viernes, 31 de diciembre de 2010

Gran Poder de nuestras vidas


Un año más la lluvia nos ha acompañado en este último día del año, pero no por ello hemos desistido de llegar ante Ti; por primera vez, hemos ido juntos, en familia, como cualquier otro viernes del año, llevando de la mano a quien está llamada a heredar el legado que nuestros padres recibieron de nuestros abuelos, y que un día depositaron en nosotros, para que desde su pequeña inconsciencia vaya llenándose de esa fe que se transmite por generaciones.
Porque se va este año de alegrías, sabor  agridulce en reencuentros de guardilla y amargos sinsabores de cardos, en que al igual que se fueron para siempre momentos inolvidables de nuestras vidas;  el morado Gran Poder supo aliviar las nuevas ausencias en aquellos días en que entendimos realmente  la ternura de tu mirada.
Por eso este año hemos vuelto a cumplir el viejo rito que se pierde en el tiempo, como no cayeron en saco roto las pisadas de nuestros antecesores sobre el viejo mármol de la secreta Capilla de Alonso Fernández de Treviño, protestaciones de fe que se traspasaron con la sangre, -Corazones Traspasados siempre presente en nuestras vidas-,  de padres a hijos, de la parroquia al templo, de abuelos a nietos,  más tarde Basílica, igual que nos acercaremos el seís de enero a poner la mano sobre el Evangelio y besar el Libro de Reglas.
Así Señor te hemos contemplado, en el frío de la lluviosa mañana, revestido de Epifanía, Persia en San Lorenzo, realeza y majestad de tu Gran Poder que en estas fechas se manifiesta en el Alfa y Omega de esa túnica que encierra la teología de un pueblo, que siempre se pone en tus manos, porque en ella está su verdad, porque la vida pasa, pero Tú Señor, siempre permaneces.
Y es que en tus manos, Señor, Gran Poder de nuestras vidas, se sostiene el fin y el principio de nuestra propia existencia.

martes, 28 de diciembre de 2010

Curro Molina

 
Confieso, y para ser sincero, que no pocas veces la verdad, he ido a los toros no por los cabezas de cartel que se anunciaban con grandes letras, sino para admirar la torería de la gente de plata, de esos peones capaces de descubrir a su matador las bondades o cualidades de un toro por uno u otro pitón, mientras que su jefe de filas, hasta ese momento, aunque lo negaran después, no le veían a su enemigo más allá que las intenciones.
Hay toreros de plata que han sido de nuestra total predilección y que por el sólo hecho de ir con tal o cual matador ha permitido que a diferencia de otros, que pasaban totalmente desapercibidos, esperáramos de estos matadores mucho más que lo que realmente en principio podríamos esperar. Y es que el valor seguro de llevar un buen peón, en muchas ocasiones nos aseguraba que al menos esa tarde veríamos lo que en estos tiempos es tan dificil, una brega bien hecha o un perfecto par de banderillas.
Recordamos a grandes peones, pero sin duda Curro Molina era y es uno de nuestros preferidos, sin detrimento de sus jefes de filas (Finito y Castella en los últimos años) y aún lo recordamos con aquel traje verde botella y plata un día del Corpus de hace ya un montón de años, o aquella tarde en que el olé más rotundo en la Maestranza se lo llevó este figurón del toreo, que para ser figura no hace falta ir vestido de oro, mietras rompía a sonar la música en la Maestranza tras un capotazo por bajo que se llevaba al toro suavemente embebido en el vuelo de su capote camino del burladero.
Por no olvidar aquellos pares de banderillas en todo lo alto, impresionantes, que lo hicieron triunfar hasta hace bien poco en todas  las grandes ferias de las Españas.
Hace unos días nos enteramos de que Curro Molina, por una lesión que no termina de curar, decía adiós al traje de luces y con él a la brega con la suavidad de la seda y a los pares de banderillas cargados de torería y empaque.
Duele, que una lesión aparte así a un torero que hasta hace bien poco estaba en lo mejor de su carrera, sin ir más lejos pudimos difrutarlo esta pasada feria de Abril, pero queremos hacer patente nuestra admiración para una figura con mayúsculas, porque cuando se habla de profesionales no se entiende de estamentos ni  de escalafones y sí de figuras del toreo, y Curro Molina era, y es, una autentica figura de nuestro tiempo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Saudade


