martes, 25 de octubre de 2011

La casta de Chenel



Hoy cierro los ojos torero, y te sueño vestido de celeste y galón de oro, de goyesco en Antequera, aquel día de peregrinaciones cuando cruzamos la baja Andalucía, desde la marisma Almonteña hasta la serranía para ver encartelado aquella goyesca que algunos llamaron del centenario, mano a mano del arte -Antoñete y Curro- con Pablo Hermoso por delante, locura de Dorado que tras el resultado, tres orejas el de Madrid y dos y el rabo el de Camas, repitió al año siguiente con TV por medio cambiando al caballero por Rafael de Paula. (hemos dicho algo...) 
Carteles de un toreo que ya entonces eran remisniscencia del pasado, pura seda desenredada por un momento para volver a sentir, para volver a soñar, para creer sin ver, -que ya nada era lo que fue-, aunque todo tuviera el sabor impregnado de lo distinto, sabor añejo de una torería que no se aprende en las escuelas y que se pierde como el inefable humo del cigarrillo del torero en el callejón de una plaza de toros, aquel día en que nos tocó la lotería cuando Curro abrió el tarro de las esencias del arte y Antoñete dió un recital de pundonor y entrega en el que demostró la casta de los toreros que son simplemente distintos.
Hoy, como tantas madrugadas vuelvo a cerrar los ojos en tus infinitos silencios socarrones de madrugada de radio taurina, cuando tu voz era un asentimiento al periodista, y el maestro aún se agigantaba más cuando callaba eso que no decía, elegancia de otros tiempos, formas perdidas y querencias olvidadas.
Y vuelvo a mirar con los ojos del  niño ante el televisor, a aquel torero triunfante en las Ventas, cruzando el umbral de su plaza con los ojos cuajados de lágrimas en ese momento en que el torero era engullido por una multitud fervorosa que lo izaba triunfante para llevarlo hasta la misma gloria.
Esa gloria que contigo, torero se nos empieza a ir de las manos, y que sólo recuperaremos cuando visionemos el viejo video de la faena del toro blanco de Osborne en Madrid o aquella otra de la tarde del adiós de Manolo Vázquez, carteles de seda antigua que se quedaran para siempre en el cajón de nuestros recuerdos, donde se guardan tantas tardes de gloria, tantos carteles eternos y tantas madrugadas de radio. 
Quizás Maestro como alguien ha dicho te has cortado el mechón, porque la coleta era añadido y este era verdad, la verdad de la casta que se va contigo y de la que ahora disfrutarán las estrellas.

domingo, 9 de octubre de 2011

Ánimo Padilla, suerte torero

Juan José Padilla, es un torero que para bien de la fiesta no pasa desapercibido, acostumbrado a lidiar esos hierros de los que huyen las figuras, cuando ha tenido la oportunidad de bregar con esas otras ganaderias y con las figuras, pocas veces si, ya fuera por paisanaje y por imposición para que la figura lleve un torero por delante, siempre ha dado la cara.
Quizás para muchos no sea un torero de total agrado en los carteles, pero no es menos cierto que su amor propio lo ha hecho repetir en muchas ferias porque sencillamente ha salido a dar todo lo que estaba en su mano.
La imagen de Padilla, desmadejado, bajo las patas de un Miura y con el vestido de torear hecho trizas la hemos visto a menudo, como también hemos visto su sonrisa tras el esfuerzo cuando ha dado la vuelta al ruedo, con esas patillas de hacha de otros tiempos, con aquella montera con reminiscencia de Paquiro, siempre dispuesto al quite, siempre atento a la lidia, y hasta era capaz de sorprendernos con aquellas templadisimas verónicas de hace un par de años a un Miura en la Maestranza, aquel día que demostró a muchos que el Ciclón de Jérez también sabía torear reposado y con gusto, como sería aquella faena que hay quienes no la olvidamos.
No recuerdo haber visto a Padilla rehusar los palos, ni tan siquiera para el paripé de sacar a los banderilleros para que el público le reclame, siempre de frente, ayer no fue una excepción y un cinqueño de los santacolomas de Ana Romero al banderillearlo no sólo le partió la cara sino que puede que haya dejado secuelas para siempre en el torero jerezano. 
Sabemos que el Ciclón de Jerez no se rinde, vencedor de mil batallas, ya fuera en las plazas o en las enfermerías, y a pesar de todo siempre con la sonrisa, cuando aún nos duele en el alma las lágrimas de Abellán que eran el reflejo de las nuestras, en esta tarde en que se asomó a la arena la verdadera grandeza de la fiesta, sólo podemos rezar a Dios por el torero y por su familia y esperar que la Pilarica obre ese milagro que tantos esperamos. Ánimo Padilla, suerte torero.
Fotografia: Esteban Pérez Abión

miércoles, 5 de octubre de 2011

Tenía que ser viernes

Apenas quedaban unos minutos para que el viernes se vistiera de madrugada de sábado, cuando el llanto de la vida rompió en el paritorio de aquel hospital regalándonos la emoción de quienes te esperábamos como agua de mayo, para borrar dudas escondidas y llenar con tu mirada, aún inocente, las luces de nuestra existencia. Por que si hasta ahora, nuestra vida la marcaba el ritmo del corazoncito que llegó hace dos años, ahora, son vuestros dos corazones los mejores motores para seguir adelante.
En tu mirada perdida creimos encontrar las ilusiones renacidas y al mirar el reloj de aquella sala hospitalaria nos dimos cuenta de que era viernes, y recordamos que la última vez que estuvimos allí era martes, para algunos serán casualidades del destino pero para nosotros fue el recuerdo de una túnica persa, del alfa de la vida que nace en esta alta noche de viernes y empieza a buscar sin saberlo el omega del día postrero; tantas cosas que pasaran entre la Dulce mirada de un Martes y el Poder de un Viernes eterno, tenía que ser viernes, porque las cosas no ocurren de cualquier manera y desde entonces mi vida el Gran Poder de nuestras vida vela tu existencia, que no hay mejor ofrenda que poner la vida que  nace en las manos del Que todo lo Puede, el gran pilar de nuestras vidas, el mármol rojo de nuestras plegarias, el consuelo de nuestras penas y siempre la causa de nuestras alegrias.
Ya has llegado Ana, y contigo ha nacido ya, nuestra nueva primavera.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Al sieso de Artur Mas



Le escribo Sr. President de la Generalitat, en el mismo idioma de los premios nóveles Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre, andaluces de Moguer y de Sevilla capaces de crear belleza con el idioma y en el caso de Juan Ramón llevando la cultura popular de lo cotidiano a las más altas cotas de la intelectualidad. No es desconocimiento, pero creo que no hay catalanes con el nobel de literatura y por algo será.
Le hablo en el idioma que los andaluces llevamos a América, esos mismos andaluces que en otro tiempo emigraron a esa tierra llamada Cataluña para hacerla más próspera con el sudor de su frente o como por ejemplo ese barbero granadino que lo afeitaba el día de las elecciones.Me dirijo a usted en el mismo idioma que hablan tantos paisanos en el cordón industrial de Barcelona, con el que hablo con frecuencia con tantos amigos barceloneses tan enamorados de la luz de mi tierra como yo de su sentido cosmopolita.
Le tenía por un político intelectual y ha terminado por demostrar ser como tantos otros un paleto que sólo sabe atacar escondido tras el burladero a nuestra cultura, nuestra lengua y nuestras costumbres; para demostrar que somos distintos, algo que ya sabíamos, porque tan español y andaluz es el habla del Andévalo de Huelva como el del poniente almeriense, el del campo de Gibraltar o el de la Sierra de Segura y le aseguro que en nada nos parecemos, pero tenga claro que todos sabemos que usted es un carajote, ilustre, eso si, por el cargo que democráticamente desempeña, pero un carajote al fin y al cabo. Y si no sabe el significado de carajote, ya sabe lo que tiene que hacer, so pedazo de sieso, por ejemplo preguntarle a los niños de Sevilla que le daran cuenta de su significado, y tener claro que no hay mayor peligro que cuando los andaluces y por ende los españoles (como ustedes) nos sentimos atacados.
Mañana saltará a la arena para pedir disculpas por su comentario sabiendo que el daño ya está hecho, lo que no espera es que para los mansos como usted se inventó el toreó sobre los pies, ese que más de uno ya le ha ejercitado a Cataluña por declaraciones tan lamentables y barriobajeras como la suya.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Y Curro Díaz pellizcó a la Maestranza


