lunes, 13 de abril de 2009

Treinta y dos pasos


Todo está consumado, la Soledad ha puesto el broche de oro de esta Semana Santa soñada, pleno soñado, que no se cumplía desde el año 2001, y apenas ha entrado, entre esperpentos de saetas perpetradas por supuestos saeteros que dicen que cantan bien, (pero que dificil es Dios mio escuchar una saeta en condiciones en esta Semana Santa), y mientras algunos comentan este asunto, los más se acercan a la puerta, sin saber que apenas hace una semana a esa misma hora había quienes andaban a tan sólo treinta y dos pasos de distancia.
Eso dura esta semana treinta y dos pasos, que separan la puerta de la Basílica del Señor de la puerta de San Lorenzo, treinta y dos pasos llenos de vida que se han ido consumiendo como se consume una candelaría en un palio.
Hace justo una semana y en esta misma plaza iniciabamos la Semana Santa, besando unas manos, que hoy ya son las de un hombre nuevo que preside el presbiterio desde su paso.
Ya lo dijo Joaquín caro Romero que la vida es una semana a la que nosotros le unimos que miden los treinta y dos pasos que separan estas dos puertas.
La única diferencia es que mientras la mayoría dicen hasta el año que viene si Dios quiere, nosotros decimos hasta mañana por que el Señor lo quiere.

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