intercalándola entre llamadas más que impertinentes de quienes parecen que llama sólo por confirmar que estáis a su disposición, y así justificarse.
Y así hasta, que pasado el mediodía, salgas corriendo para casa, para volver al Real.

Estas son las mañanas de feria que sólo pueden disfrutarse cuando se vive y se siente la feria al sevillano modo.

miércoles, 29 de abril de 2009

La música callada del toreo



Para que ha de sonar un pasodoble, si sobre el albero Morante estaba dando una sinfonía, para que se empeñaban algunos en pedir música, intentando distraer nuestra atención de lo que estabamos viviendo, si se estaba haciendo verdad aquello que escribió Lope de Vega de que "la música en el aire se aposenta".
Morante en el Arenal, interpretó la partitura de "La música callada del toreo", esa que leímos en aquel librito de Bergamín, esa que renacía a los ojos del alma y a los oidos del corazón, esa que tantas veces, figuritas de tres al cuarto quieren interpretar pegando pases y más pases para contar su verdad y que como ya la conocemos de memoria, hasta nos aburre y nos llena de tedio.
Por eso, cuando Morante recibió con aquellas verónicas despaciosas y graciles, que pararon el tiempo, intuíamos que algo podría suceder, y eso a pesar del viento y del gazapeo incomodo del torito de Juan Pedro, -lo de JPD en Sevilla es digno de estudio y pide que alguien pegue de una vez, por todas, un puñetazo en la mesa- y tras un trasteo lleno de inteligencia, llegó la sinfonía soñada al natural, compás abierto ahora, ahora a pies juntos, sabor de toreo antiguo en el que renacían de nuevo ese olé rotundo, como mejor música, tan de esta plaza, que ya teníamos olvidados entre tanto "bieeén" en los tendidos.
Cuando Morante citó de frente al natural, nos acordamos de Manolo Vázquez, cuanta gracia y torería en el cite, con ese aroma tan del Brujo de San Bernardo, y aquello ya fue el acabose cuando el torero cigarrero pondría el remate del molinete imposible, lleno de gracia, que es firma de la casa.
La única música al viento que sonó fue un aviso, cuando aún el de la Puebla no había cogido ni la espada, pero, que más dan los tiempos, cuando se torea o más bien se interpreta así la música callada del toreo, y es que Tejera, -silencio en la faena y bronca para José Manuel Tristán tras la misma- no estuvo a la altura. Pero que más da, si a la sinfonía del toreo no hay que añadirle otras notas.
Tras fallar con los aceros, dio una vuelta al ruedo llena de gracia y donaire con sabor de torero antiguo, hasta en las breves carreritas para aligerar el paso, mientras el albero como en otros tiempos, se llenaba de sombreros, matitas de romero, puros y claveles.
La corrida no tuvo más, pero en la Feria, a eso de las once de la noche, con una caña de manzanilla en la mano, en una tertulia de amigos, aún había quienes se empeñaban en explicar lo inexplicable, la sinfonía que Morante, había dado en el templo sagrado de la tauromaquia.


Fotografía: Matito/ Sevilla taurina
Video: Amar a un torero

Siete días en la gloria


Así reza una caseta, y así andábamos ayer por el Real, en la Gloria...
Pero la felicidad no era completa, y sólo nos faltaba a nuestra verita, esa que da sentido a nuestra vida, para que todo hubiera sido perfecto, para que llevándola del talle con su traje de lunares, nos hubiéramos sentido, como en aquella vieja fotografía, de quienes nos enseñaron a amar sus cosas, dueños de la ciudad que heredamos, esa que Los Remedios es un anexo que crece junto a la ciudad de los sueños.
Se que esta tarde, cuando el cielo se ilumine de farolillos, ya andarás conmigo del brazo, y entonces me quedaré tranquilo, brindaré al cielo con una caña de manzanilla y daré gracias, porque contigo a mi lado, rodeado de amigos, será estar en la gloria misma.

martes, 28 de abril de 2009

Un cielo de farolillos


Ya ha llegado, como siempre, la luz a la ciudad efímera de la alegría, y nos espera en tus adoquines el colorido incansable de tu paseo de caballos, ya estarán las gitanas esperando para ofrecernos claveles, ya estarán dispuestas las cuatro riendas de ese potrillo que hoy se estrena para que se luzca en su grupa esa muchacha morena con el traje blanco de lunares granas.
Todo eso y mucho más, una copa de manzanilla para templar la garganta, una guitarrra y una cejilla, cuatro lonas verdiblancas y una sevillana del trovador del Arenal, (En la Pila del Pato, miarma te he conocío...) y un revuelo de volantes de dos niñas que bailan y la luz de ayer, la luz de siempre y el recuerdo imperecedero de quienes nos enseñaron a disfrutarte.
De Costillares a Pepe Hillo, de Rafael el Gallo a Ricardo Torres Bombita, de Chicuelo a Pepe Luis, entre Juan y José y Pascual Márquez, con Curro y Manolo Vázquez, todo será alegría que ya venrá la realidad que a partir del lunes nos espera.
Y bajo la Portada te espero, como ayer y como siempre, un año más, que en en tus manos está llegar, que si tú no estás ya no se disfrutar de todo, lo que te contamos antes.

Manzanares con permiso de Morante


José Mª Manzanares, ha vuelto por sus fueros, y ha demostrado que no fue precisamente casualidad aquello que nos mostró bajo el diluvio hace justo un año. Ya hay quienes comentan que puede llegar mucho más allá, dichosa la rama que al árbol sale, de lo que llegó ese torero de toreros, por el que muchos a pesar de los años que han pasado siempre suspiran, recordando las cosas que le vieron, verdad mamá.
Ayer lo dejó claro, toreando al natural. dos orejas y aún le resta la corrida del jueves, para culminar en ella, aquello que para su progenitor fue siempre su asignatura pendiente, que no es otra que la Puerta del Principe.
El Juli, un año más ha tocado pelo, ayer y el sábado, en la que de no haber marrado con la espada cuentan que hubiera abierto la Puerta de la gloria que Sevilla le debe con intereses, desde aquel día en que con las orejas cortadas por derecho la cambió con su sangre, por la de la enfermería.
Talavante, parece haberse venido arriba tras el fracaso del Domingo de Resurrección en Madrid y cuentan que volvió a ser aquel torero que nos entusiamó bajo la lluvia; aquella tarde de puesto, escopeta y perro; un sábado de preferia de hace un par de años y que refrendó días más tarde, cuando se iría a hombros por el Paseo Colón.
Manzanares y Talavante aún le restan sendas corridas, igual que al Cid y a Morante, a los que aún le queda la última palabra, cierto que al de Salteras le midieron bastante el pasado sábado y que Morante cortó una oreja ante el único toro de Jandilla que aguantó algo.
Después de esto, y con el debido respeto de los que aún habrán de pisar el doradao albero de la Maestranza, creemos que la feria está en manos de dos toreros, Manzanzares y Morante, y en sus manos pueden estar los premios de la feria, por lo que hemos visto en estos días.
El de la Puebla parece venir este año con el ánimo de triunfar y además cuenta con el beneplácito de Sevilla, por lo que tiene en su mano el tomar ese cetro vacante que sólo él puede tener en su mano y que Sevilla, parece que por fin, está dispuesta a dárselo.
Hoy puede ser el día.

