Como está escrito en el calendario de nuestra memoria, en estas noches de junio hemos vuelto a la Tómbola, esa tómbola que desparrama gracia y trianería, que no hay nada más trianeramente auténtico que esa tómbola de la O de la Archicofradía más trianera del barrio a la que nunca le hace falta alardear de ello, ayer en aquel patio con limonero y hoy junto a la orilla de río.
Noche de cervezas y actuaciones, de la misa previa con el coro de Triana recordando el cirio blanco encendío que hace unas semanas iluminaba en las noches camperas la mirada de la Virgen Chiquita del Simpecado, de recordar con los amigos los momentos vividos y los que tendrán que venir, de organizar nuestro verano taurino planteando ir a ver a tal o cual torero al Puerto o a las Colombinas y entre cerveza y cerveza, papeleta de la tómbola que siempre toca, con esa gracia habitual, sal Chalupa y aceitunas, aceitunas y sal y cuando te toca otra cosa, va y pides que si te lo puede cambiar por la sal...
Arte, puro arte, el de la tómbola trianera de la Hermandad de la O, en la que siempre toca y se disfruta rodeado de amigos Rabanitos, trianeros de verdad, nada de importación, junto a la orilla del río en el paseo de la O.
PD: Este año, afortunadamente, nos volvió a tocar un kilo de sal.