lunes, 2 de diciembre de 2013

Volver





Andamos en estos días de frío, vísperas gozosas de los Gozos de Diciembre, pensándonos si volver a retomar los trastos del blog y he aquí que casi sin pensarlo dos veces hemos vuelto a retomar el hatillo con el capote plegado y la vieja muletilla con el estaquillador rajado y aquí vamos de nuevo, sentados ante la pantalla y el teclado. Y que mejor vuelta que con los sones del viejo tango de Gardel, Volver, veinte años después, como pasa la vida, donde estábamos hace veinte años cuando nos poníamos el mundo por montera, unos tenían pelos y otros no peinaban canas…
Aquí cuando estamos al borde de la cuarentena, y a pesar de las obligaciones familiares y laborales somos aún capaces de sacar el viejo Peter Pan que nos acompaña y contemplar como pasa la vida ante nuetros ojos.  Porque en esa bendita ilusión iniciada hace veinte años y que hoy la ves reflejada en quienes apenas habían nacido entonces ves, de nuevo aquel que un día fuimos… La vida como un soplo pasa, pero en el poso de nuestra alma siempre suena, como entonces, la voz de Gardel recordando a quien un día fue y hoy somos, simple y llanamente porque veinte años no es nada.  

lunes, 27 de mayo de 2013

Pepe Luis



Nunca lo vi torear, más que por las viejas fotos de Arjona o los videos de Achúcarro, pero de tanto escuchar sus tardes de gloria en boca de mi abuelo, casi podría soñar como aquel torerillo rubio cruzaba a hombros por las callejas de Santa Cruz camino del barrio de San Bernardo. 
Como olvidar el recuerdo de aquel día de la Virgen de los Reyes - habrá una fecha más sevillana- en que aquel anciano nos contaba la alternativa del torero por excelencia de Sevilla, purísima y oro el vestido, como un seise y el poema eterno de Duyos: La verónica de olor, el molinete de fuego, la chicuelina de nardo,  la gaonera de incienso... Y el niño-que era yo- lo soñaba, muy serio, meciendo los brazos a pies juntos con aquel capotillo encarnado de nuestra infancia, en aquel corredor donde pasaban las horas jugando a emular al torero de nuestros sueños. Torear todo el calor de la tarde, se deshace en blando céfiro,Torear así, parece muy facil. Es como un juego...
Y así tantas tardes cargadas de la gloria efimera del juego, -Niño que tú te llamas así, Pepe Luis por mi torero..., recuerdos, de escuchar nombrar a Pepe Luis casi como alguien más de la casa cuya afición se iba metiendo en nuestros adentros... casi a la par que resuena Duyos: Pepe Luis, Pepe Luis Vazquez, anda dime tu secreto... Si he 'nasio' en San Bernardo, ¿es que no basta con eso?
Y aún recuerdo aquella tarde de Miércoles Santo, en que le di la mano al Maestro, con la timidez de un chiquillo que se encuentra con el héroe inalcanzable y que te responde con tanta sencillez en el gesto...
Pasó el tiempo, y aquel que me puso el nombre de su torero se marchó con su Gran Poder, y las casualidades de la vida nos llevaron a trabajar junto a la Gran Plaza, en Beatriz de Suabia, y a cruzarme tantas mañanas con el Sócrates que ya por entonces era Homero, lejanos los días de gloria del colegial tímido de resplandor trigueño, pero que aún al menos para mi, mantenía las formas de sus andares del arrabal torero... Y aún se me quedó grabada aquella frase suya del día de la inauguración del monumento, cuando dijo aquello de que ya para siempre miraría con los ojos del alma a su plaza... No cabe más sencillez ni toreria de quien fue el torero de tantas generaciones.
Cuando me cuentan que se ha ido, siento que con él se va para siempre la Sevilla de mis abuelos, la de mi niñez de juegos de toros y la de ese cuento pueril que termina contando como va un torerillo a hombros camino de San Bernardo, la que te enseñó a contemplar los golpes en el palio de la Virgen del Refugio y los bordados toreros de su saya, de quien sin saberlo aprendimos a mecer un capotillo encarnado a pies juntos o a coger una toalla con una percha con forma de cartuchito... Con Pepe Luis se va la Sevilla que un día nos legaron aquellos que nos contaron el cielo de Sevilla surcado por el Zeppelin, y a reconocer las espadañas y las torres desde las azoteas... Se va la Sevilla que nos legaron y empezamos a perder esa Sevilla que nos gustaría que no se perdiera para legarsela a quienes ya vienen soñando lances a pies juntos y cartuchitos de pescao en un corredor...
Tantos sueños compartidos y tanta Sevilla por descubrir, verdad Pepe Luis, esperanza floreciente, sangre de herencia a la que esperamos ver pronto sobre el dorado albero para volver a soñar despierto la verdad de  aquellos versos de Duclós: Él entorna así los ojos y está un segundo muy quieto, en una mano el capote, la otra en el burladero, y la vista en los toriles donde asoma el toro negro...