sábado, 25 de abril de 2009

Ya huele a feria


Que sí, mire usted, que la feria empieza el martes, pero este fin de semana , previo ya todo sabe, todo siente y todo huele, como diria el poeta, a feria plena, porque este fin de semana previo, es el fin de semana de los sevillanos, que ya llegará el jueves y nos despediremos de estos siete días en la gloria, que les dejamos a quienes desembarcaran en el Ave con sus farales y sus catavinos buscando rebujitos...
Ya huele a Feria, pero a la Feria de verdad, esa que poco y tanto dista de la del Prado, la de los viejos pianilos, a la de los tratantes, la de las tertulias eternas en la trastienda, la misma a la que ayer llegaban nuestros abuelos por la calle San Fernando y a la que hoy llegamos por Asunción.
Ferias de ayer y ferias de hoy, feria al sevillano modo, ciudad efímera de nuestras vanidades, donde todo está más medido y calculado, que lo que se piensan algunos.
Ya huele a feria, aún no ha llegado el lunes y ya estamos, como diría la sevillana de Albahaca, con los zapatos llenos de albero. Así que poco más se puede decir.

viernes, 24 de abril de 2009

Cuadrillas de oro


Hay tardes tediosas, en que lo mejor de la corrida, son esos regalos en manera de viandas que te ofrecen en la grada o el escuchar los comentarios sobre tal o cual novillero, que tras pasar sin pena ni gloria, terminó de banderillero por libre acompañando a todo aquel que lo llamara, lo mismo para una plaza de primera que para una portátil, lo mismo con un novillero recién debutado con los del castoreño, que con una figura del toreo en ciernes, de las que no participa del grupo especial de matadores.
Así, mis compañeros de grada, hablaban hoy de Raúl Caricol, aquel novillero de Constantina, que en un arrebato de cordura se arrancó el añadido una tarde de septiembre, en esas novilladas que hay más turistas que sevillanos en los tendidos, tras no estar a la altura del novillo que le cupo en suerte. Y hoy, pasados los años, venía anunciándose con Daniel Luque. O aquel, Curro javier, que en las nocturnas de promoción del mes de julio, ganó aquel trofeo de la Tertulia Taurina Universitaria, y hoy, pasados los años, venía a las ordenes de Manzanares.
Así estábamos en nestra grada 4, bostezando unos y dormitando otros, cuando nosotros estábamos pendientes de las diferentes lídias y así descubrimos a Chocolate, de Sanlúcar la Mayor, buen piquero y mejor caballista, que demostró como los del castoreño, oro en las chaquetillas, con una rienda en las manos y tirando el palo, son auténticos toreros a caballo.
Y así llegamos al momento supremo de la corrida, con Curro Robles, en que con raza y pundonor, puso dos pares que hicieron brotar la ovación de la plaza entera, puesta en pié; de quienes tuvimos la suerte de vivir aquel momento, adornado con el sonido único de un pasodoble de la banda de Tejera, lleno de sensibilidad, sabedor de lo que eso significa para el peón y para la plaza.
Y es que a veces, por momentos como este, en tardes tediosas, merece la pena lo vivido, sólo por sentir la sensibilidad de la Maestranza, que cuando quiere, puede y sabe estar a la altura que se merece, sabiendo valorar a esas cuadrillas, que vestidas de plata y azabache, son puro oro molido a las ordenes de matadores de relumbrón.

Desencanto


Ese era nuestro ánimo cuando pensábamos lo que habíamos visto salir por la puerta de los chiqueros, ni tan siquiera las pinceladas del buen toreo a la verónica de Morante, música incluida, o la actitud y la aptitud demostrada del Cid ante su lote, sobre todo en el cuarto, donde demostró porque su mano izquierda vale millones, conseguían quitarnos ese sentimiento derrotado que hace bueno aquella sentencia de Guerrita "de lo que no pué sé, no pué sé... y ademá é imposible".
Pero nada valía para quitarnos el desencanto, la corrida de Victorino, mal presentada, con toros chicos, alguien los llamó novillos en nuestra grada, mansos, sin casta, flojos, que nos impidieron poder disfrutar del espectáculo con el que soñábamos desde que a finales de año, cual regalo de navidad, la empresa comunicó el cartel.
El desencanto se apoderó de nosotros, igual que de tantos otros, y una vez más, se hacía bueno el dicho tan manido de tarde de expectación, corrida de decepción. Y mucho más, cuando antes de entrar, alguien nos contó que de lo reseñado previamente en el campo, sólo se iban a lidiar tres toros. Mamoneo Habemus.
El ciclo torista de la feria se ha marchado sin pena ni gloria, y de lo visto nos quedamos con muy poco, tan poco, que anoche en el bar de Ventura, con una cerveza delante, hasta nos costaba trabajo recordarlo.

miércoles, 22 de abril de 2009

Sagrada columna


Una tarde más de sufrimiento, una tarde más de ver toros complicados, de toros imposibles para el lucimiento de los toreros y de toreros imposibles, pegapases que no entienden que la lidia es otra cosa, que no ven por donde puede estar el lucimiento del toro... y una tarde más para seguir soñando con que salga ese toro y ese torero que nos pongan de acuerdo a todos, misión imposible de esta fiesta vivida en el modo y forma que heredamos en este mediodía español.
Y en medio tú, milenaria columna de los mármoles romanos de Itálica de este coliseo, hijo póstumo del de Pompeya que es templo sagrado del toreo, en medio siempre tú, por que sin ti no habría grada ni los más de cien arcos donde se sustenta la gracia de nuestros sueños, para que nos dividas las faenas en dos mitades, como las dos suertes a la hora de matar, suerte contraria y suerte natural, como las dos mitades en las que se dividió el toreo desde tiempos inmemoriales, que el toreo fue siempre cosa de dualidades, mucho antes de que con la edad de oro del torero se hablara de José y Juan.
Por que sin ti columna, que sustenta esa grada alta de sol, que siempre es sombra, de mis tardes de toros nada sería lo mismo, porque yo no envidio ni a las primeras de barreras, por el miedo que le tengo a los estoques, ni a los incomodos sillones de tendidos que a ver quien es el guapo que consigue el abono de uno, porque eres hasta trasparente cuando nuestra atención es sólo para el ruedo y la lidia, porque sin ti quizás las gradas perderían su encanto y nuestra plaza, sultana, reina mía, como la llamaba nuestro José Álvarez `Juncal´, no sería lo mismo.
Ya salgo a tu encuentro una tarde más, compañera incomoda e inseparable de mis tardes de toros.

