lunes, 14 de marzo de 2011

Salud del Soberano



Parece que la lluvia, el mayor enemigo de las cofradías, nos dejará sin contemplar al Soberano camino de la Catedral en esta tarde de marzo.
Había despertado en nosotros muchas ilusiones este Vía Crucis tan cargado de nostalgia, tan nuestro, porque de San Gonzalo son aquellos recuerdos de la ilusión de una cofradía humilde que siempre creció con nosotros, nazarenos a los que les crecían aquellas túnicas de largos dobladillos, porque de esa Triana nueva, que es también nuestra Triana, es esta cofradía a la que pertenecen  tantos amigos que acompañan a su Señor, con el cirio rojo en el cuadril o bajo su paso con el izquierdo por delante, pero no podemos olvidar a tantos y tantos, aquellos siempre clásicos de San Gonzalo, que son de su Virgen de la Salud, esa que cuando camina por San Jacinto con la luz de la tarde, hace que florezcan a su paso los recuerdos de tantas cosas que ya se fueron.
Hoy, a pesar de la lluvia, echaremos en falta a quien era tanto de aquella Virgen de la Salud, aquella que llegaba desde su casa con la luz de la tarde a la Fundación Carrere, la de la cofradía sobre las vías de aquel viejo tranvía pasada la Torrecilla y frente a la fábrica de aceite, la que presidía aquella habitación sobre el cabecero de la cama, aquella Salud de San Gonzalo, que hoy es la Salud del Soberano, en la que se depositaban las oraciones tras quizás un café de tarde y tertulia de confidencias en Lola en Álvar Nuñez.
Hoy su recuerdo permanece en la oración ante aquella Virgen de la Salud, la de aquella foto, la de Lafarque que siempre nos acompaña, y que tantos secretos guarda.

(Fotografía: Eugenio Borrego)

No hay comentarios: