miércoles, 4 de mayo de 2022

Orejas baratas


 

Cuando nos encaminábamos a entrar en la plaza, el cielo color panza de burra se recortaba a través de la antigua reja de forja - obra de Pedro Roldán del convento de Regina (Angelorum)- por la que acceden a la plaza quienes entran por la Puerta el Príncipe. La Giralda, parecía una transfiguración blanca sobre la oscuridad de la tormenta y la Santa Juana -ahora Giraldillo- marcaba con su palma a Alcalá. La tarde, una vez más se metía en agua, pero a diferencia de la tarde anterior, no había ni la mitad de la afluencia ara un Martes de Farolillos de esta Feria larga en cuanto a lo feriante  y con carteles rematadísimos en cuanto a lo taurino. Quizás este cartel, con toros de Juan Pedro-Parladé era una isla en medio del oceano de los carteles rematados y eso hizo, que muchos habituales lo dedicaran a pasar el día en familia en Los Gordales, y que en la plaza hubiera mucho público ocasional en medio de mucho ladrillo.

La corrida de Juan Pedro-Parladé fue más de lo mismo del Domingo de Resurrección, no llegamos esta vez a escuchar el grito en la grada de "¡Juampedro,veta ya!" pero no es menos cierto que los dos ejemplares de Parladé tuvieron más transmisión, dentro de su descastada condición, que sus parientes del hierro de Veragua. Ya sólo queda una más de la divisa de Lo Álvaro para San Miguel.  Y en medio de todo tres toreros, Daniel Luque, que volvía tras la Puerta del Príncipe de hace unos días, y a la que por suerte hubo algunos aficionados que tuvieron el gesto de sacarlo a saludar tras su gesta y que estuvo comprometido con el cuarto, en quizás lo mejor toda de la tarde, y que curiosamente se quedó sin trofeo, en esta plaza que esta temporada se dan tantas orejas baratas. 

Baratas -incluso muy baratas- fueron las orejas que cortaron Álvaro Lorenzo y Ginés Marín, a los toros de Parladé. Álvaro Lorenzo estuvo aseadito con el quinto, incluso haciendo que la música sonara -con Agüero- cuando tenía que sonar, lo que últimamente ya es noticia, pero aquello no subió el nivel y al final una estocada corta, tras unas bernardinas de fin de fiesta, hace que el toro caiga, y con menos pañuelos en comparación que otros días el mimso presidente concediera una oreja, las cosas... A Ginés Marín le tocó un sexto toro, con un punto de genio, al que sometió en los terrenos de chiqueros, y donde se hartó de darle pases, incluso alguo hasta mirando a los clarineros, mientras hubo quien llegó a destrozar un fandango (imaginamos que por los efluvios de los caldos y destilados de la comarca de Jerez)... Tras una estocada cortó otra oreja de esas que no pasaran a la historia, en esta tan baratata en cuanto a trofeos -y alguna que otra Puerta del Principe-,Feria de Abril.

Foto: Pagés

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