Pasaron por el dietario de nuestras vidas  los días, las semanas, los meses e incluso los años intentando llenar el vacío de vuestras cosas, de vuestras ocurrencias y de vuestras historias con chispazos, retales o incluso retablillos que hacían tener el recuerdo de la nostalgia siempre encendido…
Sí, ya se que es ley de vida, y más en estas fechas cuando vuestro vacío se nota en nuestras mesas, aunque sin quererlo unos vamos tomando el lugar que un día ocupasteis y quienes sólo os conocerán por nuestros recuerdos se sentaran en aquellos lugares que nosotros ocupábamos entonces.
La vida pasa, pero el perfume de la flor de ausencia permanece, en quienes no sólo hoy os recordamos, a pesar de los días de luces que nos llenan de nostalgia y que nos traen el triste trino de los pájaros como dulce música de vuestra marcha.
En esta tarde fría nos hemos llenado de melancolía y hemos buscado en el solitario banco de la plaza eso que en Portugal (Estoril siempre de nuestras vidas...) definen como Saudade.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Las luces de la Navidad


Llevamos varios días queriendo escribir sobre la -un año más- desafortunada iluminación navideña de nuestra ciudad, carente del sentido propio de estas fechas a las que algunos se empeñan ya en llamar del solsiticio de invierno por pura provocación y de como por contra nos encontramos cada vez  más en los balcones las colgaduras anunciando la venida del Niño Dios.
Así andábamos hasta que ayer nos reencontramos con la Luz de la Navidad, esa que vive en la sonrisa de los niños hospitalizados en el Virgen del Rocío, que ayer recibieron la visita del Cartero, este año Cartera, Real.
Allí, en un recorrido por el Infantil, mientras la televisión reproducía el soniquete que repartían los niños de San Ildefonso con sus premios de pedreas y gordos, nosotros repartíamos caramelos y la mejor de nuestras sonrisas para esos otros niños, mientras que mirábamos a los ojos de esos padres y de esos abuelos tratando de aunque fuera por un minuto poder compartir esa procesión que sólo ellos llevan por dentro, buscando escuchar en esos momentos el premio gordo de una curación general que dejara solas para siempre aquellas salas...
Y allí, entre las cabeceras de las camas, nos encontramos con las manos del Cisquero, con la mirada de la Virgen de la Esperanza, con la alegría trianera de nuestra Virgen Chiquita, clavos ardiendo a los que aferrarse cuando la ciencia en muchos casos no da para remediar sus vidas...
Allí estaban las luces de la navidad que no encontrabamos en nuestras calles, la sonrisa de aquellos niños que demandan salud y la mirada de aquellos padres peticionarios de esperanza, las luces que no se apagan durante todo el año porque la enfermedad castiga siempre, sin entender de edades ni de clases...
Y así, cuando llegamos a casa, encendimos el Nacimiento, abrazamos a María y suspiramos porque un año más no nos había tocado nada en la loteria... porque para que queremos mejor premio, si esta noche podremos quedarnos mansamente dormidos con la tranquilidad de que los nuestros tienen ese gordo que se llama la salud.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Prendido de su Arrogancia