martes, 21 de abril de 2009

Salvador Cortés, una oreja más


"O las coges o las dejas", dicen que le dijeron los responsables de la empresa Pagés, a Salvador Cortés cuando se negociaban los carteles del abono sevillano y veía que sólo le daban la corrida de Palha en el abono abrileño y la consolación de la corrida del Corpus.
Hasta esta tarde, el torero de la familia Mariscal llevaba once orejas como matador de toros en la Maestranza, dándose el caso de ser el único torero de a pie que ha cortado cuatro orejas en una misma corrida desde hacía un montón de años, por lo que el trato de la empresa en comparación con otros matadores de toros que incluso repiten cartel en farolillos sin demostrar nada en esta plaza se nos sigue antojando como injusto, pero bueno ellos sabrán que es lo que quieren para esta plaza.
Pero como el movimiento se demuestra andando, Salvador Cortés, alzó su voz hace unos meses para denunciar lo ocurrido y hoy, para demostrar su vergüenza torera, ha cortado la oreja número doce, que algunos dirán que se ha cortado de manera muy ajustada, pero que independientemente de ello, engrosa el número de las que como matador de toros logra en Sevilla.
Hoy nos hemos alegrado por este profesional al que tan injustamente se le trata, pero que su pundonor le hace saber que tiene la moneda en su mano para demostrar sobre el albero lo que otros le niegan en los despachos. Y en eso pocos hay que le superen.
La corrida de Palha, fue complicada, mala y peligrosa de solemnidad, cornadita de espejo incluida para el Fundi y el susto gordo, que no pasó a mayores con Sergio Aguilar. Tampoco debemos de olvidar los dos pares magníficos de Luis Mariscal pero sobre todo, estamos seguros que aún fue más complicada en el burladero de la empresa cuando Salvador Cortés volvía a pasear el albero con un apéndice...
Lástima que en el sexto, Cortés no haya sabido mantener la línea, porque él sabe perfectamente que debe de jugársela en cada toro, como si fuera el último que tuviera firmado, que es la mejor manera de tapar tantas bocas.
Y es que, igual que se toman las cosas, porque no hay más remedio, también él tiene en su mano la potestad, para hacer bueno ese refrán de donde las dan las toman.
Salvador Cortés volverá en el Corpus, si Dios quiere, pero nadie podrá negarle a este profesional su seriedad, su pundonor y su vergüenza torera para seguir demostrándole al mundo que su ilusión es ser figura del toreo, algo que sólo está en las manos de los elegidos y que el Mairena del Aljarafe hace meritos para serlo.

Fotografía: Matito / Sevilla Taurina


Las paredes hablan


Hay veces que las paredes, más que hablar, parecen que gritaran. La ciudad ha de crecer pero no por ello debe de perder su fisonomía y su carácter.
Ayer camino de casa de mis padres, la pared de una especie de garita de un nuevo aparcamiento parecía lamentarse a gritos de la perdida de tantas cosas, ¿cuántas veces habré pasado por ese lugar hoy tan distinto, que era tan cotidiano cuando veníamos del colegio o salíamos cada mañana en tiempos no tan lejanos?.
Recuerdos que se han borrado para siempre, de la fisonomía de una zona que empezó a cambiar antes de la expo de 92, y que aún hoy parecen no dar con la tecla para dejarla como tiene que estar.
Los cambios cuando son necesarios hay que hacerlos, pero una cosa es hacer cambios que no lo parezcan y otra muy distinta cambiar la fisonomía de un barrio, porque en vez de ganar, quienes de verdad terminaremos perdiendo seremos aquellos que un día tuvimos la dicha de crecer por sus calles.
La vida pasa y con ella vienen cambios, pero hay cambios que duelen en el alma, porque sientes cuantas cosas hemos perdido para siempre.

lunes, 20 de abril de 2009

Las lágrimas de un torero


La corrida del Conde de la Maza, estaba siendo el rancio caramelito al que nos tiene acostumbrado en otras fechas clásicas del calendario, como el día del Corpus o el de la Virgen de los Reyes, de ahí que este año en que volvía al abono abrileño, las figuras no se anuncien con ella y quienes lo hagan sean los modestos del escalafón, gladiadores de temporada, acostumbrados a estos hierros y algunos peores, que además de dar cornadas, también pudieran dar mordiscos en la moral de quienes se ponen delante de estos ejemplares.
De ahí que cuando toca la lotería y sale ese manso encastado que a veces se deja hacer las cuatro cosas, como le ocurrió a Luis Vilches, y el coletudo se las hace, ¿se puede torear mejor con la mano izquierda? pues uno se ilusiona, pensando que a lo mejor un triunfo sonado en Sevilla puede arreglarle las cosas al modesto torero de Utrera y si encima se une que el torero viene de una gravísima cogida en Cenicientos, lo que algunos llaman la capital del Valle del Terror, el pasado verano pues las cosas se paladean de manera distinta.
En eso estábamos, disfrutando del buen toreo de Luis Vilches, cuando llegó el momento de matar, la eterna asignatura pendiente del torero de Utrera, que se tira a ley, pero el estoque, le juega otra vez una mala pasada, y esta vez ha entrado atravesado y hace guardia, lo que le priva de obtener el trofeo que cualquiera de los que allí nos encontrábamos, dábamos ya en el esportón del utrerano.
El torero sólo pudo recoger una ovación desde el tercio, con las lágrimas en los ojos de quien sabe que se le ha ido una nueva oportunidad, y es que tiene que ser muy amargo tocar la gloria con los dedos, cuando se viene a jugarse la temporada, y quien sabe si algo más, a la única carta de venir a Sevilla anunciado con los toros del Conde de la Corte.
Fotografía: Matito/ Sevilla Taurina

El Rejoneo distinto


En estos tiempos en que a nuestro entender ha triunfado el rejoneo, que a principios de los noventa defendía ese centauro que se anunciaba en los carteles como Ginés Cartagena, cuya trágica y temprana muerte nos impidió de haberlo visto con las figuras que siguieron su estela después queremos acordarnos de ese rejoneo, tan distinto pero a la vez tan nuestro, tan campero, tan serio, tan profundo y tan autentico que supo triunfar en Sevilla, haciendo que un rejoneador de aquí, tan distinto al resto, se sintiera profeta en su tierra,
Y así me gusta recordarlo, en aquella gesta con un toro de Miura, tras salir por la Puerta del Principe por la mañana.
Elegancia, recibiendo con Girasol a portagayola, casi metido en los chiqueros, garrocha de majagua en mano, y ganarle la pelea como sólo se sabe hacer en el campo a un torito de Murube.
Rejoneo serio, de otros tiempos, sin alardes ni caballazos, sin carreras a destiempo ni desplantes para que lo aplaudan las masas, clavando siempre al estribo, que hoy ya no vemos, porque quizás las masas son las que quitan y ponen reyes y porque negarlo, son también las que llenan las plazas.
Porque a nuestro entender, el toreo, ya sea a pie o a caballo, es otra cosa, y es tan bello cuando las cosas se hacen despacio, aunque respetamos e incluso disfrutamos con ese centauro cigarrero que es Diego Ventura, que manda por derecho en esto del arte de marialba, no podemos olvidarnos de quien nos enseñó ese toreo a caballo, tan distinto, tan puro, tan campero y tan nuestro como fue el que hacía ese caballero, llamado Javier Buendía.