La corrida que ponía punto y final al abono sevillano, venía precedida por un ambiente de lujo -y no precisamente por la presencia de la Duquesa y su prometido en la barrera del 4- con un lleno en los tendidos, para ver a los dos grandes triunfadores de la temporada, El Juli y Manzanares, tanto en Sevilla como fuera de ella y por delante a Curro Díaz que fue a la postre el triunfador de la tarde, ante la pésima corrida de El Pilar en la que destacó el remiendo del toro que le tocó en suerte al de Linares con el toro que se corrió en primer lugar con el hierro de Moisés Fraile.
Volvía Curro Díaz a la Maestranza tras la grave cogida sufrida en la pasada feria, de ahí precisamente su brindis al equipo médico, y cuajó una faena cargada de sensibilidad donde la pureza y la naturalidad de su toreo pellizcaron a los tendidos maestrantes. 
Fue una faena templadísima, llena de matices en la que Curro Díaz estuvo inspirado y mostrando esa naturalidad que le es innata, fue una faena corta, basada en la mano derecha donde se vivieron los momentos más dulces y aunque con la mano izquierda bajó un poco la faena, no por ello perdió en intensidad. Mató de una estocada y cortó una oreja con muchísima fuerza, siendo acertada la decisión presidencial de negar la segunda. Con su segundo un manso al que algunos querían ver posiblemente reparado de la vista, poco pudo hacer.
El Juli, falló con la espada una de esas faenas triunfadoras de las que nos tiene acostumbrados y Manzanares nada pudo hacer con lo que le tocó en suerte, incluido el sobrero de Salvador Domecq. Mención aparte merece la cuadrilla del alicantino que una vez más desarrolló la profesionalidad que le caracteriza.
La tarde se apagó tras el primero y desde Barcelona nos llegaban noticias de una tarde triste cargada de expectación para el gran público pero de muy distinto peso, según los que la vivieron, de la vivida la tarde anterior.

Fotografía: Arjona/González Arjona-Aplausos

domingo, 25 de septiembre de 2011

Entre dos aguas


La tarde iba a la deriva, a pesar del interesante encierro de Torrealta que estaba saliendo por los chiqueros, exceptuando eso sí el quinto que nos dió el susto del derribo del picador José Doblado en los que muchos se temieron lo peor al verlo inerte sobre el albero y en la que apenas ya se recordaba la faena que posibilitó al Cid cortar una de las orejas más flojas que ha paseado el de Salteras en el Baratillo. De igual forma, Sebastián Castella, una vez más (y ya van ....) demostró su total apatía.
Mientras unos tenían los transistores en la oreja escuchando como el Valencia perdía y posibilitaba que el Real Betis Balompié se mantuviera una semana más en el liderato de la división de honor, otros, ya fuera vía twiter, facebook o mensajería variada estaban al tanto de lo que se estaba cociendo en Barcelona  en la penúltima tarde en la Monumental. 
Y así, entre dos aguas llegó el sexto y ante él Alejandro Talavante para poner las cosas en su sitio, con una faena inteligente y llena de los matices propios de su personalidad, que nos retrotrajo a aquel torero que encandiló a esta plaza aquella tarde lluviosa de un sábado de preferia de 2007 en la víspera de su salida por la Puerta del Príncipe de aquel año.
Vimos a un Talavante, toreando de verdad, con un temple y una profundidad con la mano derecha que hizo sonar a Tejera con los sonesde Dávila Miura e hizo rugir a los tendidos como sólo sabe hacerlo la Maestranza. Después vino la faena de mano izquierda muy baja, tragando muchísimo en el de pecho y tras volver a la mano derecha, rubricó la faena con un portentoso cambio de manos. 
Falló el extremeño al primer encuentro, lo que le privó posiblemente de un premio mayor, y tras dejar una estocada tendida cortó una oreja con una petición más que mayoritaria.  
En eso estábamos, cuando en los móviles llegó la noticia de que Morante había pedido el sobrero en la Monumental, y mientras dába la vuelta al ruedo Alejandro Talvante nos poníamos al tanto de la histórica tarde en la ciudad condal, escuchando como al otro lado había gente llorando contando lo que estaban viviendo.
Pasado unos minutos y ya en Ventura donde disfrutábamos de una extraordinaria tertulia alguien nos mostró una foto de los tres toreros, Morante, el Juli y Manzanares a hombros por las calles de Barcelona al grito de LIBERTAD, LIBERTAD!!!
Sólo esperamos que no sea la última vez que se viva esto en aquella ciudad que ha sido santo y seña de la tauromaquia.  

sábado, 24 de septiembre de 2011

Nada es casualidad


Los toros de Pereda desgraciadamente fueron fiel reflejo de lo que esperábamos en la primera de San Miguel, un cartel del que cuando se anunció el abono, sólo conocíamos la presencia de los toros que pastan en La Dehesilla pues la terna se confirmaría más adelante. La empresa conformó un interesantisimo cartel con las dos grandes revelaciones de la temporada, Iván Fandiño y David Mora, acompañados de la revelación sevillana Esaú Fernández. 
Así sobre el guión, sólo esperábamos que los toros de Pereda rompieran de manera diferente a sus últimas comparecencia en Sevilla, y aunque hubo toros interesantes, el conjunto -escaso de casta-no puede ser para enmarcarlo.
De los matadores, tanto Fandiño como Mora, que se presentaba en Sevilla, dejaron evidencia de la temporada que llevan, Fandiño pudo haber cosechado un trofeo mayor de haber acertado con el acero en su segundo y David Mora dejó ese sello de torero caro que nos ha hecho seguirlo con atención desde la primera vez que lo vimos. Un torero que vemos con gran pogresión y que puede estar llamado, más pronto que tarde, a estar en la cima.En su primero ligó buenas series a pesar del viento y recetó una gran estocada y a su segundo lo recibió con unas verónicas cargadas de empaque y rematadas con unas bellisima medias veronicas.
Y de Esaú, poco podemos contar, se fue las dos veces a portagayola, quizás tuvo el mejor toro de la corrida, el sexto, pero no supo aprovecharlo. Las oportunidades se van y al final las cosas no cambian.
De la tarde entre nubes y viento sólo nos quedará el recuerdo de dos toreros que evidenciaron, aún sin triufar, que su temporada no es casualidad.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Violines en San Lorenzo


Igual que ayer, en los bancos del fondo puede que no quepa un alfiler, puede que en los bancos delanteros haya huecos, pocos eso sí, pero en los traseros justo delante del coro, la gente se abarrota incluso de pie, igual que ayer, igual que mañana, igual que siempre, ya sea en esta mañana septembrina de Función Solemne en San Lorenzo, en la fecha más tardía que recordamos, como en los días del quinario de cuaresma.
Suena solemne el organo de la parroquia, portentosa su tribuna donde en tiempos no muy lejanos conocimos las voces que exaltaron a Dios y a su Santísima Madre y donde Miguel Ángel su organista desgrana las partituras que Luis Lerate dedicara a los bofeteros. 
Pero esas obras, delicadas y desconocidas más allá de los muros cuya divisa es la Parrilla fueron compuestas por el maestro para una capilla musical, y durante muchos años se interpretaban en el coro bajo, hasta que las modas recientes y el apretar las mayordomías para algunas cosas y aflojarlas para otras, nos privó de disfrutar de muchas de estas obras tal y como un día fueron concebidas, trayendo musicas nuevas de compositores de más renombre, clásicos entre los clásicos, guardando en el viejo cajón de los olvidos aquello que otros con menos nombre, pero con más cariño compusieron y regalaron para el complicado mundo de las cofradías, y que si no sonaran aquí nadie sabría de su existencia, porque nada más maltratado y menos valorado que el patrimonio que nos legaron nuestros mayores y que en nuestras manos está legarselo a nuestros hijos.
Por eso, sólo podemos felicitarnos, cuando ayer volvimos a escuchar violines en San Lorenzo, volviendo a revivir momentos íntimos que guardamos en nuestra memoria, algunos entre esos muros y otros muy lejos de allí. Estos violines recuperados fueron una de tantos detalles de la hermosa mañana de ayer en San Lorenzo en la función al Dulce Nombre de María.

Fotografía: Juan Parejo

viernes, 19 de agosto de 2011

365 días

Ya han empezado en Almonte a tejer flores de papel para tu llegada, ya hay quien cuenta ansioso la espera y pasa las hojas del almanaque señalando los días que faltan para verte, porque pasaron seis largos años desde la última vez, cuando te acompañamos por los caminos y seguíamos tu figura cubierta por el guardapolvos por aquellas vereas, con la espera soñada de volver a ver tu carita nacarada  al alba entre salvas de escopeta y viejos trabucos, cuando los lazos te colgaban por la espalda y aquellos tirabuzones aparecían bajo el sombrero. 
Ya no se cuentan los años para volver a vivir ese momento si Tú quieres, porque ya sólo se contaran los 365 días, para volver a revivir, lo que sentimos entonces, igual que en estos días van nuestros hermanos con el nombre de Triana por Madrid con aquella frase del Papa Magno, y sólo esperamos volver a revivir ese momento inolvidable que ante tu presencia de Pastora podamos sentir aquellas palabras del Santo Padre, el beato Juan Pablo II, de "Que todo el mundo sea rociero" y sintamos que se hace verdad aquella sevillana Cuando pasen siete años, quien te volverá a ti a ver.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Nazaré, pundonor y entrega


