jueves, 13 de marzo de 2014

Esperanza

En Cuarentena...

Pasan los días, y casi como sin darnos cuenta, se estaran bajando del altillo las talegas con las túnicas, allí donde se guardan tantas cosas, desde los juegos de la niñez, la raqueta de aluminio o una vieja camiseta rayada. Ya pronto llegará el aroma de los espartos perfumando la estancia y hasta por algún rincón se colocaran las sandalias... mientras la luna espera mirarse en el verde espejo del Betis en la más íntima madrugada.
La vida pasa, dejando atrás el aroma de la Cuaresma, que tanto sabe de azahares y de cera derramada por esa calle sin cofradías a la que le dan la propina un Vía Crucis para que se sienta así pagada y chirrien por ella los coches al girar en la empedrada, aunque todo haya pasado y en el recuerdo sólo quede la visión del paso que entre la humareda se alejaba, pero siempre permanecerá en el alma, el frescor de la vida que siempre trajo, vestida de verde, al alba, la Esperanza, quizás por que ella es lo único que le queda por aferrarse a nuestra alma.

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