Torero de la palabra


En la mañana de ayer, disfrutamos de una faena, que no fue precisamente de aliño, aunque el pregonero bromeara con eso minutos antes de desplegar en el atril, el capote y la muleta de su palabra, con la bellísima lídia con la que nos deleitó Lutgardo García Diaz, en el primer pregón taurino de la Tertulia Taurina Macarena, en el Círculo Mercantil.
Lutgardo, medico de profesión tiene a la palabra por vocación, y ayer nos deleitó con la segunda, con un principio de ensueño, y con un final no menos apoteósico en forma de pasodoble dedicado a José, al que como decía mi abuelo sobraban poner apellidos, y a su Esperanza.
Pero si hubo un pasaje emotivo, fue el dedicado a esa ilusión vestida de tabaco y oro, que una tarde de verano le hizo descubrir la belleza de los arcos maestrantes en una novillada de promoción, sin saber que desde ese día, independientemente del futuro de aquel novillero, que acabaría fracasando sobre aquel mismo albero frente aquel novillo llamado "Bodeguero", había sido pinchado por la afición, esa afición que hemos compartido tantas veces con el pregonero, en las gradas de sol de nuestra juventud universitaria.
A veces las faenas, tienen la medida justa, y la de ayer la tenía, tanto que ya lo estamos deseando ver en esas otras plazas de primera, en las que estamos seguros, está suficientemente preparadao para enfrentarse a cualquier "Bodeguero" porque su técnica, tan depurada como complicada, nos la hacer llegar tan fácil, que sabe pellizcarnos en lo más profundo del alma.
¡¡Suerte torero y enhorabuena pregonero!!

domingo, 19 de abril de 2009

Dominica in Albis



Hay en esta mañana del Arenal, aroma de incienso, cera fresca que ha caido sobre los adoquines de esas calles que no sienten la cera de las cofradías, en esta mañana del Domingo de Albis, segundo domingo de Pascua, hay sones triunfales tras un palio de mano, el muñidor avisa de que ya viene, se tiran pétalos a su paso, que viene Su Divina Majestad, para cumplir el precepto de dar la comunión a los enfermos e impedidos por Pascua Florida.
Ahí lo veís, hoy no es el paso de misterio, sino que es el misterio entero el que viene a buscar a quienes no pudieron salir a verlo pasar.
La vida pasa, pero hoy en el Arenal, como en próximos domingos en otras parroquias, en la collación de la vieja Parroquia del Sagrario, todo permanece como siempre fue y es Su Majestad en Público quien se acerca a sus gentes.

(Fotografía: Francisco Santiago/Artesacro)

La mejor noticia


La mejor noticia del día, era que había toros a pesar de la lluvia que había caido y es que lo sucedido la pasada temporada nos hacía temer lo peor y por otro lado desconocíamos si la Maestranza había acertado con la solución, comprando la lona -dicen que es italiana- , con las dos rayas pintadas, que al menos ya ha dado su resultado y ha salvado no sólo una corrida, sino quien sabe si también la temporada.
Después vendría la faena de Curro Díaz ante el cuarto, en la que el torero de Linares, cuentan que toreó con sentimiento y que parte de los tendidos estaban cautivados con él, de la fuerte voltereta, de la que volvió conmocionado a la cara del toro para seguir toreando y matar al torito de Pereda de un pinchazo y una estocada.
Cuentan que le concedieron una oreja sin una petición tan mayoritaria para ello, que será cosa de preguntárselo a la Presidenta, lo que le daría a la postre la primera oreja de la feria.
Abellán, parece que ha toreado en Sevilla, como tantas veces nos contaban y nunca veíamos en la Maestranza, cuanto bueno es, a veces, en ciertos toreros llegar a la madurez y parece que de no haber emborronado con la espada y el descabello la labor ante el segundo de la tarde, posiblemente a él le hubiera correspondido el honor de pasear el primer apéndice ganado a ley sobre el dorado albero maestrante.
Por su parte, César Girón sólo pudo demostrar las ganas que traía, ante el peor lote, lástima porque esta tarde era una vez más crucial para su carrera de matador de toros.
Independientemente del resultado, la corrida pudo darse, y esa es sin duda la mejor noticia, porque el año pasado una tarde así hubieramos terminado con el mal cuerpo de no tener toros ahogando nuestro cabreo no precisamente en la horchata que beben los Maestrantes y acordándonos del maldito seguro de la plaza, al tener que abonar la dolorosa al despedir nuestra tertulia en el bar Taquilla.
Fotogarfía: Matito/Sevilla Taurina

viernes, 17 de abril de 2009

Uno de Cuadri


La tarde no pasará a la historia de la tauromaquia, para que nos vamos a engañar, pero sólo por la satisfacción de ver la belleza de los novillos de Cuadri en la plaza ya merecía la pena por ver algo distinto, en esta feria en la que nos jartaran, y esperemos que no se nos atraganten, de toritos de Domecq.
De los novilletes de Cuadri de esta tarde, a pesar de que hasta seís hubieron de volver a Comeuñas por exceso de peso, hay uno que ha sido magnífico, de nombre Quejoso, negro zaíno marcado con el número 48, lidiado en primer lugar y que le correspondió en suerte (o en mala suerte) al novillero Pepe Moral.
Quejoso, era ese novillo soñado para pegar el arreón -y más en puertas como está el de Los Palacios de tomar la alternativa- con un pitón derecho bueno, pero con un izquierdo para soñar el toreo.
Pero a veces los novilleros no quieren o lo que es peor no saben aprovechar las oportunidades y cuando se dan cuenta y ven aquello que está viendo todo el mundo, ya es demasiado tarde y aunque consigan enderezarlo, como afortunadamente fue el caso, todo sabe a poco y al final el premio de la vuelta al ruedo tras la petición de oreja minoritaria no hace justicia, porque la mayor ovación se la llevó posiblemente el utrero en el arrastre y para ser realistas nadie recordaba el paseo por el anillo de Pepe Moral, porque de lo que realmente hablaba la gente cuando salía de la plaza bajo la tímida lluvia de abril, era del primer novillo de la tarde.

Calle Iris


Hoy se abrirán las puertas del templo sagrado de la tauromaquia, el lugar donde hasta el trinar de los vencejos, en el silencio de la expectación, suena distinto.
Pero antes llegará el runrún de aficionados, la llegada de los coches de cuadrillas, el gentío que se arremolinan para ver la llegada de quienes traen la ilusión de saber que tienen la oportunidad de contar una verdad, envuelta en seda y oro.
Y con ellos también viene la otra verdad, la verdad antigua de quienes vestidos de azabache harán la callada brega que posibilitará el hacer realidad o no, el sueño del novillero.
Pero antes habran de cruzar la cancela de forja, escuchar las palabras de ánimo y las palmadas sobre el bordado de la chaquetilla, sentir el adoquín al ser llevado casi en bolandas, la ilusión que renace en tantos que no llegaron y que vuelven a sentirse retratados al verlos cruzar Iris, como aquella vez, que la cruzaron camino de la Puerta Principal por la que se accedía a la Maestranza.
Cuantas verdades esperarán a partir de hoy, a ver llegar a los toreros en la Calle Iris.