Hay que estar poco cuerdo para meterse en la Maestranza en esta tarde del día de la Virgen de los Reyes, la plaza de toros es un autentico horno de ladrillos recalentados por el sol y que como alguien dijo en la  antigua Grada 4, hoy Tendido Alto 8, bien pareciera una sauna finlandesa, cuando el termómetro del Paseo Colón marcaba  43º y a la hora del festejo, las ocho de la tarde, el sol aún estaba alto y los precios en taquilla apenas varíaban de los de otras fechas con festejos mayores y el cartel el único aliciente que ofrecía era el ver a tres jóvenes toreros sevillanos que desde que tomaron la alternativa apenas han toreado. 
Con estos ingredientes, demasiado que el aforo apenas superaba el cuarto de plaza, y a pesar de mucho guiri, había aficionados de las localidades de los matadores - Espartinas, Dos Hermanas y Écija- y los indomables habituales de todos los días. 
La tarde, por pundonor y entrega se la llevó el nazareno Antonio Nazaré, que salió dispuesto ante los toros de su lote, buscando dar un golpe de timón en su carrera que merece un mejor trato, y cortó una oreja benevola a su segundo, un toro embustero que sabía lo que se dejaba atrás y al que el de Dos Hermanas supo sacarle el poco jugo que tenía y pudo haber cortado una oreja en su primero de no haber marrado con la espada. Sin duda lo más destacado de la tarde dando toda la verdad que tiene en su mano y Dios quiera que esto le sirva a Nazaré para entrar en próximas combinaciones.
El astigitano Miguel Ángel Delgado, sólo pudo encontrarse agusto con el capote, ante sus dos oponentes, si bien no podemos olvidar el inicio de faena por naturales ante el flojo tercero, que llegó a arrancar a la música, pero en las siguientes tandas el toro se fue apagando y tampoco el torero supo administrar la poca fuerza de un toro que terminó echándose. 
Agustín de Espartinas por su parte, que debutaba como matador de toros en el Arenal, escuchó los tres avisos ante un mansísimo primero ante el que el verduguillo le jugó una mala pasada y esta circunstancias, posiblemente le condicionaron en su segundo, al que la igual que al primero, recibió a portagayola y al que esta vez mató de una estocada, si bien no pudo acoplarse ante la sosa embestida del precioso sardo que le tocó en suerte
Tras algo más de dos horas y media de corrida, los escasos aficionados se metían en los bares de los alrededores del Baratillo para recuperar, entre tertulias, todo el líquido elemento perdido; un año más la corrida de la Virgen pasó completamente desapercibida, y de seguir este paso seguro que en la fecha más taurina del calendario la plaza de Sevilla terminará por no abrir sus puertas... ¿Será lo qué están buscando algunos?

lunes, 15 de agosto de 2011

Luz antigua


Tiene esta mañana de agosto, una luz antigua, como de foto sepia o en blanco y negro, una luz distinta a la del día de ayer cuando a esa misma hora se iniciaba la novena matutina y por supuesto diferente de la que mañana iluminará la Puerta de los Palos a esa misma hora en que hoy el primer rayo buscará su sonrisa etrusca y se volverán a cumplir tantas gracias pedidas justo un año antes.
Tuvo esta Madrugada un camino íntimo, que traspasa generaciones, que cruza los Alcores y el Aljarafe para postrarse a las plantas de la Señora de los Nardos, a esa hora en que el horno dora la primera hogaza, justo cuando afinan sus cantos los primeros gallos, y se abren las puertas de la Montaña Hueca y un pino mayor anuncia al aire de la ciudad dormida que entre sus muros perfumados se muestra la Estrella de nuestra mañana en el mejor salón de trono que en el mundo hubiera.
No ha roto el alba, pero la ciudad ya ha despertado, por la Cuesta del Caracol y por la avenida de Jerez vienen las luces de quienes han hecho un parentesis en el veraneo para rencontrarse con ellos mismos, y las calles se despiertan con el trasiego de  quienes buscan los alrededores de la Catedral; por Mateos Gago y Hernando Colón, por Placentines y  Don Remondo por Almirantazgo y la calle de la Mar, los trianeros vienen por la Puerta del Arenal, para buscar las gradas bajas y salir al encuentro de quien nos espera, puntual a su cita de la mañana agosteña curtida en oraciones que se trasladan por generaciones.
La luz ya avanza, y con ella avanza el cortejo, en que ni los pájaros cantan para no romper el silencio de esta mañana en que volvemos a reencontrarnos con lo que fuimos. En ese momento justo se vuelve a cumplir la gracia esperada, cuando esa luz antigua de Sevilla avanza con el primer rayo de sol desde Mateos Gago, sorteando la fuente de la plaza y buscando iluminar el rostro de aquella por la que los Reyes Reinan.
Y es entonces cuando vuelves a aferrarte a esa mano de quienes ya no están y vuelves a la Punta del Diamante o a Correos a musitar oraciones y a pedir tres gracias, una de ellas siempre la misma, esa que en el momento de musitarla se clava en el cielo azul de nuestros mayores, mientras nos reencontrarnos con el mismo aroma de los nardos y con su eterna sonrisa etrusca.

jueves, 11 de agosto de 2011

No digas que fue un sueño


Pasado el tumulto de la presencia de José Tomás en las Colombinas, que salvó por un lado el abono de la Merced para suerte de la empresa y por otro hizo a la afición choquera ser reina por un día en la información relativa al diestro de Galapagar, que tan alejada está de la escueta información taurina de cada día en cualquier medio de comunicación, incluido Canal Sur, y que por mor de la presencia del mediático en el abono privó de ver a otros toreros junto al Conquero y a nosotros de acercarnos ese lugar tan querido, como es esa ciudad y esa plaza. 
Y así tomamos con más ganas si cabe ir a la Real Plaza del Puerto, donde tuvimos la suerte de asistir a una de esas corridas que permanecerán en nuestra memoria, en una tarde donde disfrutamos -y de que forma- de esos detalles que te hacen paladear una tarde de toros, cuando ya has salido de la plaza y sigues imitando aquellos momentos dando pases al aire en esas calles de ese rincón del sur. Pasan los días y te sigues preguntando si no fue un sueño todo lo que vivimos en aquella plaza de toros, esa misma plaza que en los festejos anteriores y posteriores se vio mucho cemento y que por contra aquel día no cabía un alma más en sus tendidos y gradas, piensas si fueron posibles aquellas verónicas de Morante -sin inmutarse- y aquella media que pareciera que aún se estaba rompiendo sobre el albero del coso portuense. Dudas si no fue un sueño aquel inicio de faena de Morante, o aquel ramillete de naturales, o aquellas tandas con la mano derecha, distintas, tan cargadas de barroquismo, como aquellos ayudados por alto que dió en el quinto, llenando de aroma de toreria- sabor gitano- que bien pareciera que nos reencontraramos con aquellas imagenes sepias del ayer llenas de cante grande y de aromas de la Alameda...
Un sueño del que no quisieramos despertar cuando intuimos al torero, concentrado, como queriendo aislarse de todo, mientras Manzanares daba aquella vuelta al ruedo a su primero y el cigarrero mordía con hambre de toreo grande la esclavina de su capote como queriendo que se abriera la puerta del chiquero y pudiera dar rienda suelta a todo aquello que guardaba en su interior... 
Pasan los días, y cuando piensas en todo aquello que vivimos en aquella plaza de toros, dudas si nada de aquello ocurrió realmente, si la verdad de aquella tarde nunca hubiera ocurrido, si todo aquello fue simplemente producto de nuestra imaginación, o quizás ese sueño lleno de torería del que no quisieras despertar.
Hasta entonces todo había sido normal, desde aquel momento y hasta ahora mismo todo ha sido distinto; ocurrió, porque aquellos retales de torería confeccionaron aquel traje tan bello e hicieron buena aquella frase inmortalizada en el azulejo de la puerta grande que dijera un día el Rey de los toreros: “Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros”.

Fotografía Joserra Lozano/ http://www.decoramaquia.com

martes, 9 de agosto de 2011

La azotea


Esta calor de agosto ha traído el recuerdo de aquella azotea de nuestra adolescencia, noches de veranos ambientadas con la vieja minicadena y el sonido mágico de aquellas cintas de cassette, vuelve a sonar en nuestra memoria el surco del viejo LP de Radio Futura que un día te dejaron con el sonido de Luna de Agosto, pero apenas hay vino disfrazado de sangría en la cubierta de aquel edificio del Núcleo, porque apenas hay edad para contemplar las estrellas y clavar la mirada en la montaña hueca que ilumina el horizonte con la cima de bronce de su Giganta. 
Fiesta de adolescentes, de vasos de plástico, primeras litronas, cubo de sangría llena de tropezones y refrescos comprados en el Coriano, enmparedados de La Piara y medias noches de mantequilla y york, mientras la última luz de la tarde se llena de los sonidos desenfadados de los Hombres G y el marcapasos de Marta, o The Final Countdown de Europe y la La Luce Buona Delle Stelle de un tal Eros que vuelve loca a las niñas, mientras alguien saca de una carátula con funda de plástico, un disco que tiene un patio pintado en la portada donde hay escrito un nombre que no es ajeno a quienes disfrutan de la noche desinhibida y que muy pronto su música será nuestra banda sonora inseparable, suenan risas y cuchicheos, apenas nadie ha llegado a los quince, alguien recorre el prétil como un estúpido poniendo en riesgo mucho más que el buen ambiente que reina entre aquellos niños, suenan, ahora en directo, las cuerdas de una guitarra recién comprada en Casa Damas, los más ambientados cantan y alguien se arranca por sevillanas mientras la vida pasa y las conversaciones de entonces, tan desenfadadas, como aquellas carpetas de colegio, giran en torno a cuestiones que hoy simplemente nos harían sonreir y que entonces vete a saber si no te iría la vida en ello, en el horizonte aljarafeño aún se distinguen los pueblos, mientras alguien busca la complicidad del oscuro castillete para sentir aquella mano que busca las primeras caricias, la niñez se va quedando atrás y la vida empieza a buscar el camino empedrado de la juventud primera que ya aguarda entre los tejados llenos de antenas y en los tendederos donde pronto volaran las faldas tendidas de los uniformes del curso siguiente.

martes, 26 de julio de 2011

Simplemente una forma de ser



Para Diego, que no le gusta la Velá

Vuelve la vida a correr en estos días por el palo de la cucaña, buscando el premio de la bandera que un día ganamos, esa bandera que grita a los cuatro vientos cuanto somos de ti, cuanto necesitamos de la brisa que sube con la mareita a esa hora incierta en que el sol ya busca el cerro de Santa Brígida mientras deja sus últimos reflejos en el vidriado remate de tus azoteas, donde ondean las blancas coladas que antes huían del aroma y del humo de tus tejares, hoy dormidos para siempre y que sólo vuelven a humear en la letra antigua de la soleá del Arenero, con el sabor inconfundible del Zurraque.
En tus balcones cuelgan tus geranios, como en las cabezas de tus mujeres, vuelven a lucirse las moñas de jazmines, esas que hoy rechazan las más jovenes, pero que lucen con sapiencia, quienes saben rejuvenecer, como en otros días señalaítos, cuando heredaron la gracia de prederse una moña con la feminidad de lo cotidiano.
Y vuelves a cruzar las calles de tu niñez, las callecitas de tu juventud, aquellas en las que probaste el sabor del beso primero con la fragancia de una dama de noche, callejuelas tranquilas donde un día distes riendas sueltas a las pasiones primeras, allí donde sin querer empezastes a aprender el amargo sabor del amor y el hoy agridulce sabor del primer desengaño.
Todo siempre en tus calles, todo siempre en tu barrio, ese al que no mirabas porque era parte de tu vida y tu parte de su día a día y al que desde que marchaste, sin que nadie te expulsara, vuelves a buscar cada día, como nuestros primeros padres, soñando con volver al paraiso que al otro lado del río tiene un nombre que sólo decirlo te embruja y al que estás prendido como esos exvotos que cuelgan de las espaldas de donde tú bien sabes, porque allí entre aquellos cuatro puntales que lo sostienen, también se sostenía tu vida y se fraguaron nuestros años irreparables.
Por eso tú, sin saberlo, vuelves en estos días con esos jovenes a correr por el palo de la cucaña, sorteando el cebo que lo embadurna como se sortean los reveses de la vida, intentando conquistar el premio de tu bandera, pero sabiendo que aunque no lo consigas te esperan de nuevo las verdes aguas del Padre Betis para acogerte y no hace falta que presuma de ser de ti, porque tú y yo sabemos que somos lo mismo, amor indiviso que no entiende de mitades ni de cuartos como un cartucho de pescado frito (de San Jacinto, por supuesto), el mismo barro que un día tomo el Primer Alfarero para con sus manos modelar en el útero materno a tantos cacharros que una vez cocidos, brillaron a la luz del sol de este lugar que, no hace falta nombrar porque en sus seis letras se encierra mucho más que un nombre, mucho más que tantos tópicos adornados de falsas tamborerías, guitarras y panderetas, sino eso que lo hace ser sencillamente diferente... tú lo sabes, que no es ni mejor ni peor, por que es, simplemente, una forma de ser.

lunes, 25 de julio de 2011

Saldívar, el triunfador olvidado


Tras un fin de semana en que el empacho de información taurina ante la vuelta de José Tomás (JT) ha eclipsado a otras noticias de actualidad más que alejadas del planeta de los toros, con emisoras de radio dando la corrida de Valencia como en tiempos lejanos, con el twitter echando humo y la mensajería de los teléfonos contando al segundo todo lo que pasaba en la plaza, con imágenes de contrabando de la corrida y en donde afortunadamente, también hay que decirlo, se ha hablado y mucho del impacto económico que los toros con la vuelta a los ruedos del de Galapagar ha producido en la ciudad de Valencia, silenciando por algunas fechas a esas otras noticias relacionadas con el toro de cada verano con los heridos en encierros populares, de alguna aparatosa cogida en plazas de toros o para recordarnos que es posiblemente la última temporada en Barcelona.
Pero con tanta información sobre la vuelta de JT, incluida la polémica del palco, que permite que algunos puedan insultar al usía desde las páginas de un periódico de tirada nacional  y quedarse tan pancho, en el día en que como dicen mis amigos valencianos su plaza volvió a ser de primera, por no concederse una segunda oreja que hubiera vuelto a regalar la salida a hombros de un torero y a restar valor al premio de salir a hombros del coso de la calle de Játiva. (Esperemos que no quede en un espejismo de una tarde de verano aunque mucho nos tememos que todo volverá a ser lo que era, tras ver los premios de la feria, donde además de JT triunfa Ponce)
En una tarde en la que junto a JT, por cierto horriblemente vestido de malva y oro con un bordaro con medias lunas, no podemos olvidar que había dos toreros más, una terna que no estaban allí precisamente como meros sobresalientes o como convidados de piedra, si bien había un telonero a la medida, Victor Puerto, que entró para sustituir al herido Juan Mora y el mejicano, Arturo Saldívar, que como gallo en corral ajeno, supo aprovechar su oportunidad y ser el máximo triunfador de la tarde saliendo a hombros del coso, aunque claro de esto no se ha hablado, para que, lo importante eran los tres minutos de primer time de JT en los medios y el momento sublime en que el toro arrollaba al torero de Madrid.
Saldívar, con el lote más potable, salió a dar la cara ante sus dos enemigos, incluso sufrió un susto al ser cogido con violencia en su primero, no se amedrentó en ningún momento y fue a la postre el gran triunfador de la tarde. Desgraciadamente de Saldívar no habla nadie, en cambio de JT y del presidente que le negó el segundo trofeo corren ríos de tinta...

Fotografía: http://torosvalencia.blogspot.com //Paco Ferris

lunes, 18 de julio de 2011

Arza

Contaba mi abuelo que Juan Arza, llegó al Sevilla para hacer olvidar a aquella mítica delantera Stuka de los Torrontegui, López, Berrocal, Raimundo y Campanal, y que no sólo lo consiguió sino que se convirtió con creces en el mejor jugador de la historia del Sevilla, y que su espiritu seguía presente en Nervión muchos años después de que el mito colgara las botas.
Pero aquella leyenda del fútbol era mucho más, como tantas veces nos contaba nuestro abuelo, que una antigua gloria, y aquello lo sentíamos en aquellas tardes de fútbol, cuando nos llevaban al Pizjuán, y los antiguos, igual que otros hablaban en los metinderos taurinos de Manolete, Pepe Luis o de Ordóñez, seguían hablando de aquellas tardes lejanas de gloria en las que el Niño de Oro, era el espejo en el que se reflejaban los niños de la época, igual que nosotros y nuestros amigos, sin distinción de afinidades, nos mirábamos en aquel rayo verde de medias bajas que por aquellos tiempos corría por la banda del Villamarín.
Para nosotros, niños del Mundial de Naranjito, que suspirábamos por parecernos a aquel otro mito de la ciudad futbolística que se llama Rafael Gordillo, Juan Arza, era mucho más que aquella leyenda futbolística de nuestros mayores, porque era también el nombre de aquella tienda de deportes junto a la Campana que guardaba nuestro premio de cada verano, allí adonde llegábamos de la mano de nuestro abuelo y de la que salíamos con aquellas bolsas blancas con balones y letras en negro donde se guardaban aquellas equipaciones de nuestro equipo o de la Selección y aquellos balones de reglamento de nuestros veranos.
Y es que Juan Arza fue mucho más que el máximo goleador de la historia del Sevilla, mucho más que el mejor jugador de la historia de ese equipo, porque posiblemente será para siempre uno de los referentes de la  historia del balompié de nuestra tierra, que no tendría sentido sin su figura, porque tenía la admiración de unos y otros, y es que la calidad de los seres humanos no entiende de rivalidades y sí de señores dentro y fuera de los terrenos de juego.

