martes, 7 de mayo de 2019

Pincelada de pureza


La floja y descastada corrida de Juan Pedro se llevó por el sumidero de sus pobres embestidas uno de los carteles más rematados de la presente Feria de Abril, -que por mor de los políticos y el lobby turístico se celebra en estos días de mayo-, y que conjugaban a Morante con el Consentido de esta Plaza y remataban con Diego Urdiales, que tras los sonados triunfos de Bilbao y Madrid de la temporada anterior volvía a Sevilla tres años después.
Urdiales, es posiblemente el torero que ha toreado más despacio y con más gusto en lo que llevamos de feria, con un recibo a la verónica a su primero, ganando espacio, con sabor a Triana, que remató con dos medias con tanta pureza y naturalidad que crujieron hasta las columnas con sus arcos. Después con la muleta, aunque sólo fueran pinceladas de pureza, sonaron las notas de su toreo eterno,  que no entiende de paisanajes ni de DNI porque el toreo eterno es sencillamente universal, manque alguno sólo tengan partituras para otros. Lástima que matara de una fea estocada baja, porque de matar como le hemos visto otras tardes, la vuelta al ruedo que dió tan despacio, hubiera sido sencillamente triunfal. Alguien escribió que Diego Urdiales era torero de Sevilla, no se si muchos hoy lo verán así, pero estamos convencidos de que no tardaremos tres años en volverlo a ver en el Baratillo.
No se si a Morante le picó su amor propio, pero el arrimón que se pegó con el manso que hizo de sobrero 4º no fue precisamente un brindis al sol, y lo de Manzanares, Cielo Andaluz incluido, tras los seís toros que le hemos visto esta temporada en Sevilla, es más grave de lo que parece.

Foto: @Firma_Arjona


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