En este verano en que la figura agigantada de Sanchez Mejías nos acompaña en los momentos de asueto y lectura, llegó a mis manos por casualidad la revista Leer que en su número de Julio-Agosto dedicado a la tauromaquia hay una supuesta entrevista de Victor Márquez Reviriego al torero protagonista del Llanto de Lorca.
Igualmente en la revista encontramos algunos interesantes artículos de otros autores, pero sin duda quedámos muy sorprendidos al leer el artículo del profesor de Filosofía Jesús Mosterín, Farsa y mitos de la tauromaquia, en el que este señor demuestra tener un absoluto desconocimiento del toro bravo defendiendo unas teorias completamente inverosimiles sobre la docilidad del toro, lanzando gran cantidad de falacias, que han tenido respuesta y de que manera,por parte del escritor y matador de toros onubense Santi Ortiz quien ha retado publicamente al profesor Mosterín para demostrar sus teorias en el campo y ante un burel.
Viene esto a colación, cuando la sangre aún caliente de Luis Mariscal sigue empapando el dorado albero maestrante, en la cogida más importante de este año, y de los últimos años en nuestra plaza, que supera en gravedad a la sufrida en Aguascalientes por el semi-dios José Tomás.
Y es que aunque el señor filósofo quiera negarlo, los dóciles toros del señor Mosterín cogen a quienes les plantan cara, frente a frente, en una plaza de toros como en el caso del torero sevillano con el sólo engaño de unos rehiletes y el valor seguro de si mismo.
En la cogida de Mariscal está la verdad y la grandeza de la fiesta, la realidad que algún filósofo no querrá ver porque se negará a la evidencia de que la tauromaquia está cargada de razón e inteligencia.
En la cogida de Mariscal está la verdad y la grandeza de la fiesta, la realidad que algún filósofo no querrá ver porque se negará a la evidencia de que la tauromaquia está cargada de razón e inteligencia.
La sangre de Luis Mariscal, sangre de torero de dinastía sobre el dorado albero es la mejor respuesta para este señor y sus ilógicas teorías y el mejor recordatorio de que los toros hieren, porque nunca fueron dóciles, sino bravos, y su fiereza sometida por el hombre quien desde su inteligencia crea el arte de la belleza de ver su codicia y entrega al seguir los engaños. Y para el que no lo quiera creer, ahí están las dos cornadas y las cinco trayectorias en el muslo partido en dos de Luis Mariscal.
Hoy nos gustaría haber contado de los olvidados 70 años de la alternativa de Pepe Luis vestido de purísima y oro cual seise de la Patrona, de la oreja de Vilches en el silencio de la noche maestrante y de la arrancada por Salvador Cortés, una más para seguir callando bocas, del muy serio encierro de Peñajara, en estos 15 de agosto de corridas duras que parece que estamos en otros sitios... pero todo queda eclipsado por la terrible cogida del hoy banderillero y ayer novillero de postín y matador de toros, que nunca volvía la cara y que tuvo la gloria de cruzar la Puerta del Príncipe.
Esperamos, que pronto Luis Mariscal, vuelva a pisar el albero de la Maestranza y a poner unos de esos pares que ponen a toda la plaza en pie mientras la banda de música rompe a tocar en su honor un pasodoble de ensueño.
Mientras tanto, mucho ánimo, Luis, mucho ánimo torero.
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