martes, 12 de julio de 2011

Los encierros que no vemos


En estos días en que más de media España desayunamos frente al televisor para ver los encierros de Pamplona, sorpende y mucho que durante la retransmisión no se haga referencia de porque se hace este traslado público de los toros por las calles de la vieja Iruña y sí den sobrada información sobre el número de heridos de cada encierro o las absurdas estadísticas comparativas del encierro de cada una de las ganaderías en los años anteriores.
Y es que las retransmisiones de los encierros han perdido -además de los anuncios de espárragos de Navarra- la profesionalidad que en otros tiempos no muy lejanos disfrutábamos, ya fuera por las acertadas narraciones y  comentarios de Javier Solano o por la magnífica retransmisión que cada año nos brindaba el centro territorial de TVE en Navarra y que en los años que tuvieron la competencia de Cuatro con el equipo de Manolo Moles enfrente, supieron crecerse con la profesionalidad que les cararacterizaba cada mañana, a pesar incluso de no poder ofrecer imágenes del interior del coso pamplonica.
Ya el año pasado, vimos que con los cambios en plantilla la retransmisión no fue la misma, pero es que lo de este año con apenas tres cámaras en todo el recorrido que sólo emiten la cabeza de la carrera y poco más nos están privando de la emoción de los encierros, y así, sin ir más lejos, no pudimos ver como los mozos llevaron a punta de periódico a un toro descolgado por toda la calle de la Estafeta, quizás si el toro hubiera corneado a alguno de los que allí estaban bien que nos lo hubieran puesto, porque ya se sabe que el morbo vende y más en estas fechas.
Queremos escuchar menos estadísticas y menos entrevistas con "los divinos" y disfrutar del encierro en todo su explendor y por supuesto, recordar que cuando suene el clarín a las seis y media, esos mismos toros que iban arropados a la mañana entre el gentío, serán lidiados uno a uno por una terna de matadores en la soledad del encuentro real entre la fiereza y la razón, donde uno sólo expone la realidad del don más preciado que tiene un ser humano. 
Y por supuesto que si anuncián la repetición integra del encierro, no entre la sintonía del telediario cuando los toros apenas han llegado a la curva de Mercaderes con Estafeta...
(Fotografía: Carlos Arana)

martes, 5 de julio de 2011

El corazón cultural de Andalucía

Hay decisiones en esta vida que por mucho que la intenten justificar no tienen justificación posible y menos cuando las posibles respuestas pasan por el aro de la política, y así bien pareciera que la no designación de Córdoba como capital cultural para 2016 hubiera sido como un jarro de agua fría sobre tantas ilusiones que se habían forjado sobre un trabajo serio durante diez años que había calado en la ciudadanía.
Bien pareciera que a Córdoba, pero también a las otras ciudades candidatas, les hubieran robado la cartera
de la capitalidad cultural bajo la justificación de que la elección de San Sebastián, una ciudad que nos encanta todo hay que decirlo, pero que en las actuales circunstancias dudamos mucho que fuera el mejor exponente de la cultura española.
Pero volviendo a Córdoba, la no designación tira muchas ilusiones por el puente (romano) y deja un sabor agridulce de tanto como hasta la fecha se ha estado realizando, pero Córdoba es mucho más que una capitalidad cultural, mucho más que una marea azul, mucho más que el foco de referencia cultural que ha desarrollado durante estos últimos años, por eso hoy quitamos de nuestro balcón la banderola azul que tenía este blog apoyando la capitalidad cultural pero ponemos este corazón azul que tiene que seguir latiendo, porque Córdoba es mucho más que la capitalidad de un año, porque es la cultura misma que lleva el padre Betis saltando en sus aguas, la perla de las tres culturas que vió nacer bajo su cielo a quienes habrían de iluminar al hombre en su época y que hoy por los designios de la politica no puede ni debe dejar de ser ese corazón cultural de Andalucía que admiramos y sentimos como propio.

domingo, 3 de julio de 2011

Tiempo de silencio

Hay veces en la vida en la que aunque todo parezca sobre ruedas, debemos de tomarnos un tiempo de reflexión, o hacer bueno el nombre de aquella novela, barroca y complicada de Luis Martín Santos. Sois muchos los que os habéis preguntado por la falta de entradas en este blog, muchos los que me insistíais por la calle para que compartiera mis sensaciones sobre el famoso indulto de Arrojado en la Maestranza tras la faena de Manzanares; que os contáramos lo que vivimos la tarde del mano a mano de Morante y Manzanares en Jerez de la Frontera o los que echabais en falta los habituales comentarios del Rocío o del Corpus.
Hay tantas cosas que se han quedado en el tintero, desde los indignados del 15 M al triunfo de Juan Ignacio Zoido en Sevilla, desde el ascenso de mi Betis -campeonando en la división de honor donde ha militado estos dos últimos años, porque para cualquier categoría es un honor tener al Real Betis Balompié ya sea el primer equipo o el equipo de benjamines-, los venticinco años de un cantante que para quien esto escribe fue muchas veces más que un cantante de cabecera hasta esa última cántara que derramó agua sobre un jarrillo para beberse la vida... Tantas cosas hemos callado que hasta nos ha venido bien este tiempo de silencio.
Así que hoy, renovado con las ilusiones nuevas que florecen cada día, volvemos a abrir los viejos candados que cerraban los cancelines y volvemos a buscar la senda que dejamos esta primavera.

viernes, 29 de abril de 2011

¿Dónde quedó la sensibilidad de esta plaza?


La corrida de Victorino estaba siendo un petardo en toda regla, cuando Salvador Cortés se dispuso a brindar el sexto a su hermano Luis Mariscal, quien en la víspera de la Virgen de los Reyes sufrió una de las cornadas más espantosas que recordamos y su sangre, verdad y grandeza de la fiesta, fue un reguero que quedó tiñendo el dorado albero de aquella noche de miedos y quirófanos, en esa otra corrida que fue para el magnífico equipo de la Maestranza las cinco trayectorias que dejó el pitón de aquel Peñajara.
Cuando muchos esperábamos una ovación de esas que marcan épocas en la Maestranza, nos encontramos con la realidad de la falta de sensibilidad de esta plaza, esa que se desvive con ciertos toreros de papel couché que aún no han demostrado el porque de su colocación en el abono, y olvida a toreros como este subalterno de oro que es Luis Mariscal. En fin, un suma y sigue de esta plaza, que no es la primera vez que olvida que por algo era distinta, algo que no nos extraña, porqué cuantos años lleva ya olvidando a quienes derramaron su vida sobre su albero por estas fechas.
Hasta ese momento nadie daba un duro por aquel sexto toro de la infumable corrida de Victorino Martín y es que esta vez los toros no estaban siendo aquello que esperábamos, ni tan siquiera las alimañas que impiden la lidia; Salvador Cortés vió la bondad del toro por el pitón izquierdo y sobre él creó una faena de naturales de bellísima factura. Tras un pinchazo mató de una estocada que hizo que el público se enfriara y todo quedara en, la cada vez más eludida -por esta vez no- vuelta al ruedo, las cosas de esta plaza que seguro que a otros les permitirá pinchar y aún así les dará trofeos...
Quien sí recetó estocadas fue Padilla a sus oponentes, el de Jerez hizo un toreo de capote exquisito al cuarto, que seguro firmaría más de un torero catalogado de artista, de igual manera El Cid recetó sendas estocadas, lástima que a ambos todo lo que hicieron ante sus oponentes no sirviera para nada.

Fotografía: Álvaro Pastor Torres.

jueves, 28 de abril de 2011

¿Dónde estará aquel misterio de Rafael?

 
No se que nos aburrió más, si lo que mandaron los Lozano al Arenal o lo que intentaron los matadores en el Baratillo, la vida te da sorpresas pero hay días que ni siquiera la frescura de Oliva Soto parece tenerlas guardadas en el bolsillo del precioso terno sangre de toro y oro de estreno para llenarnos de un espejismo de torería.
En fin, corrida calcada de las anteriores, pareciera que hay Alcurrucenes de primera para las figuras y de segunda para los demás y aquí nos han traido el saldo de otros tiempos. 
De los toreros poco, muy poco que contar, a Oliva Soto se le ha ido una nueva oportunidad, quizás ante el mejor toro del encierro, al que le dio algunos retazos de su mejor toreo, pero que cuando le cogió de verdad el son, al de Alcurrucen bien pareciera que ya se había aburrido de mostrarle sus cualidades. A pesar de matar a la segunda recibió una ovación, lo que sumado a  la comparecencia anterior hacen un saldo muy pobre para quien sabe torear como sólo él sabe hacerlo. 
En sus manos está hacer buena aquella cita de Rafael el Gallo de que torear es tener un misterio que decir y decirlo, pero a pesar de su juventud la vida pasa y todo puede quedar en el recuerdo de aquello que fue flor de un día.
De los dos de Albacete, Tendero y Pinar, tras jartarse de pegar mantazos, nos demostraron que si tienen algún misterio que decir todavía no han aprendido como decirlo. En fin, no creo que nadie esperara mucho más de ambos ni tampoco, nobleza obliga, de los toros de los Lozano.
Eso sí, la corrida dio, verdad mi Teniente, para jartarse de comer todo tipo de "piensos" varios...