martes, 23 de abril de 2013

La media que rompió la Feria


Sí, ya lo se, que ha pasado una semana desde aquel momento sublime que duró una eternidad y que quizás sigue durando, en quienes sentimos como se paró el tiempo. Sí, ya lo se, que después han pasado tantas cosas, desde Sevilla a Bostón pasando por la calle Gitanillo de Triana y terminando en Escribano con Datilero... Pero el tiempo, a pesar de todo, sigue parado justo desde ese momento, cuando las manecillas del reloj del antiguo Palco de la Diputación marcaban las 7 menos 10 de la tarde del lunes 15 de abril, festividad de San Telmo... y desde entonces la vida fue otra, aquella media que rompió la Feria y ya nada fue igual, alguien nombró después a todos los genios que han toreado con un capote, pero para entonces ya estábamos extasiados por el aroma inconfundible -de Triana, de San Bernardo, de Camas...- del sublime genio cigarrero, que devolvió al albero todos aquellos sueños pasados, toda ilusión que era tangible realidad y no quimera. Y desde entonces, no hay hora que no seamos capaz de intentar emular al soñador, al artista, al que nos hace soñar y torear al aire aunque sea con una simple servilleta para emular al torero que hizo creer a tantos incrédulos, a quien llenó de fe tantas ilusiones muertas, porque hasta quien no lo vió, y hasta bromeaban con la media tostada del desayuno o con la media botella de Manzanilla (San León... por supuesto) de la primera mañana de Feria, se rendían ante la evidencia de la realidad cautivadora de la reproducción sin alma de aquella media por la foto del periódico o la imagen de televisión enlatada horas después.
Morante, con su media despertó a tantos dormidos y paró los corazones de quienes quedamos ciegos por el rayo de luz inalcanzable de su torería y desde entonces, igual que Pepe Luis espera con su cartuchito de pescao mirando eternarmente a su Plaza, Manolo Vazquez espera de frente en la eterna tarde de un día de Corpus y Curro vuelve a hacer su desplante ante el Flautino del aire del Arenal, Morante sobre el mismo monte del Baratillo cinceló con el bronce de sus muñecas y la fragua de su capote el mejor monumento que pudo hacer un torero a una media verónica.... Esa que aunque algunos sigan sin creerlo, sigue dando en lo más profundo del alma, de quienes lo vivimos una tarde de toros en Sevilla.

Fotografía: López Matito http://www.lopezmatito.com/

lunes, 25 de febrero de 2013

Entre oraciones y besos


Alguien dijo una vez, que Paco Santiago era el digno de sucesor de ese maestro de la fotografía sevillana que es Jesús Martín Cartaya, y cada vez que la oportunidad lo requiere Paco, sin necesidad de dar codazos ni molestar tiene el don de crecerse y como quien no se da importancia, tiene el don de regalarnos joyas como esta que llaman a la reflexión.
Así el otro viernes, sin ir más lejos, en San Lorenzo nos sorprendió a todos con esta foto que llena ese vacío al que cada día parecen lanzarse, quienes sólo ven en esto el fin donde matar aficiones más o menos mundanas, ya fueren las de la música, las del deporte sacro o aquellas que confunden el mundo de las hermandades con juegos de politica, al más puro estilo de Maquiavelo y el Príncipe. 
El otro día, la cámara de Paco supo ver todo lo que entre ese bosque se esconde y encontrar esa devoción sincera de quienes se aferran a sus devociones como el clavo ardiendo donde asirse cuando la vida da esos reveses, ay, que lastiman el alma y hacen quebrar las sonrisas más risueñas de San Lorenzo.
Esa es la Semana Santa que algunos no quieren ver, porque se encierran en las polémicas mundanas, ahí está la realidad de quienes se acercan a sus imágenes sabedores de la unción de lo que ellas representan, porque un besamanos no es un taller de fotografía ni un lugar de tertulia, sino la posibilidad tangible de agarrarse a Dios con las dos manos y pedir por tantas cosas, que desgraciadamente no están en manos de gestores, comisarios ni de hermanos mayores ni menores... 
Ahí está la realidad de lo que la oración pide, la que todo se basa en la devoción sincera y que se depositó como ofrenda de vida, besando y poniéndose en las manos a la par humildes y poderosas del Señor ante Anás en San Lorenzo.

Fotografía: Francisco Santiago