miércoles, 17 de febrero de 2010

Ya has llegado


Llueve, esta tarde noche de la víspera de la víspera, como llovía entre coroneles y soldados de pavia mientras se nos desmoronaba el tiempo de la espera. 
En San Lorenzo, las manos expertas de los priostes están ciñendo, con el cíngulo amarilllo de siete vueltas, el tallo del morado lírio de nuestro Gran Poder, desnudo de cardos y hojarascas, en esta espera de cuarenta días que nos llevará a esa nueva epifanía de madrugada eterna.
Llueve en la Plaza, la gente sale del quinario soleano, mientras a La Resolana llegan los ecos de los sones de Esperanza Macarena en la presentación de Diecisiete.
Amanece en la ciudad con el llanto de una niña que apenas despierta a la vida, la luz parece penetrar limpia y a lo lejos las campanas anuncian misa de ocho y media, el cielo está dulcemente azul, pero es un espejismo porque llueve, la mañana se despereza con el sol de los gitanos y  a la una y media tenemos en nuestra agenda el volver al rito de la imposición de la ceniza con nuestro Catedrático por testigo, (te acuerdas verdad, como aquella primera vez...)
Olor de bacalao con tomate, con esto en el plato no vale ni ayuno ni abstinencia, suena como ayer, La Macarena de Cebrián en nuestra memoria, unos niños reflejan sus miradas en el escaparate de la Campana, como nosotros buscamos al nazareno del balcón del Siglo de nuestra memoria, y la voz del pregonero vuelve a surcar el viejo vinilo con aquel poema: Que conjunción, serena de ternura... mientras tomamos del viejo estante aquel libro gastado, donde aquel lejano recordatorio de cultos junto con un lirio seco, marcan aquello de: La calle de Placentines, estrecha y larga parece... 
Ya has llegado y sólo quiero agarrarte fuerte con mis manos, para disfrutarte despacio, como un caramelo de piñones del Caserio, como un coronel en El Rinconcillo, como un amanecer con vencejos, como una puesta de sol en Triana con el cielo con los mismos tonos de unas túnicas de viernes santo en un cuadro de Barrón, ya has llegado y se que como siempre vendrás con las prisas, que ya nuestra edad no perdona, esas que nos impiden a lo peor buscar el primer azahar, pero que nos cautiva soñando con su aroma, ya estás aquí y sólo quiero disfrutarte como un niño una mañana de reyes, como hice ayer y como espero hacerlo siempre.

martes, 16 de febrero de 2010

Seises de vísperas



No hay en estas tardes lluviosas de febrero, oh vieja Roma triunfante, ni alfombras de juncia y romero en tus calles, ni colchas ni colgaduras en tus balcones, ni tan siquiera escaparates con bullicio delante, que lo más parecido es la pancarta que anuncia CAPIROTES en la Puerta Carmona y el gentío que en la Alcaicería encarga los primeros machos de cartón como el que está en San Lorenzo manda, nada de rejillas ultramodernas en esta ciudad de las bellas mentiras efímeras, que eviten el suplicio que supone el vestir aquella con la que algún día haremos el postrero viaje de nuestras vidas, pero si tendremos baile de niños seises ante Su Divina Majestad bajo las bóvedas de la montaña hueca de la Catedral.
En estas tardes frías y desapacibles de febrero, nuestro carnaval es distinto, pues todo sabe y piensa en el tiempo que habremos de vivir pasadas unas horas, y hasta el café que tomamos en el Arenal parece tener el regusto de la vainilla del incienso quemado y el aroma azul de la cera baratillera que se consumirá en un rato en la Capilla de la Piedad.
Así despacio, como pasa la vida misma, tomamos café ,mientras esperamos el momento de contemplar el secreto dulzor de la vípera de la víspera, que nos espera frente al altar mayor, en forma de danza en el triduo de desagravio por carnaval.
Y cuando el reloj sobre el monumento de Colón como un suspiro avise de la hora a la Inmaculada de Grosso, las blancas zapatillas de los seises pisaran el frío mármol que en apenas cuarenta días pisaran los pies de otros seises que vienen con aquella que en su palio acompañan aquellos latines: Omnes sitentes venite ad Aquas.
Ya está el Santísimo expuesto, suenan solemnes los ministriles, y bien parecieran los sones de unas coplas de Eslava, y entonces, los seises inician su danza cubiertas las cabezas, plumas en el sombrero, galones rojos y dorados en las casaquillas...
Por los ventanales se escucha la lluvia que incesante cae, mientras se alzan las voces del coro que cantan En las hojas del tiempo, todo sucede despacio, medido, suben a las bovedas las bocanadas de incienso, el almanaque avisa, el tiempo está cumplido, en la Capilla Real se saca el ajuar morado de la Patrona, en unas horas, todo estará ya consumado, mientras los seises bailan para anunciarnos que ya está aquí el tiempo que largamente esperamos. 