Fotografía: Paco Díaz / http://www.toroimagen.com/

Siete Dolores (Aguirre) sin compasión

Cuando en el ya lejanos mes de octubre la empresa Pagés anunció que como novedad ganadera vendría a Sevilla la ganadería de Dolores Aguirre muchos echamos las campanas al vuelo porque vendrían a lidiarse al Arenal unos toros que siempre nos han gustado, y porque casi nunca nos han dejado indiferentes cuando salieron de chiqueros.
Pero nada de esto nos encontramos en el que quizás sea desgraciadamente la presentación y despedida de los toros constantineros, siete toros, siete, los titulares y un sobrero, que no estuvieron a la altura esperada y que no fueron precisamente el dechado de bravura y de toros encastados que esperábamos. Toros mansos que desarrollaron peligro -sin necesidad de sonotone-, que buscaban al torero sin atender a los engaños.Y ante este panorama, sólo podemos destacar a Antonio Barrera, en su única comparecencia en el abono y que dio la cara ante el lote más complicado, mostrando una vez más su vergüenza torera, que fue premiada con la ovación más fuerte de toda la tarde. Salvador Cortés pasó inedito, pues ante un lote imposible ni siquiera pudo matar al quinto que se echó durante la faena de muleta y Sergio Aguilar se quedó completamente inédito.

miércoles, 27 de abril de 2011

La cruz de Oliva Soto

La historia del toreo está llena de coletudos que toreaban como los mismos ángeles, pero que cuando llegaba la hora de la verdad y rubricar con la espada el triunfo de cante grande que se tocaba con la yema de los dedos, se encontraban con la cruz del pinchazo y todo aquello terminaba muy por debajo de lo que se presuponía y la desilusión no sólo se quedaba entre barreras sino que traspasaba a los tendidos.
Así nos hemos sentido una vez más con Alfonso Oliva Soto, torerito de Camas, que atesora en sus muñecas todo la gracia pero que cuando llega la hora de rematar una faena de triunfo grande, pierde los trofeos con la espada, y no es la primera vez, pues el año pasado perdió por culpa de los aceros una Puerta del Principe y en la segunda del abono ha perdido al menos la posibilidad de tocar pelo, tras volver a la plaza medio loca con ese toreo que él sólo atesora y que nos puede hacer intentar dibujar un cambio de manos al aire mientras tomamos una cerveza en Ventura.
Claro que si el año pasado el de Camas perdió la gloria de salir a hombros por el Paseo Colón, era porque tenía enfrente a un toro del Conde de la Maza que poco o nada se parece al mazazo descastado que saltó al sagrado albero del Arenal, aunque quizás, el gitanito tuvo la suerte de que le tocara lo menos malo de lo que vino de Arenales.

Fotografía: Paco Díaz / http://www.toroimagen.com/

martes, 26 de abril de 2011

Dos verónicas bajo el diluvio

Si el cielo de Sevilla no había llorado bastante en los días grandes de la Semana Mayor , aún nos tenía guardado un regalito para el Domingo de Resurrección, igual que el de esos mansos encastados que cuando más confiado tienen al torero que conoce de su peligro, van y zas derrote certero, que si lo cogen por delante se lo llevan camino de la enfermeria, así el cielo que nos tenía confiados, nos pegó ese derrote certero y pilló a media plaza, sin paraguas, sin chubasqueros y sin posibilidad de salir corriendo, por lo que algún que otro terno, y no precisamente de torero, terminó el lunes camino de la tintorería, si no camino de otro sitio. Así acabó aquella muchacha tan entallada que se sentaba delante nuestra y que no sabemos si llegó a calar el agua del diluvio más allá de las prendas que tenía empapadas a primera vista.
Y así en medio de una tregua de aquel diluvio, emergió la verónica, distinta, bellísima, mecidas con desmayo en el trazo que supusieron un estruendo, como un rayo que no cesaba, frente al rugido del cielo en la tarde tormentosa, porque Morante con sólo dos verónicas y una media hizo que nos olvidaramos de los trajes empapados, sacando el sol de su capote para llenarnos de todo un compendio de tauromaqia, para dejar la firma sobre el albero de así se torea a la verónica.
Después El Juli en una faena inteligente terminó cortando dos orejas de las que posiblemente ya no se acuerda nadie, y que en otros tiempos no hubieran pasado de una vuelta al ruedo, pero claro eso no lo contaran los revisteros, que tienen que vender portadas en las revistas que leemos sólo cuatro gatos.

Fotografía: Paco Díaz / http://www.toroimagen.com/

lunes, 25 de abril de 2011

El estilo Bofetá


Para hablar del estilo Bofetá, está muy claro que no se puede hablar por oidas, ni tan siquiera por lo que ocurre durante una salida en la que sí, posiblemente nos equivocamos, pero de la que tengo muy claro, que otros en la misma situación hubieran hecho tres cuartos de lo mismo.
Para hablar del estilo Bofetá, hay que saber emocionarse cuando se mira a los ojos de la Morena de San Lorenzo y no quedarse de piedra, porque se mira con otros ojos que no son los de la cara. Para hablar del estilo Bofetá hay que saber mirar por los barrotes de la capilla de la familia Perogullano, y no quedarse en lo que se atisba y no se ve.
Quizás porque no son buenos momentos para la hermandad es fácil como dice el refrán buscarle pulgas al perro viejo y buscar el muñeco para darle fuerte porque se creen muchos que ni sentimos ni padecemos. Pero quien escribe despectivamente del estilo Bofetá se equivoca, y lo hace porque no nos conoce. Y es que el estilo Bofetá es otra cosa que va mucho más allá de aquellas salidas triunfales de 2003 y 1974, esta última la que me contaba mi tio tantas veces en forma de cuento bofetero que se hace realidad.
El estilo Bofetá va mucho más allá de San Lorenzo y está en lugares insospechados adonde ha llegado la bendita mirada de la Virgen del Dulce Nombre  y ante la que se reunen a rezar cada mañana los médicos de un Hospital de Malawi.
El estilo Bofetá va mucho más allá, cuando niños de lugares lejanos pueden tener bolígrafos y lápices en una escuela a la que llegan andando tras horas de caminata, ese es el estilo Bofetá, ese que a lo mejor se hace sin que ni siquiera el grueso de la hermandad lo sepa, porque el ser de la Bofetá está mucho más allá de quien ostenta una vara dorada o de quien ha designado Palacio para regir los destinos de la corporación.
El estilo de la Bofetá, está en esos niños que se duermen tantas noches del año cuando sus padres le cuentan un cuento de su cofradía, en la sonrisa de esos adultos cuando recuerdan aquella niñez de colegios y aquellos nazarenos de papel charol, sin capa y una cruz trinitaria que incluso podría estar invertida y en la memoria de nuestros mayores de quienes aprendimos a ser y sentirnos de nuestra Hermandad, que cofradía es sólo un día y Hermandad todo el año.
El estilo Bofetero está perenne en el recuerdo de aquellos que un día nos precedieron, y que no dudaron en hipotecar sus vidas para que su hermandad fuera un referente de muchas cosas, ya fuera reunidos en la Orden Tercera de San Antonio al calor de una mesa y una bombilla cono nos han contado siempre, en el Casinillo de la Capilla de San Lorenzo o sentados en los bancos azules de la calle Alcoy y que nos enseñaron esa divisa que es referente de tantas cosas: Ante todo la Hermandad.
El estilo Bofetero es mucho más que un paso que sale y se vuelve porque llueve, algo que han hecho todas las cofradías en su historia, y el que esté libre de pecado que tire su primera piedra o que cierre los ojos para no ver y recordar a sus cofradías intocables por la calle Sierpes bajo una manta de agua y encima se ponían la medalla de valientes, el estilo bofetero estaba en esos niños que volvían a la Parroquia empapadas sus blancas túnicas, sin descomponer la cofradía, pero con la ilusión intacta aunque rodaran por sus ojos lágrimas de desconsuelo.
El estilo bofetero, ese del que algunos hablan desde el desconocimiento, estaba en intentar consolar ese desconsuelo, del que no hablan los periódicos, ni falta que nos hace, porque el estilo Bofetá es otra cosa y no pueden saberlo quienes sólo buscan pinchar y pinchar para destrozar ilusiones.
El estilo Bofetá es otra cosa y no permito que lo tomen a guasa, gente que presume de cofrades y que cada día dejan más claro con sus hechos que desconocen el sentido real de esta palabra.