Fue aquel día lluvia de Cuaresma, en que al ir al resguardarse del fuerte aguacero que en esos momentos caía en Pureza, se encontró con Ella y desde entonces se quedó prendado completamente de su presencia, de esa excelsa belleza trianera que todo lo llena con la bendita hermosura de su Esperanza.
Desde entonces no hay semana que no vaya a visitarla varias veces en su capilla, y así completamente enamorado, vive día y noche pensando en lo que para él ya es sólo su vida entera, la luz que busca en los viejos retablos de las casas de vecinos del arrabal, la perfección de los ceramistas del barrio, la gracia que sueña cada día con el reencuentro apasionado entre un mar de capirotes verdes al cruzar por el Postigo para llenar el Arenal con su Esperanza…
Y así muchas veces, ni él mismo sabe explicar con palabras lo que siente al ver a la Esperanza, porque se le nubla la mirada y se le cuajan los ojos de lágrimas con sólo citarla, ¿será la llamada del corazón?, ¿será que Ella los cautiva y los arrebata?, ¿será que Ella los retiene con un nudo marinero del que no hay forma humana que los desamarre?, ¿será que Ella los elige para que se queden prendidos de su arrogancia? No hay respuesta para tantas preguntas o quizás sí, pero las respuestas las guarda celosa, la Bendita Capitana…
Cómo es posible, si él no es del barrio, cómo puede ocurrir si hasta entonces él huía de todo aquello que olía a Triana...
Hay razones que la cabeza no entiende porque sólo son comprensibles cuando se miran con los ojos del alma. La vida tiene estas cosas que se escriben con el verde de la Esperanza.
No le escuchareis jamás presumir de trianero, él sólo presume de su Esperanza, de la que quedó enganchado aquella mañana lluviosa de Cuaresma en que se encontró con Ella, aunque quizás fue Ella realmente quien la tomó para sí, que así siempre fue la Esperanza, y lo enredó para siempre en las redes, de su bendita Arrogancia.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Gordillo



Para quienes ya vamos teniendo una edad, su nombre nos trae los recuerdos de una camiseta rayada con un número 3, que es ya leyenda del balompié corriendo pegadita a la cal, en puro cante  grande de quejío y quiebro;  es la ilusión de una mañana de reyes esperando la vieja equitación de Meyba para correr con las medias bajas, -aunque nuestra camiseta, cosas de mi padre, llevara el 10 del Flaco Cardeñosa- como aquel nuestro ídolo de  la niñez, sobre el albero del campo de fútbol de nuestro colegio… aquel mismo lugar, donde una tarde nos firmó un autógrafo que guardamos casi como una reliquia sagrada de nuestro beticismo.
Él, superaba incluso a la eterna rivalidad de esta ciudad, pues en aquellos días no era raro ver a chiquillos corriendo detrás de un balón con la camiseta blanca del otro equipo pero con las medias bajas, signo eterno de la admiración de quienes imitaban a aquel futbolista sin importarles su perteneciera al otro conjunto, pues  por su forma de ser, sobrepasaba las rivalidades eternas que iban más allá del balón.
Hoy, aquel futbolista, que era espejo por su forma de ser de aquellas generaciones, es quien ha de presidir la institución histórica y centenaria del Real Betis Balompié, una institución maltratada por quienes presumían de su beticismo pero que tras la careta que ocultaba el dinero, jugaban con unos sentimientos que iban mucho más allá de las orillas de ese río del que un día tomó el nombre.
Hoy ese hombre admirado es quien tiene en su mano, el llevar al Betis y a los béticos hacia una libertad que no entiende de dueños y sí de sentimientos, hoy aquel futbolista de nuestra niñez es quien dirigirá sus destinos y como bético nos sentimos tranquilos porque en las manos de D. Rafael Gordillo y en las de su consejo de administración, gracias a la Jueza Mercedes Alaya, sólo podemos esperar beticismo.
Sabemos que vendrán zancadillas de todo tipo, pero estamos seguros, que saldrá airoso de todas ellas, como aquellas tardes en que de la grada salía, aquel grito unisono de:

...y no pueden con él, y no pueden con él!!!