Nostalgia


La tímida lluvia de abril, nos ha despertado del letargo, para que no digamos que fue un sueño. La cera que chirría en los neumáticos lo lleva pregonando en esta semana de tristeza, pero como siempre nos hemos empeñado en no escucharla, aunque las motos derrapen y sea un autentico suplicio mantener el equilibrio.
Llueve en la ciudad, chaparrones de abril que nos cuentan, han asentado el albero de Los Remedios y los de los alredeores del Baratillo, donde esta mañana soñaban novilleros entre Pepe Luis y Curro, con carteles de tronío, vestidos de blanco y oro en tarde de alternativa.
La lluvia cae sobre la ciudad, que ha entrado en su rutina diaria y ya no está, como diría la Ronda del Jueves Santo, ni sosegada ni en calma, y así, en un charco de la Plaza, donde antes había palcos y hoy sólo queda la lámina de alquitran llena de cera, se ha asomado la Giralda, que curiosona, se ha cubierto de la cera de la nostalgia.

jueves, 16 de abril de 2009

Uceda Leal

Cuando el pasado Lunes Santo, tomábamos un tentempié, vimos por una televisión la cogida que había sufrido Uceda Leal en la corrida del Domingo de Ramos en las Ventas, pero alguien dijo en ese momento que eran imágenes antiguas, por lo que no seguimos echando cuenta.
Pasados los días en los que sólo tenemos tiempo de gozar de la ciudad en toda su medida y repasando la prensa atrasada nos encontramos con que aquella cogida era efectivamente del Domingo de Ramos y las circunstancias que rodearon al buen torero de Madrid en aquella tarde con el fallecimiento de su padre justo el día anterior.
Sabemos que los toreros son de una pasta distinta al resto de los mortales, pero este Uceda es especial y no sólo por esta ocasión, en que antepone su responsabilidad como profesional y tras hacer el paseillo se juega la vida, pagando con su sangre de torero de ley, el corte de una oreja de las de verdad, cuando otros un día así estarían escurriendo el bulto y mandando partes.
Esta es la vergüenza torera, de la que de verdad nos gustaría que hablaran algunos, del gesto de este torero de Madrid y no de las medallas y de las medias verdades que hemos tenido que escuchar días atrás.
El gesto de Uceda Leal, es de torero y de hombre de bien, y ante eso sólo podemos descubrirnos y dedicarle estas líneas en nuestro Soberao a la par que desearle una pronta recuperación que le posibilite triunfar en Sevilla el día del Corpus.
Mucho ánimo torero.

Fotografía: Manon

La Señora de las Camelias


Han pasado los días, pero su recuerdo se ha quedado prendado de nosotros, como se quedó en el aire el aroma del incienso, a pesar de que ya había pasado la cofradía.
La visión de la Domus Aurea con camelias, trajo esos recuerdos de nuestra niñez, que por mucho que pase la vida, siempre permanecen, y es que la Virgen de Loreto y su hermandad de San Isidoro, siempre permanecen, a pesar de los tiempos, las modas y las tendencias, porque tienen la perfección de lo autentico, eso que lo hace que siempre nos llegue al alma, y cuando pasa, lo hace al igual que pasó ayer, cuando eras un niño que esperaba a ese nazareno con bocina delante del paso de su Señor de las Tres Caídas ayudado por su Cirineo.
Ver a la Virgen del Loreto, siempre fue un deleite para nuestros sentidos, sobre todo en nuestra más tierna infancia cuando entrabamos en aquel San Isidoro oscuro antes de que se cuartearan sus muros y alguien te pedía que te fijaras en la silueta del Plus Ultra, también porque no en aquellos tiempos en que la conocimos en aquel Oratorio de Luchana, en que su cercanía evitaba lo frío de aquel lugar de circunstancias y aquellos días de exilio en la Anunciación, en los que quien sabe si algunos, entonces, al ver la autenticidad de lo que llegaba desde la Costanilla empezaron a valorar lo que tenían .
Este año, volvimos a disfrutar de la cofradía, desde la Cruz de Guía al piquete de Tablada que tras el preste la cierra, volvimos a deleitarnos con esa joya que tallara Francisco Ruiz Rodríguez, Curro "el dorador", para que se alzara la Tercera Caída de Sevilla que viene de la Costanilla...
Volvimos a escuchar a la chiquillería que anteceden sus pasos, que no hay mejor escuela de las cofradías que ésta de los monaguillos de San Isidoro, donde no hay mejor maestros, que sus paveros...
Pero todo esto quedaría incompleto, hasta que no llega bajo un palio de sol, la Virgen de Loreto, la autentica Señora de las Camelias de nuestra Semana Santa, con el que se hace perfecta la perfección completa de esta Hermandad -y es que mas perfección no le cabe- y recuerdas cuanta verdad y grandeza tenían las palabras de aquel que un día te dijo que las cofradías deben de pasar como lo hicieron siempre, como pasa San Isidoro, fiel a si misma, como lo hizo ayer, como lo hace ahora y como seguro, porque así lo quieren sus hermanos, lo seguirá haciendo siempre.

martes, 14 de abril de 2009

Pepe Ariza


Por aquellos años, para el niño, la Madrugada empezaba y terminaba en la visión de dos costaleros, mi tío y mi padre, que salían de casa después de una cena breve, tras un Jueves Santo que se nos antojaba agotador acompañando a las mantillas en las preceptivas visitas a los Sagrarios.
Sólo nos quedaba esperar que a la mañana siguiente aquel costalero que era mi padre nos despertara para ir a ver las Esperanzas y la visita que aún mantenemos al Cachorro, por aquello de:
- Si esta tarde no nos vemos...
La Madrugada empezaba a alborear por la Gavidia, aquella primera vez que de la mano de mi madre vi al Señor en la calle, los ojos de aquel niño jamás podrán olvidar la visión de aquella silueta que se acercaba entre dos luces, y es que venía el Señor a la luz de los faroles, con su rostro “renegrío” y su túnica “morá”, como habíamos leído en aquel poema de Rodríguez Buzón, con su zancada poderosa y el movimiento único de su túnica en el andar racheado de sus costaleros, entre los que estaba mi padre, y la voz rota y solemne de aquel capataz que daba las ordenes con esas formas antiguas que tanto de menos hoy echamos en quienes se ponen delante de un paso.
Pasaron los años y mi padre dejó de salir bajo el paso del Señor, pero siempre le escuché hablar con admiración y respeto de sus capataces, esos que con voz de mando seguían mandando la cofradía, y con especial veneración del capataz que tocaba el martillo con el escudo de bronce del paso del Señor, hasta que hace algunos años dejó de hacerlo por cuestiones de gustos y de formas que siempre respetaremos en quienes tienen la potestad de dirigir una Hermandad.
De mi padre aprendí a venerar las formas de los Ariza, esas que desgraciadamente no pude vivir con ellos bajo los pasos, y hoy cuando Pepe Ariza anuncia su retirada de los martillos sólo puedo y quiero desde este Soberao, hacer constar mi militancia hacia una familia de capataces que siempre fueron mucho más que quienes se ponían delante de los pasos, pues de los Ariza sólo puedo hablar para bien, desde aquellos tiempos en que coincidí con Rafael, Pedro y Ramón en nuestro colegio trianero.
Hace apenas un año, la hermandad del Gran Poder les dio a los Ariza el homenaje merecido de quienes apostaron, siempre de frente, por hacer esa cuadrilla, de la que sin serlo, por sangre, siempre sentimos tan cercana..
Para el recuerdo de este año, nos quedaremos viéndo mandar este año al Cristo de la Buena Muerte en la Cruz Verde y dando esas revirás tan de la casa.
Y siempre recordaremos, aquella madrugada en que ya de nazareno, junto a mi padre, escuché aquella voz quebrada de Pepe Ariza que rompía el silencio de la Plaza de San Lorenzo entre trinos de vencejos cuando la luz ya había vencido a la noche.
Porque los capataces de verdad jamás se retiran, y con el respeto y la admiración que merecen los señores que hoy mandan ese paso, sólo espero algún día, volver a escuchar de nuevo aquella voz que mandaba al Señor, como aquella primera vez, que entre dos luces rompiendo albores, cruzó con su zancada poderosa, ante nuestros ojos por la plaza de la Gavidia.
(Fotografía: Jesús Martín Cartaya/Artesacro)