lunes, 11 de abril de 2011

Inocencia



Que ya has llegado, no me lo han dicho ni los machos de cartón en la calle herbolarios, ni el aroma del incienso en las esquinas, ni tan siquiera el azahar que cuaja los naranjos , ni el dulce trino de los vencejos cada atardecer en los árboles grandes de la plaza más bonita del universo. 
Que ya estás aquí, no lo dicen ni los balcones desnudos que esperan vestirse de palmas de hosannas ni los pasos que ya esperan en las iglesias, ni el aroma de los espartos que ya perfuma esa habitación que ya aguarda las túnicas colgadas... 
Nada de eso, que ya has llegado me lo ha dicho la inocencia de los niños que hoy ya corren por la rampla, igual que tú ayer, igual que será mañana, caras de ilusión que se refleja en el cristal del escaparate de La Campana con nazarenos bomboneras a los que cada años hay que sacarle el dobladillo de la memoria que te trae de nuevo a la infancia, patrimonio que estos días  vuelve a renacer en ti y que no entiende de polémicas a pocos días de la jornada más esperada.
Que ya has llegado me lo ha dicho María, cuando con su sonrisa inocente correteaba sobre las maderas del Salvador, estrenando sin saberlo el patrimonio cándido de la vida que estos días nos aguarda, esa que vuelve a salir del viejo arca de la memoria y que te trae de nuevo a ese niño que correteaba sobre la rampla.

viernes, 1 de abril de 2011

La fidelidad no entiende de medallas


Desde hace algunos años las hermandades han tomado la costumbre de premiar la fidelidad de aquellos que celebran cifras redondas de pertenencia a una nómina de hermanos por medio de presentes, ya sean por medio de cuadros, medallas o pergaminos que vienen a reconocer la vinculación de sus hermanos con su cofradía.
Hay veces que estas medallas las reciben hermanos que han pisado poco, muy poco la hermandad, y casos donde este reconocimiento se queda corto, porque estuvieron siempre, sin importarle quienes estuvieran rigiendo los destinos de la misma, porque siempre acudieron a ella sin importarles más allá que sus propias devociones y haciendo bueno esa divisa de Ante todo la Hermandad.
Cincuenta años, pueden ser muchos en una vida o pocos, muy pocos, en corporaciones que arrastran siglos a sus espaldas, pero la lealtad a unas formas, a un saber estar y a una devoción está muy por encima de tantas políticas vitales que nos llevan incluso, consciente o inconscientemente, a poder dinamitar lo que más queremos.
Por, todo ello, porque la fidelidad no entiende de medallas, felicitamos desde aquí a Rafael, y a Manolo por esos cincuenta años, que para nosotros son toda una vida, porque nuestra hermandad, al menos para mi, no tendría sentido si ellos, como otros muchos, no estuvieran para enseñarnos esas formas y ese saber estar que ellos aprendieron de aquellos cofrades de antaño a los que nunca les dieron un premio a la fidelidad, porque no hay mayor agasajo que la de ser y sentirse querido en su propia casa.
(Fotografía: José Ramón Ríos - El Niño Frito)

lunes, 14 de marzo de 2011

Salud del Soberano



Parece que la lluvia, el mayor enemigo de las cofradías, nos dejará sin contemplar al Soberano camino de la Catedral en esta tarde de marzo.
Había despertado en nosotros muchas ilusiones este Vía Crucis tan cargado de nostalgia, tan nuestro, porque de San Gonzalo son aquellos recuerdos de la ilusión de una cofradía humilde que siempre creció con nosotros, nazarenos a los que les crecían aquellas túnicas de largos dobladillos, porque de esa Triana nueva, que es también nuestra Triana, es esta cofradía a la que pertenecen  tantos amigos que acompañan a su Señor, con el cirio rojo en el cuadril o bajo su paso con el izquierdo por delante, pero no podemos olvidar a tantos y tantos, aquellos siempre clásicos de San Gonzalo, que son de su Virgen de la Salud, esa que cuando camina por San Jacinto con la luz de la tarde, hace que florezcan a su paso los recuerdos de tantas cosas que ya se fueron.
Hoy, a pesar de la lluvia, echaremos en falta a quien era tanto de aquella Virgen de la Salud, aquella que llegaba desde su casa con la luz de la tarde a la Fundación Carrere, la de la cofradía sobre las vías de aquel viejo tranvía pasada la Torrecilla y frente a la fábrica de aceite, la que presidía aquella habitación sobre el cabecero de la cama, aquella Salud de San Gonzalo, que hoy es la Salud del Soberano, en la que se depositaban las oraciones tras quizás un café de tarde y tertulia de confidencias en Lola en Álvar Nuñez.
Hoy su recuerdo permanece en la oración ante aquella Virgen de la Salud, la de aquella foto, la de Lafarque que siempre nos acompaña, y que tantos secretos guarda.

(Fotografía: Eugenio Borrego)

viernes, 4 de marzo de 2011

Besos de Marzo

Vienen desnudos los besos de piedad de la tarde marzo, besos aprendidos de la mano, de generación en generación, con el secreto dilema de lo que se hace quizás porque se quiere o porque quizás no tendría sentido esta tarde casi de primavera si no volvieras a cruzar la ciudad, para dejar la sencilla ofrenda de una oración musitada que al igual que aquellos besos aprendiste, una sencilla tarde, de un mismo día como el de hoy, del primer Viernes de Marzo.
Soledad cautiva que te hace llegar ante ese cordón y esas manos que tanto nos unen, maniatadas cruces trinitarias de un rescate que parece que nunca llega, San Ildefonso, el Tiro de Línea o San Lorenzo, besos de marzo que intentan ante ser desagravio de lo que pronto, muy pronto será, una afrenta ante Anás entre el humo del pebetero, como aquella cada vez más lejana primera vez, de la que no alcanzas a recordar ni tan siquiera como era, aquella primera luz, de aquella lejana vira de oro.
Cinco Cruces, que como cinco aceros ardientes marcan amistades que permanecen, besos de marzo al Nazareno Dulce, cruz de carey, lirios, cera morada, igual que ayer, igual que hoy, igual que siempre…
Y a los pies del Poder y el Imperio, como no queriendo hacerse notar, Ella, Doncella sublime, dulcemente Traspasada, mayor delicadeza no cabe, hasta para no querer molestar, hasta para no hacerse notar y con ello distraer oraciones, con la sencillez propia de quien sabe que en Ella recae toda la historia pero no por ello tiene ni quiere  hacerlo patente, casi sin mostrar su obediente mano extendida para depositar en ella los primeros besos de esta tarde de marzo. 
Los primeros besos que ayer dieron por ti, los que hoy tú das por quienes ya están aquí y que quizás el día de mañana, igual que hoy, Primer Viernes de Marzo, darán por aquella memoria de quienes les enseñaron a rezar, tras ellos, la primera oración de una nueva primavera.  

lunes, 28 de febrero de 2011

Pepín Martín Vázquez, el eslabón perdido



En este día de medallas e hijos predilectos de Andalucía, entre los que logicamente no se encontraba, se nos ha ido para siempre Pepín Martín Vázquez, ese torero quizás poco reconocido por el gran público al que sólo vimos torear - quizás algunas miles de veces menos que su actual espejo nuestro admirado Morante de la Puebla- en aquella película de Luis Lucia que estaba inspirada en la novela de Alejandro Pérez Lugín, Currito de la Cruz.
Pero de tanto ver la película y de tanto como nos contaron cuando eramos niños de como toreaba, hoy seríamos capaces de cerrar los ojos y verlo incluso hacer un paseillo en la Maestranza, porque se nos ha ido para siempre aquel torero de nuestras tardes infantiles, de merienda y video Beta, aquel torero olvidado por el paso del tiempo, que volvía a sonar cuando algún torero de Sevilla lo nombraba como autentico maestro en el más bello reconocimiento íntimo, que no entiende ni comprende de las concesiones de las medallas a las Bellas Artes en la Tauromaquia.
Hoy hemos perdido para siempre a aquel torero literario que en la gran pantalla escondía a este torero puntal de la escuela sevillana, quizás aquel eslabón perdido como alguien lo llamara entre Pepe Luis y Curro al que frenó aquel cornalón de Valdepeñas, este mismo torero, que revestía a ese hombre sincero, que tuvo la gallardía de irse a su casa, aquel día en que perdió la afición al no sentir nada al mirar el traje de luces y no emocionarse al ponerse la taleguilla.
Hoy,  perdido el hombre pero nunca nuestro mito, el torero volverá a resucitar -sin la necesidad de que la televisión de todos tenga que ir contra su libro de estilo y reponga Currito de la Cruz- cuando en nuestro DVD volvamos a ver en todo su explendor la gracia toreadora del diestro de La Resolana en aquella tarde ya lejana de la Beneficencia en Madrid ante toros de Bohórquez.