lunes, 13 de diciembre de 2010

El clavo ardiendo


La noticia parece que es cierta, y quienes hablan de ella ya nos hace pensar que la lógica se ha impuesto a la cerrazón y la ganadería de Núñez del Cuvillo volverá a lidiar en la Maestranza, tras una ausencia tan prolongada como incompredinda por parte de los aficionados, pues no en vano, la última vez que los toros que pastan en El Grullo se lidiaron en el coso del Baratillo se cortaron cinco orejas, en aquella tarde inolvidable de Morante y  Talavante en que el segundo salió (o le regalaron) la del Principe y Morante, falto de cariño y dolido en su amor propio, le cortó dos orejas, (en nuestra opinión debía de haber sido sólo una), tras haberse ido a portagayola y haber hecho una de esas faenas inolvidables que no rubricó con la espada... 
Pero aún así, desde aquel lejano lunes del alumbrado de 2007, es muy injusto, razones aparte, que la ganadería que más y mejor ha lidiado en las últimas temporadas no viniera a Sevilla.
Aunque como no es la primera vez que nos dejan con la miel en los labios, quizás sería conveniente poner una vez más pondremos esta noticia en cuarentena...
O quizás no, porque puede que esto de Cuvillo, como hace algunas fechas fue el anuncio de Dolores Aguirre, es el clavo ardiendo que nos quiere mostrar la empresa Pagés para quemar el cartucho de la credibilidad y demostrar que aunque muchos podamos pensar lo contrario, en Sevilla, cuando se quiere,  también  se pueden hacer las cosas bien, y quien sabe si  junto con el anuncio de la ganadería de Vejer no vendría acompañada de la vuelta a la Maestranza de José Tomás... 
Un sueño, o quizás una realidad, porque podrá parecer una quimera, pero la fiesta en estos momentos necesita de ilusiones, y ver en un cartel unidos a José Tomás, Morante y el Juli, podría ser un revulsivo para una afición a la que aún le duelen las heridas del pasado San Miguel. 

martes, 7 de diciembre de 2010

Inmaculada antigua


Esta noche, que tendrá por las propias ciscunstancias meteorológicas, sabor de Inmacualda antigua, sin luces, sin micrófonos, sin apenas gente, traeran lo recuerdos de aquellas otra madrugadas, en que sin mediar palabra y casi sin proponerlo, en un día cualquiera de un mes cualquiera, con sólo una mirada y tres golpes de pandereta nos encaminábamos a los pies de la escalinata de mármol donde se posa la Virgen Blanca, o como aquella otra madrugada en que metida en agua, alguien sugirió ir a cantar bajo el Póstigo a la Pura y Limpia.
Recuerdo como aquella noche, casi sin plantearlo alguien entonó aquella copla de Miguel del Cid de Todo el Mundo en General, y como tras ello cantamos canciones de tuna, de esas que desgraciadamente ya sólo suenan hoy, cuando alguna de las becas verdemar que nos preceden toman una guitarra y entonan aquellas canciones que ya sólo suenan año tras año de Inmaculada en Inmaculada.
Canciones de tuna de ayer y hoy, canciones como En mi capa y cintas, la Estupida o Nube Gris, requiebros tunantescos al volver a escuchar en sus voces La Hiedra o Las Plazas y un repeluco que nos corre por el cuerpo al alzar las copas y recordar a quien ya no está o a quienes esta noche por circunstancias de la vida no nos acompañan mientras suenan lejanos los compases de Imágenes de Ayer.
Esta madrugada, cuando no haya nada ni nadie en las calles, apunto de retirarnos, buscaremos la capillita del Póstigo para dar gracias un año más, por volver a vestirnos de negro con la beca verdemar y convertirnos, aunque ya sólo sea por un rato, en aquel rondador que fuimos otros tiempos.

(Fotografía Antonio Sánchez)