lunes, 13 de abril de 2009

El día más triste del año



Ungidos por la nostalgia de la gloria que se nos ha ido, cuando poco a poco todo vaya volviendo a su ser natural, rutina perezosa que nos engulle y nos pone de mal cuerpo al escuchar el chirriar de los neumáticos en la mañana, cuando del ayer vivido ya no queda nada, el aroma de los espartos ya duerme junto a las sandalias en el soberao, y las túnicas esperaran su momento de volver a salir de sus talegas la semana de pasión, toda vez que no seamos antes llamados por la Cofradía a la que todos sin distinción pertenecemos.

Cuando ya no queda nada de aquella gloria de orfebrería, bordados y cera que vimos como emergía día tras día, en aquel rincón oscuro de la parroquia de aquel arrabal, con sabor a torería, cuando hoy ya ni el Cachorro Resucitado en besapiés nos sirve de consuelo para ignorar que lo vivido ya no volverá a ser, que habrá de pasar todo un año, toda una vida, para volver a sentir lo que hemos vivido.

Cuando, sólo nos queda la visión de nuestro Gran Poder en el presbiterio, antes de que esta noche vuelva a su altar desde su paso, sentiremos cuanta vida se nos ha ido en estos días, cuanto viejo ya somos por contar nuestra vida por semanas santas y sólo sentiremos el consuelo de que cuando pase casi un año y volvamos a revivir lo vivido, ya estará con nosotros a quien habremos de legar estos momentos.

Alguien que si el Señor quiere, cuando pasen algunos años comprenderá porque para nosotros es el día más triste del año.

Zalduendos de insurrección

(Fotografía Matito/Sevilla Taurina)

La tarde era de expectación y ya se sabe lo que sigue en el dicho, tarde de decepción, la Maestranza de gala, en el inicio del abono, en esta tarde que es bueno tener la mente ocupada para no pensar lo que se nos ha escapado entre las manos.
Sobre el papel tres toreros, Morante, el Cid y Manzanares, para que salga un toro por los chiqueros y disfrutemos, pero el problema es eso, que no sale el toro y cuando no sale por mucho que quieran los matadores y los aficionados, nada de nada.
La fiesta es así, tiene estas cosas, y lo peor es que las veíamos venir, pues ya el año pasado en esta misma fecha, con los toros de Zalduendo sufrimos la misma historia
De los toreros poco podemos contar, por mucho que quieran nada se puede hacer con toros descastados, sin clase, que no sirven para nada.
El silencio ha imperado esta tarde en la Maestranza, seis de seis, Domingo de Resurrección y para variar, Zalduendos de decepción.
Y para colmo, los toros y los toreros que la empresa de Sevilla no ha querido o no ha sabido contratar, triunfan en Málaga, la vida a veces es así.

Treinta y dos pasos


Todo está consumado, la Soledad ha puesto el broche de oro de esta Semana Santa soñada, pleno soñado, que no se cumplía desde el año 2001, y apenas ha entrado, entre esperpentos de saetas perpetradas por supuestos saeteros que dicen que cantan bien, (pero que dificil es Dios mio escuchar una saeta en condiciones en esta Semana Santa), y mientras algunos comentan este asunto, los más se acercan a la puerta, sin saber que apenas hace una semana a esa misma hora había quienes andaban a tan sólo treinta y dos pasos de distancia.
Eso dura esta semana treinta y dos pasos, que separan la puerta de la Basílica del Señor de la puerta de San Lorenzo, treinta y dos pasos llenos de vida que se han ido consumiendo como se consume una candelaría en un palio.
Hace justo una semana y en esta misma plaza iniciabamos la Semana Santa, besando unas manos, que hoy ya son las de un hombre nuevo que preside el presbiterio desde su paso.
Ya lo dijo Joaquín caro Romero que la vida es una semana a la que nosotros le unimos que miden los treinta y dos pasos que separan estas dos puertas.
La única diferencia es que mientras la mayoría dicen hasta el año que viene si Dios quiere, nosotros decimos hasta mañana por que el Señor lo quiere.

domingo, 12 de abril de 2009

Mi calle Parras particular


No buscadme en Parras a esa hora en que la Macarena ya viene con la luz de la mañana, con la cara ojerosa por toda la madrugada repartiendo gracia, no buscadme en Pureza, ni en Rodrigo de Triana, a esa hora en que la otra Esperanza se regodea por su barrio, no, allí no me encontrareis y de hacerlo os aseguro que será porque un compromiso me ha obligado a ello.

Buscadme, más tarde, cuando la luz del mediodía del Arenal venga poniendo el contrapunto de lo que habremos de vivir. Sí buscadme a esa hora en que aún llevando un rato despiertos no sepamos muy bien si desayunar o almorzar, buscadme en esa mi Parras particular que se llama Real de la Carretería, antes Varflora, buscadme en ese momento único e irrepetible cuando se abren las puertas de la Capilla y nos muestra el galeón de hojarasca que habrá de surcar las calles del Arenal. Buscadme cuando la cruz de guía inicia el camino, a esa hora en que aún sólo estamos los elegidos, cuando aún no ha llegado quienes verán como el paso busca el muro de enfrente para poder hacer la revirá.

Ahí en la gloria de los Carreteros, me encontrareis siempre, allí donde entre los lirios florecen los cardos, allí donde la Virgen de la Luz mira sin consuelo al Cristo de la Salud, allí en ese patíbulo del Arenal, con tres cruces y tres marías…

Y cuando el barco ya vaya alejándose, me encontrareis delante de esa goleta romántica que es el palio de la Virgen del Mayor Dolor, allí donde el tiempo parece detenido, donde puedes admirar en vivo ese grabado de García Ramos, que siempre permanece y al que cuando se le recuperan unas simples corbatas en las bambalinas parecen que nunca hubieran dejado de salir… Ahí radica la gracia de esto, todo cambia, nada es igual, pero siempre es lo mismo.

La calle Parras y la calle Pureza yo las cambio por esa calle del Arenal donde se guarda lo más puro que hay en Sevilla, la gracia de los toneleros que se ancló en la corte chica de los Montpensier, la de las túnicas de terciopelo azul, la de la cruz de Santiago bordada, la que perdió un manto en los almacenes de Contreras, la que siempre estrena algo y nunca se nota, buscadme siempre el Viernes Santo, en esa calle que sólo puede ser para esta hermandad de nobleza en sus formas, en Real de la Carretería, antes Varflora.

