jueves, 29 de abril de 2010

Causa de nuestra alegría


 
Será a esa hora mágica en que la raya del horizonte, que en Triana se llama Aljarafe, se tiñe de tonos rosáceos y malvas, el sol aún brillará en el cielo pero se verá eclipsado por una mujer chiquitita llena de luz que desde la calle Evangelista irá llenando de resplandores la tarde.
Un cohete romperá la tarde, la calle se llenará de sonrisas y entre los sones de flauta y tamboril de Celedonio, Triana recorrerá su propio barrio…
Las calles esperaran al Milagroso Simpecado engalanadas, antiguas colchas de las abuelas en las ventanas y el suelo alfombrado de romero.
La Niña Rocío va camino de la casa de la Madre, la Señora Santa Ana entre vítores y alabanzas, nos esperan diez días de golpes de abanicos en los primeros bancos, los suspiros de siempre y el humo del incienso que nunca se acaba.
Diez días de reencuentro ante la Virgen Chiquitita, la que es causa de nuestra alegría y ante la que depositamos un día tantos sueños, que hoy son feliz realidad. Ya dijimos una vez que no hay mejores amores que los que son correspondidos, esos que no entienden ni de terceros ni de saludos, y es que ante la Chiquitita nada me falta y todo me sobra, será porque hay amores que son referentes eternamente de nuestra existencia.

jueves, 15 de abril de 2010

Antonio Barrera

Si cualquiera de los mortales que nos sentamos en cualquier localidad de la Maestranza ante una situación igual en la que se encontraba Antonio Barrera, con su padre de cuerpo presente, nos hubieran dicho que teníamos que ir a trabajar, estamos completamente seguro que una amplia mayoría no hubiera abandonado a su familia para irse al tajo, ya fuera alegando cuestiones propias de sentido común o llegado el caso recordándole a más de uno el Estatuto de los Trabajadores y los convenios colectivos de los distintos ramos por los que se pueden tomar algunos días de permiso remunerado por esta causa.
Y estamos seguros de que si el torero de la Macarena se hubiera caído del cartel nadie hubiera puesto el grito en el cielo, pero los toreros son así, y  en muchos aspectos demuestran ser de una pasta especial, y Antonio Barrera no iba a ser una excepción, y haciendo de tripas corazón se presentó vestido de catafalco y oro con una lazo negro en el brazo e hizo el paseillo desmonterado en señal de duelo, la plaza tras guardar un minuto de silencio lo salir al tercio para a recoger una fortísima ovación que reconocía el gesto del matador de estar allí en tan difíciles circunstancias. Como comentaría más tarde su lo educó con mucho amor y respeto por la fiesta y así brindó al cielo, donde seguro estará su padre, la muerte de su primer oponente.
Después, la tarde no quiso darle ni tan siquiera el caramelo de unos oponentes que al menos lo dejaran estar agusto, pero el torero se llevó para siempre el respeto de una afición que supo reconocer el esfuerzo que muy pocos en circunstancias similares harían hoy día.
(Fotografía: Matito/ Sevilla Taurina)