lunes, 15 de febrero de 2010

Días de tres por cuatro



Saliste a mi encuentro, por la Viña o el Mentidero, por la Plaza de las Flores y por los viejos rincones del Pópulo, traías ese sabor antiguo heredado en la sangre de la suprema gracia gaditana, esa que enseña a disfrutar de una puesta de sol en la Caleta, esa gracia que un día conocimos en casa, con los recuerdos de otros tiempos cunado nos contaban historias de aquella casa de Gaspar del Pino,  de paseos por Benjumeda, Marqués del Real Tesoro o la Plaza de San Antonio y que mi hermana supo reverdecer con el sonido de aquella comparsa.
Y allí nos encontramos, pues tú venías disfrazada de alma gaditana, el único tipo que no es disfraz pues realmente venías vestida ti, con la luz que llena de claridad tus mañanas, con la plata que la luna refleja en el mar las madrugadas y con el levante que imprime en tu caracter esa miajita de locura, que es capaz de hacerte subir en aquella vieja batea, para regalarnos el son eterno del supremo tango gaditano, o en la gracia de aquella chirigota callejera que en aquel callejón derramaba sus letras, con los viejos sones del tres por cuatro, esos que ay, ya apenas se escuchan en las tablas de aquel Teatro.
Y allí estaba yo, en medio de aquel guirigai, disfrutando de toda la gracia en las bocanadas de papelillos confundidos entre los buches de manzanilla, uno más entre el gentío...
De pronto un romancero por aquí, que nos regaló en su parodia un trozo de una vida gaditana y sin querer me fui enamorando de ti, de tanto soñarte en noches de transistores, cuando me dormía soñando que mi almohada era el mostrador de cualquier peña carnavalera, escuchando el concurso del Falla, con los sones  del tres por cuatro de aquel pasodoble eterno de las Viudas del Noly ,"Vuelve ya el tres por cuatro, el tres por cuatro bueno..." 
Quise soñar que no dormía, quise pensar que no soñaba, pero estaba allí, despierto entre los sones de aquellos pitos de caña llenos de gracia gaditana, en aquella esquina del Cádiz eterno, que nos enseñaron  a amar y a comprender cuando de chiquillos sin saberlo, en aquella salita, con aquella vieja radio, que bien pareciera la de onda pesquera, nos pedían sólo silencio y atención, mientras buscaban la onda media de Radio Cádiz, para llenar la habitación de los sones de aquel sonido que nos decían que se llamaba Carnaval.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Y sus padres le hablamos de ti...


... y le contamos cuentos que unos días hablan de nazarenos blancos un Martes Santo o de madrugadas sagradas junto Al que todo lo Puede en la Plaza más bonita del Universo.
Y otras veces hablan de carretas con familias cristianas que llegan hasta su ermita blanca cruzando por primavera los campos florecidos de nuestra tierra...
Por que la luz ya avanza, hoy te hemos ofrecido a Dios, igual que un día hicierán otras familias cristianas como las propia de María y José o aquella de Joaquín y Ana, en esta festividad de la Candelaria, como nuestra ofrenda de luz y de vida a la Virgen, Mediadora Universal de todas las gracias,que en su Milagroso Simpecado nos aguarda.
Y así le hemos pedido que  no aparte de ti su mirada, y que siempre tenga presente a tu pequeño corazoncito, como esos otros pequeños corazones que cual ex-votos  prenden cerquita de la Virgen Chiquita del Rocío de nuestro, también ya tuyo María, Simpecado de Triana.

Por que ya sus padres le hablamos de ti, Virgen del Rocío, y del inmenso amor que sentimos los trianeros por la Blanca Paloma que habita en Doñana.