viernes, 25 de febrero de 2011

Azahar lunero


Ya está aquí la luz nueva por la que suspira la vida, el tiempo sin tiempo de la luz primera, ilusión de unos ojos ciegos que aguardan por primera vez llenarse del dorado luminoso de las tardes de marzo, visiones de un cielo añil que se refleja en el espejo de raso de un sueño de Domingo de Ramos.
Ya empiezan a jerminar por los naranjos preñados, los nuevos brotes que ya anuncian tu llegada, sol naciente, y amor creciente que se gesta en un sueño enamorado.
La vida se alarga como se alargan las tardes en la luz que se refleja en el brillo de las veletas, en el remate vidriado de las azoteas o el de esa otra luz entre la arquitectura efímera, allí donde las llamas centelleantes de una candelería guardan imperecedero, el recuerdo de quienes nos precedieron y de aquellos, -ay la vida- de quienes nunca les permitieron ver la luz de tus mañanas.
No has llegado, pero ya te sentimos, botón blanco en la oscuridad frondosa del verde espinoso, lucero perdido en el terciopelo nocturno del universo silente, llamarada de incienso aún sin el aroma que nos embriaga, azahar lunero, germen primero, que ya anuncia tu llegada.
Ya estás aquí, tiempo de nuestro tiempo, delicada caricia de la vez primera, mano a la que aferrarse para sentir y ver, para soñar y declinar, llanto que se enjuaga en un pañuelo de esperanza, dulce bandera al viento en que se ondea el legado, allí donde igual que se enseña se aprende la vida, luna llena, vida nueva, aroma entre el que atraviesa esa vira de oro que ya renace entre las ramas y que te recuerda -siempre- cuan importante es saber quienes somos sin renunciar nunca al lugar del que un día vinimos.

domingo, 20 de febrero de 2011

Triste noche en la Gavidia

Hay calles que bien parecieran hechas para el tránsito de cofradías, lugares que se convierten en algo más que un lugar marcado en los programas cuando pasa tal o cual hermandad, calles que una vez al año parecen recuperar el esplendor de antaño, espejismo de lo que fueron un día, sabor de barrio que se recupera al paso de su cofradía, calles que hoy cruzas llevando de la mano a tus hijos, igual que ayer las cruzabas de la mano de tu padre o de tu abuelo, son esas calles que sin tú saberlo forman la geografía única de la Semana Santa de cada sevillano.
Pero hay algunas calles que son para ti, completamente distintas, son esas que has cruzado año tras año con tu cofradía, esas en las que distes tus primeros pasos vestido de naveta y asido a la vara de tu padre nazareno, calles que han pisado tus pies desnudos cuando acompañabas al Señor de tus devociones o donde has disfrutado como costalero al sonar esa marcha que es mucho más que la banda sonora de nuestras vidas. Son esas que tu Hermandad cruza desde mucho antes de que tú llegaras a este mundo, lugares que aguardan a la Cofradía, ya fuera a la vuelta o a la ida desde hace casi sesenta años (*), calles que guardan secretas historias que se repiten año tras año, Cardenal Spínola, la plaza de la Gavidia o la calle de las Cortes que ahora guardan tantas historias y que hoy se ven sustituidas caprichosamente por otras para conmemorar la efemérides menor en el tiempo de un patronazgo lleno de ausencias que -a la vista  ha estado- importa poco a la otra parte; de una Hermandad que pronto, muy pronto, será centenaria, y que aunque hoy no pase por sus mejores momentos no puede ni debe darle la espalda a su propia historia, esa que dicta de donde vienes,  porque parafraseando a Séneca, sólo el pasado es cierto por que el presente es brevisimo y el futuro incierto.
Por eso este Martes Santo, cuando la Cruz de Guía de La Bofetá tome dirección hacia Conde de Barajas se estará consumando uno de los mayores despropósitos de su historia pues no hay mayor desatino que no ser fiel a si mismo, y así llenará de tristeza a esas calles que tan bién contribuyeron, para que el sello de nuestra cofradía en la calle, a pesar de tantas cosas, también tuviera ese sabor inconfundible de toda la vida. Era tan sencillo, como haber recuperado la vuelta antigua por las Cortes y ya que se modificaba a la ida, haber incluido estas calles en la vuelta.
Algunos bien podían leer aquel artículo de Juan Delgado Alba en que hablaba de la Alta noche en la Gavidia o de las magníficas crónicas de nuestra vuelta por Cardenal Spínola, lástima que nada de esto podamos vivir este año en que el Martes Santo será una noche triste al pie del zapatón de bronce de Daoiz en la Gavidia en donde este año no chorreará la cera de los nazarenos albos de San Lorenzo.
Estamos seguros que algunos, los de siempre, aquellos que no ven mucho más allá  de la hoja de cálculo y desconocen nuestras señas de identidad, veran en mis palabras un nuevo contrasentido, nada más lejos de la realidad, aquí siempre estamos con la mano tendida dispuestos a echar una mano, pero en estos tiempos- y más los que vive nuestra corporación- hay que pensarse mucho las cosas antes de dar un paso en falso. por un capricho personal. Eso sí, por si alguno tiene alguna duda, que no dude, de que estaremos, si Dios quiere, como siempre sacando nuestro cirio del Señor ante Anás.
Y esto no lo digo por llevar la contraria a nadie, sino porque como dijo el ya nombrado Lucio Anneo Séneca:
Nemo patriam quia magna est amat, sed quia sua. (Ninguno ama a su patria porque es grande, sino porque es suya).

(*) La Hermandad de Jesús ante Anás viene transitando la Gavidia y Cardenal Spínola desde al menos 1954 cuando residia en la Iglesia de San Antonio de Padua. En aquellos años y hasta 1973, ya en San Lorenzo, interrumpidamente lo hizo a la vuelta, cosa que repetiría en 1977. Desde 1975 y hasta nuestros días lo hizo a la ida, con la excepción de 1980 (por obras) y 2003 en que cambió el recorrido el propio Martes Santo por cuestiones de la lluvia.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Unas manos unidas por un cordón


Hay nazarenos de Sevilla, que no lo son sólo el día que sale su cofradía, sino que incluso en la forma de ponerse un abrigo o andar por la calle reflejan sus formas, de tal manera que incluso cuando los ves revestidos con el hábito de su cofradía llegas a reconocerlos, pues no pueden negar que en su vida diaria son fiel reflejo de su cofradía en la calle.
Así hay nazarenos de ruán que al verlos pasar desprenden a su paso toda la elegancia mayestática de su cofradía silente y otros, que son capaces con un solo gesto de traerte el recuerdo de la elegancia popular de sus cofradías de capa, esas que engloban a todo un barrio, con la misma desenvoltura con la que lo harían   durante tantas horas bajo el anónimato del antifaz.
De esos nazarenos de cada día, siempre tenemos el recuerdo lejano de aquel profesor que cada mañana de nuestra niñez en aquellos Buenos Días tan propios de los hijos de Don Bosco, paseaba entre las filas de su clase con la elegancia de un nazareno del Lunes Santo, alguien que cada día lucía orgulloso el escudo de su hermandad en lasolapa, en aquellos tiempos en los que hasta en un colegio como el nuestro, los cofrades eran tachados de bichos raros si hablaban de cofradías fuera de la cuaresma.
Fue precisamente él, durante un recreo de esos que tenían el gusto inolvidable de una grande con sobrasada de Juan,  quien un día nos contó entre otras anécdotas del Amanecer de una Cofradía la  hermosa historia de un cordón prestado que ataban las manos de su Cautivo y que curiosamente lo unían para siempre con aquella devoción que eran puntal para tanta gente - ni que decir tiene que más de cuatro-, pues aquel era el cíngulo que un día llegó de San Lorenzo para unir las manos del Cautivo de Santa Genoveva. Aquel mismo cordón que años más tarde volvería a unir esas manos para reafirmar la unión de tantas cosas.
Por aquel entonces no llegabamos a comprender cuanto ese cordón y esas manos iban a unir tantas cosas de nuestra vida, y es que en ese cordón y en esas manos cautivas están unidas mucho más allá que las devociones de un barrio o de una ciudad.
Unidas por esos lazos se fortalecieron amistades, esas que se mantiene contra viento y marea mucho más allá del tiempo y de la distancia, amistades que se fraguaron lejos de aquel hoy ya viejo y casi extinto nuevo arrabal y de aquellas manos a las que los Lunes Santo seguía el barrio entero, pero que a pesar de la distancia estaban tan presente en aquellos recreos de los días de cuaresma en nuestro colegio trianero, con aquellas preguntas tan pueriles, si se quiere, de aquellos concursos de Semana Santa con los que tanto disfrutaba no solo el viejo profesor sino los imberbes alumnos.
Yo se que ahora, esas manos del Tiro de Linea están unidas por el cíngulo hermano del que Todo lo Puede, y así hoy, hay que buscar en ese nudo el consuelo y la misericordia de los duros momentos de la vida para  buscar en la mirada paciente del Cautivo la explicación para tantas cosas que duelen y de que manera, cuando se reabren esas heridas del alma que el tiempo apenas había empezado a cicatrizar.
Ya se sabe que la vida siempre marca sus pautas, como el redoble eterno de la caja en la marcha Amarguras, pero siempre nos queda, verdad Pablo, esa unión de un nudo, que en las manos de nuestro Cautivo estan llenas del Gran Poder de nuestra Esperanza.