martes, 13 de abril de 2010

La feria de Oliva Soto




Venías vestido, Alfonso, igual que aquella noche de Agosto, en que llegabas pidiendo ese sitio mejor que merece tu toreo de cante grande que nace en tus muñecas de pura gitanería.
Venía Oliva Soto anunciado con la ganadería, que una tarde septembrina de novilladas para cuatro aficionados y cuarenta guiris en los tendidos derramó para siempre la sangre de  tu tio Ramón sobre el albero Maestrante.
Quizás fuera falta de sensibilidad de la empresa, como dijeron algunos, anunciarlo con ese hierro, pero para los toreros con hambre de oportunidades y peores contratos, no se entiende de divisas y sí de darlo todo en cuanto el que salga por el chiquero se deje hacer cuatro cosas, y es que lleva el  torero casi tres años de matador y esta era su tercera tarde, así que cuando se quiere ser gente en el toreo no se puede decir a nada que no.
Salió tu primero y muchos fueron los que dijeron en el tendido que este toro no era para el artista, pero muchos desconocían ese valor sereno y seco que demostrases aquella noche agosteña, y nos enseñaste aquello de que el toreo es caricia, tras el brindis al cielo y a la plaza, vino el cite de frente, dando el pecho, la muleta adelantada y el del Conde que se arranca con brusquedad y el engaño dibuja el redondo casi acariciando la envestida.
La faena sigue, el toro no es fácil, pero el artista firma el sublime cambio de mano y el kirikíkí que nos enloquece. Un pichazo y una estocada y una oreja que paseas por el anillo… 
Pero aún quedaba la faena al quinto, tu sonrisa, tan sevillana lo dice todo tras el recibo a la verónica y la media abrochada y el traspiés con el pliegue del capote, pero estás disfrutando y Sevilla contigo, y viene la faena de muleta, con los aromas que recuerdan a Camas, tu pueblo torero, siempre presente en tu toreo, se puede torear distinto, pero no se puede torear mejor, aromas de buen vino que no envejece, gran reserva que se hallaba guardada en tus muñecas…
Y llega la cruz, tu cruz, el vinagre que nos amarga la fiesta, esa espada que te cierra la posibilidad de ver como se pone el sol en el horizonte por tu pueblo izado a hombros por el Paseo Colón.
Venías sin nada, Alfonso y te vas con algunas tardes contratadas en el esportón, la primera esta misma semana en Ecuador mientras nosotros nos quedamos con las ganas de volverte a ver pronto, muy pronto con la esperanza de que la espada nos devuelva aquello que nos robó, la Puerta del Principe, pero que nadie se lleve a engaños, torero, porque esta preferia es ya tu Feria.

(Fotografia: Álvaro Pastor)

sábado, 10 de abril de 2010

La vulgaridad de Margot


La Semana Santa, aunque para muchos parezca que siempre es igual, realmente siempre es distinta y así lo que un año fue una delicia, otro año, quizás porque no supimos o quisimos guardar el secreto, se convierte en algo carente de sentido, quizás porque la intimidad del momento ha sido rota por quienes no supieron respetarlo y así ese momento tan bello del transitar de Montserrat por Castelar y Molviedro, acompañando al paso desde las aceras, sin apreturas, desde casi la Puerta del Arenal,  a los sones de Margot de Turina en otros tiempos delicioso momento, se convierte en un momento tan vulgar que hubiera dado lo mismo que hubiera pasada sonando la música o simplemente a toque de tambor. 
Quizás debiéramos de preguntarnos si quienes hacemos la Semana Santa con nuestras actitudes somos culpables de romper la magia del momento o si quizás hemos globalizado tanto nuestra Semana Santa que somos incapaces de saber guardar para nosotros, ese punto que en otros tiempos no hubiéramos señalado jamás como lugar reseñado en los programas. Y así sin ir más lejos, esta marcha Margot ha perdido el encanto pues la hemos escuchado más de lo aconsejable y en momentos que no hubiera pasado nada si en vez de sonar esa marcha hubiera sonado cualquier otra. Las modas en las cofradías tienen estas cosas, y quien sabe si dentro de algunos años, escuchar Margot pueda parecer una rareza.

martes, 6 de abril de 2010

Cincuenta años baratilleros



Hace cincuenta años, aún no existía la hermandad de la Sed que vería su primera luz de capirotes sin machos de Viernes de Dolores a principios de la década de los 70 y que habría de esperar hasta 1979 para llegar hasta el centro.
El único programa que se editaba por entonces era, además del oficial del Ayuntamiento, el que cada Viernes de Dolores publicaba El Correo de Andalucía, hoy cuidada joya de coleccionista, pues hasta un año más tarde no aparecería Orientación de Previsión Española con sus dos nazarenos con faroles, ya fueran de las Cigarreras o del Baratillo.
De igual manera, hace cincuenta años el Carmen Doloroso no era ni siquiera la ilusión dormida de quienes la fundarían mucho más tarde, la Lanzada sólo tenía un paso y las Siete Palabras acababan de estrenar su nuevo palio.
Pero hace justo cincuenta años, que un cofrade de Sevilla pasaba a formar parte de la nómina de su Cofradía del corazón, el Baratillo y eso, por ser de quien se trata, en este Soberao no podíamos dejarlo de pasar por alto.
Guia de la Semana Santa