Una cintita en la solapa


La emoción por lo vivido es mucha, pero aún nos queda tanto por vivir... el Punto es un hervidero de gente, en el Taquilla más de lo mismo, y si el Carriles existiera no cabría un alfiler. En el bar de Ventura no paran, y es que no es un día cualquiera, es Miércoles Santo en el Arenal y en nuestra liturgia personal sabe que hoy tiene una cita ante esas rosas baratilleras que un día te descubrieron que el día de hoy no es ni mucho menos el más triste del año.
La capilla es pequeña, pero en ella cabe todo lo que soñarse quisiera y si falta espacio, siempre está la Maestranza para formar una cofradía completa que no hay más arte en este mundo que formar sobre el dorado albero del coso baratillero.

Llegas con la emoción de siempre, y unas manos de niña te ponen esa banderita en la solapa que es mucho más que una declaración de intenciones, (- Ponla bien que no se caiga, que tiene que aguantar el día entero y la Semana Santa entera, si hace falta), que es una declaración de verdad, protestación de fe que no se esconde y que se renueva en este día para reencontrarte con la Piedad, hoy rosa de Arenal entre rosas, que bien parecen hacer realidad un poema de Florencio, que bien parecieran cortadas por las manos de un Mañara, y te fijas en el paso, y en los ángeles y en las cartelas y en lo codales azules, puede ser más guapa esta Pietá sevillana…este año no lleva lirios pero que bien le sientan las rosas, Dios mío, si esto es para comérselo como se come uno un tocinillo de cielo de Los Angeles, y te llegas a preguntar si puede haber más belleza reunida en este mundo y casi sin darte cuenta, tu propia mirada te responde, pues la hay, que detrás del sudario y las escaleras, te está esperando, la otra rosa baratillera, rosa morena de un mismo rosal, cuanta belleza sin par, que se llama Caridad y en su paso de palio espera.

Yo se que este año dolerá una ausencia en Pastor y Landero, de quien fue todo para su Baratillo desde su cordón blanco, verdad Damián…

Y ya sueñas en volver a ver a la Piedad por Almansa y por la muralla, y cruzar por Santo Tomás y que llegue a la Moneda…Y la Caridad en la gloria de su Avenida, menos sillas y más bullas ante su paso y por Tomás de Ybarra cuando ves que se te va lo que llevas esperando todo el año …

Mi Semana Santa tiene un puntal, un amor escondido, un rosal de Mañara, que cuando llega primavera le brotan dos rosas hermanas, y el miércoles santo lo proclamo al mundo desde la cintita; azul, roja y azul; que va prendida en mi solapa.

martes, 7 de abril de 2009

El sueño del Martes Santo


Si nos pincharan estamos completamente seguro que nuestro rh sería Bofetero, quizás por herencia genética o quizás por que a veces aunque no lo queramos ver, uno es siempre de donde nace.

Quizás porque nuestra Hermandad es mucho más que a veces un cirio apagado el Martes Santo o la marcha que sonará al entrar en Campana, todo esto es accesorio y simple y llanamente superfluo.

El Martes Santo es quizás para este aprendiz de la vida uno de los días más bonitos del año, aunque bien podría decir que el que más, es el día de la familia que se congrega para vestirse de nazareno, el día en que una madre nos colocará esa cola bajo el esparto, que como ella aseguro que no la coloca nadie, es el día de los lacitos rojos azules para colocarlos en las solapas, es el día del abrazo sincero de quien viene tras todo un año y del recuerdo emocionado, de quienes son la luz que recibimos y hoy iluminan su candelería, del nudo que tantas cosas nos une.

Cirio tiniebla en el Señor ante Anás, como siempre, pero al igual que ayer, fue una esclavina azul y un cingulo con flecos de oro, la vida las cuento por martes santos y si tengo que recordar que sean siempre como aquel del setentaycuatro que te contaban como un cuento y aquel del dosmiltres, que pasará a los anales de la reciente semana santa.

Quiero sentir como se escucha el ruido tras la puerta de la muchedumbre que espera, quiero volver a recordar la voz de Enrique desmostando el altar de insignias, quiero escuchar los sonidos de mi niñez, los sonidos de mi Hermandad que se forma, los sonidos del martillo llamando, el chirriar de las puertas que se abren, la luz de la plaza, la cruz que sale, siempre igual, pero siempre distinta, el cirio que me encienden, los sones de Las Cigarreras, toda una vida con nosotros y siempre con nosotros, quiero verte como vienes derramando Gracia con la candelería encendida y enamorando con el hechizo de tus ojos de Niña de San Lorenzo... quiero que todo empiece, quiero que nada acabe, quiero ver el pebetero encendido perfumando la plaza, quiero soñar despierto, o quizás es que realmente estoy dormido y no quiero despertar por no ver la realidad que tenemos enfrente...
Quiero que me cuenten de nuevo el cuento del Martes Santo, ese que empieza bien, y que cuando parece ques se estropea y está a punto de hacerte llorar siempre acaba aún mejor...
Hoy es Martes Santo, y no quiero despertar del sueño, porque se que cuando despierte, con la luz de la mañana todo habrá pasado y te habrás escapado como el agua que se escapa de mis manos.

Tras de ti


Tras de ti, como tantas mujeres, esas que nunca te abandonan, esas que sólo Tú conoces la razón de esa penitencia que las hace cruzar contigo Sevilla entera para no dejarte ni un momento.
Tras de ti, amarrado como tu barrio entero, que cabe en el cordón negro y plata de la medalla de tu hermandad, esa que es mucho más que cualquier otra, pues aglutina tantas cosas, tantas vidas, las que fueron, las que están y las que ya se inician, aunque sea en una pequeña medalla, así vamos, acompañándote en las sombras verdes del parque, en la luz plena del foso, en las primeras sombras de la Avenida, en el sol de la tarde del Póstigo.
Así vamos prendidos de ti y de tu gente, esa con la que sentimos que nos unen tantas cosas cuando te vemos con el andar valiente con el que afrontas, Dios mio, tu victoria sobre tantas cosas.
Así viene el Cautivo de Sevilla, el Cautivo del Tiro, el Cautivo al que nos agarramos cuando la oscuridad de la vida nos recuerda a esa vuelta, casi abandonado de tantas cosas fátulas de esta vida al corazón de tu barrio, y así cruzas el parque en medio de la noche.
Ahí, sí que me gusta verte, siempre, Cautivo, rodeado de los tuyos, esos que de verdad se aferran a ti ante las cosas mundanas se ponen en tus manos, porque saben que Tú nunca los abandonas.
Ahí si me gusta sentirte Señor, con la profundidad de tu mirada y de tus manos amarradas, ayer te besé las manos y hoy igual que ayer, me esperas sobre la canastilla dorada de tu paso, ahí si que sacas ese Gran Poder que te acompaña siempre, ese Gran Poder que eres tú mismo, la misma soga, las mismas manos, hoy no hay cruz, sólo estás Tú, tanto, que te transformas y te siento así, Dios mismo, Tú siempre nuestro Gran Poder, Tú siempre nuestro Cautivo.

lunes, 6 de abril de 2009

El rito del Domingo de Ramos


La mañana del Domingo de Ramos, es fiel al rito de muchos sevillanos, esa que está tan bien definida por Alberto Fernández Bañuls, en ese artículo que a manera de prólogo aparece en ese compendio póstumo de sus artículos en Diario de Sevilla.
"Levantarse temprano, comprobar la tersura del cielo, acudir a la cita anual con ese hombre enigmático y sufriente de la plaza de San Lorenzo y perdernos luego por el laberinto de la memoria y de la mejor ciudad…"
Así se inicia la Semana Santa de tantos, depositando un beso en las manos del Gran Poder y seguidamente visitando los templos de las cofradías que saldrán a la tarde, contemplar los pasos y los altares de insignias y ver como la vida se renueva en esos niños que corren por la rampla del Salvador, volviendo a colocar la palma en el balcón y renovando un año más ese tiempo de la infancia, a la que siempre volvemos el Domingo de Ramos.