viernes, 3 de diciembre de 2010

La beca olvidada


En estos días de vísperas concepcionistas, ya se ha sacado del armario el traje escolar que hace tiempo sustituyó a aquel, ya pardo que no negro, casi raído y sin terciopelo que aún hoy, de vez en cuando, sale a la calle, cuando algún nuevo lo necesita para volver a estrenar la ilusión, como aquella primera vez de medias verdes en aquel día que, paradojas de la vida, fue  uno de los más triste de nuestra experiencia tunantesca.
Junto al traje, ha vuelto a salir aquella vieja beca verdemar, que un día nos impusieron tras salir de las aguas de Mercurio y casi sin quererlo ha rodado el único vestigio que nos queda de una ilusión de estudiantina, la olvidada beca de fieltro azul cielo y gris perla, recuerdo de juventud, de cuando teníamos veinte años y nos poníamos el mundo, y otras tantas cosas más, por montera.
Quince años de aquella ilusión de tunería del viejo caserón de Gonzalo Bilbao, de cantar un pasodoble español para entremeter el nombre de aquella facultad, que se suponía imposible, de los imborrables recuerdos de aquella voz cantando Contigo Aprendí, de aquellos parches multitudinarios para sufragar un contrabajo o una bandera, de aquellos viajes a la provincia de Córdoba, con especial cariño a Cabra, a Lisboa o a Pontevedra donde acabamos metidos junto a una peña taurina en  un tendido de sol de una corrida de toros...  y de olvidar para siempre los artículos de plumillas que atacaban a una de las más nobles tradiciones universitarias en nombre de una falsa progresía que llegaban a cuestionar la independencia de tantas cosas.
Quince años de aquellas becas al cinto, bajo el amparo de Magisterio, cargadas de ilusión y desengaños, formas tan distintas de aquellas amamantadas en la Escuela verdemar, a la que un día por fuerza tendríamos que regresar, pero no por ello menos respetables y respetuosas a pesar de tantas diferencias.
De aquellos días, mantenemos amigos, profesionales de la información, que siempre estuvieron cada vez que les pedimos un favor, gente que apareció para darnos apoyo cuando más lo necesitábamos y menos lo pedíamos.
Hoy cuando todo se prepara para la gran noche, aquella beca permanece dormida y olvidada en el cajón de las ilusiones muertas, ese donde también duermen tantas cosas que la vida se llevó y que por algún tiempo fueron proyectos casi de vital importancia para quienes creímos en ellos, pero que siempre cuando llega Diciembre, vuelven a revolotear por nuestra cabeza y nos pellizcan el alma. 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Diciembre


Con lluvia, con frío, con granizo, con el aroma del pan nuevo de cada día y la humedad que se mete por los agrietados muros, ha llegado una vez más Diciembre, deshojando de nuevo el calendario de este otoño del que dicen que algunos esperaban cambios y que hoy, desesperanzados y descabezados, sólo se esconden tras las máscaras trasnochadas de un carnaval que no llega. Mucho nos tememos, tras escuchar las noticias de hoy, que el invierno será aún más duro y veremos a ver como llegan o llegamos, que la crisis va mucho más allá, a la primavera.
Pero con Diciembre llegaran tantos ritos, desde volver a buscar esa obra de aquel poeta maldito en la feria del libro viejo, a buscar en lo más alto del cielo una bandera que siempre fue divisa de esta tierra, o a subir a la terraza para buscar ese musgo que se convertirá en yerba fresca que adornará el Nacimiento… 
Diciembre y sus cosas, Diciembre y sus ritos, Diciembre que siempre llega, Diciembre que siempre vuelve.
Y volveremos a cantar, porque que sería de Diciembre sin sus sonidos, canciones de ayer, trovas de seise azul, campanilleros de siempre por Sierpes o Cerrajeria, tres golpes de panderetas a los pies de la Pura y Limpia y el trinar de un laúd verdemar entre flores frescas y velas… Suenan coplas de Miguel del Cid y en las piedras milenarias aún resuenan los sones del Magnificat en las voces de las agustinas en la novena, Diciembre que también calla, que el silencio fue también musica callada de Caridad a manos llenas...
Y es que con el sabor del ajonjolí y el aroma de la alhucema quemada, con unos bollos de Santa Inés de sobremesa, mientras tras los cristales mas que llover, diluvia, nos ha llegado Diciembre, el mes que aguarda de principio a fin; entre gozos y una dulce espera; el mes que revive eterno siempre en unas manos que se ofrecen y en las coronas bordadas, majestad del Poder, de una túnica persa.
Fotografia: Antonio Sanchez