domingo, 2 de agosto de 2009

Jubileo en la Ronda


Está la Ronda desierta en estas horas del estío, en que la calor aprieta, y la luz poco recuerda a ese momento mágico del Jueves Santo cuando ésta penetra por las bambalinas del diseño inigualable de Juan Miguel Sánchez.
La tarde, en este primer domingo agosteño en Sevilla, es tranquila bajo el sol alto que cae a plomo y que no espera áún ni mucho menos dejar su último destello sobre la olvidada cúpula de la cercana Santa Catalina.
Pero en medio de tanta calor, hay un remanso de paz en la pequeña Capilla de Los Ángeles, donde se celebra el Jubileo de la Porciúncula, se respira el frescor de las rosas que parece aliviarnos del fuego exterior, mientras que Dios está presente, expuesto humildemente entre ceras, que la Hermandad de los Negros de Sevilla, parece no querer desprenderse de la humildad que siempre les caracterizó.
La campana anuncia las horas, la Reina de los Ángeles, aguarda en su altar para ser mediadora de la Gracia, y la Iglesia es un goteo incesante de fieles que buscan ganar el Jubileo Franciscano que cada 2 de agosto recuerda la gloria inmortal de la restauración por el Santo de Asís de la capilla de la Reina de los Ángeles.

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