Una cintita en la solapa, la cola en la Plaza y el sueño de volver a vivir, lo que todo el año es soñado, todo eso y mucho más es lo que habremos de vivir a partir de ahora, llegado es el tiempo de ser y de sentir en sevillano.

sábado, 4 de abril de 2009

Un ramo de claveles rosas

Eran claveles rosas, como los que cada Martes Santo luce el palio de la Virgen del Dulce Nombre los que componían aquel ramo con un lazo rojo y azul, que aquel Viernes de Dolores llevamos hasta Bellavista.
Era aquel ramo una sencilla ofrenda para otra Virgen del Dulce Nombre, luz de cofradía nueva, ilusión de un barrio de gente sencilla, que sólo aspiraban a poner su cofradía en la calle, y hacer realidad aquel sueño que en otro barrio alguien denominó el amanecer de una cofradía.
Desde aquel día sentimos por esta Hermandad algo parecido a aquello que sentimos por esa otra cofradía que tanto sabe de aunar en una misma manera, barrio y cofradía, sin aspiraciones a llegar a ningún otro lugar que no sea su entorno, independientemente de las limitaciones de tiempo y espacio, y así siempre nos hemos alegrado por cuanto de bueno le ocurriera a esta Hermandad, con la que siempre nos unió mucho más que una advocación.
En aquella primera vez, aún no había nazarenos y el Señor de la Salud y Remedios, aún lucía sólo en su humilde paso, pero la ilusión de los suyos hizo que las metas se fueran cumpliendo, por lo que cada vez que nos encontrábamos con algunos de quienes formaban parte de esta Hermandad y nos contaban cuanto bueno les iba ocurriendo, siempre nos alegrábamos por ellos,como si fuera algo propio.
Porque con Bellavista nos unen mucho más que una advocación o un amadrinamiento, siempre somos fieles cada Viernes de Dolores a la cita y al igual que hay días de Semana Santa en los que en nuestra solapa permanece una cintita en recuerdo de alguna corporación por la que sentimos un especial cariño, el Viernes de Dolores siempre permanece una cinta morada y blanca en recuerdo de esta Hermandad.
Hoy desde estas líneas hacemos una ofrenda en forma de ramo de claveles rosas, como los de nuestra Virgen de San Lorenzo para la Virgen del Dulce Nombre y Compasión de Bellavista.

Pórtico


La voz del sochantre; Miserere mei, Deus secumdum magnam…; en una iglesia de la Magdalena casi en penumbras, apenas iluminada más que por los cirios azules de los hermanos de la Quinta Angustia es el pórtico que cada Viernes de Dolores inicia el tiempo esperado, casi a la misma hora, en el exconvento de la Paz, los hermanos de la Sagrada Mortaja harán el cometido de llevar al Señor Descendido de la Cruz al regazo de la Piedad que espera en su paso.
Pero el centenario acto de la Magdalena tiene un sabor especial, sabor distinto, de una Sevilla distinta, que parece anclada en el pasado, ya que apenas hay variación en este solemne acto desde la primera vez que se iniciara en los albores del siglo XX, la cruz de guía aparece sin el paño que la cubrirá el Jueves Santo según la costumbre de los días sacros y a continuación los hermanos con cirios preceden al Cristo que viene a hombros para alzarlo a la cruz donde ya lo esperan los varones.
Pero sin duda el momento de más recogimiento y respeto es cuando la imagen ya ha sido cedida a los varones en la cruz , el sacerdote inicia la oración de los fieles y quienes han ayudado a subir la imagen se arrodillan sobre el paso del canasto de bronce y abebay con el que concluye el acto, en ese momento pasan por nuestra cabeza el recuerdo de esos cofrades de Sevilla, Quijotes a lo divino, de quienes tanto aprendimos, esos que hoy ya no están pero que siempre permanecen vivos en la memoria de quienes continuan su legado y de esos otros que aún permanecen, y Dios lo quiera así muchos años, con nosotros, con el abrazo sincero, el comentario a tiempo y la enseñanza del día a día...

Ya están aquí los días esperados, esos que iniciaremos esta noche cuando entremos en la Basílica y depositemos en la mano del Señor el beso sincero que heredamos de nuestros mayores y que culminaran casi a la misma hora, al filo de la medianoche de una semana más tarde, cuando la Soledad haya entrado y toquemos con nostalgia de lo vivido la puerta de San Lorenzo...

Nuestra vida, siempre ligada a la Plaza.


miércoles, 1 de abril de 2009

Un cordón blanco


Tu llamada ayer, me dio la alegría, que sólo tú podrías darme, la llamada esperada tanto tiempo, la vuelta a las formas tras un periodo de silencio que hemos respetado siempre, las cofradías tienen a veces estas cosas y la vida que las rodean también, lo que en ocasiones las suelen complicar aún más, por eso y porque te conocemos y te apreciamos, siempre hemos respetado tus cosas.

Tu llamada de ayer, me devolvió a los recuerdos de aquellas tertulias inolvidables en aquella casa en la que se respira tanto arte, sabor baratillero aprendido de quien fue tanto para su Caridad, puro Arenal en el corazón del Arenal, que se compartía con una pasión de hojarasca de Viernes Santo, tantos momentos vividos mientras se saboreaba una copa en el Punto o un café en el Taquilla, nuestra tertulia eterna de pescao frito del Viernes de Dolores y esa tradición que iniciamos de tomarnos una torrija con vaso de leche en la madrugada del día más esperado y que en unas horas nos reencontraremos viendo tu Amargura por Delgado, con ese cirio votivo, ay, del que tanto saben tus padres.

Tantas veces como hablamos de esa nuestra pasión escondida, esa que tanto te gusta escuchar que la comparemos con un tocinillo de cielo de Los Ángeles, los poemas de Florencio a Caridad, Misericordia y Piedad, que tú tan bien conoces y el recuerdo de las túnicas azul Baratillo en tarde azul, de sol y sombra, que siempre van visible en la cintita de una solapa sobre un terno azul de Miércoles Santo y tantas veces, tu invitación sincera a inscribirnos en esa nómina que tanto sabe de las calles Áncora, Galera, de la Mar, Adriano, Almansa, Pastor y Landero... y siempre nuestra negativa por respuesta y a veces sólo el quite de la respuesta lejana en el tiempo de:
-Lo haremos cuando seamos padres...

Ayer, lo volviste a repetir, ¿voy encargando el cordón blanco, para lo que venga? y no nos pudimos negar, aunque ya sabes que nosotros tiramos más para la Piedad, no podía darte otra respuesta que esta:
-Damián, ve encargándolo cuando quieras...