viernes, 14 de agosto de 2009

Los nardos


Ya han llegado, pregonando con su aroma la estancia, la Capilla de las Doncellas, cual mejor para guardar el perfume de una Reina, embriagándola del sabor agosteño que mañana, en forma de mazos, cual trigales que custodian una amapola, vigilaran a la Reina de los Reyes.
Sevilla ya la aguarda, como la aguardan quienes en unas horas iniciaran ese regreso que forma parte del rito de ser y sentirse sevillano, ese que pide tres gracias ante la Puerta de los Palos cuando el primer rayo de sol, cruza por Mateos Gago para iluminar su mirada etrusca.
Ya hay quienes preparan, desde los alcores y el Aljarafe, la peregrinación de llegar desde sus puntos de residencia, tras haber caminado toda la noche, hasta las plantas mismas de la Virgen de los Reyes.
Pero todo eso estará aún por llegar, si bien ya han llegado los nardos, esos que pondrá las manos expertas de los hijos de Ramito, el aroma que acompañará a la Reina de los Reyes, durante todo el recorrido, ese que se nos meterá en la memoria, ese que nos traerá el recuerdo de la mañana agosteña cuando pasados los días descubramos su aroma en cualquier otro lugar o escuchemos el pino mayor de las campanas, que nos traeran tantos recuerdos inseparables de nuestra niñez, también de nuestra adolescencía, en la mañana única de un 15 de agosto en Sevilla.

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