martes, 28 de septiembre de 2010

Petardo


Así sin más es la mejor manera de definir la Feria de San Miguel que hemos vivido, que si empezó mal con la novillada de Toros de la Plata, fue a peor con la corrida de Alcurrucen en el descafeinado mano a mano que la empresa nos sirvió el sábado con El Cid y Daniel Luque y terminó con el desastre de la corrida de Zalduendo.
Recuerdo que al salir de la plaza el sábado y mientras tomábamos una cerveza en Ventura alguién comentó que el Juli había estado cumbre en Pozoblanco y que a  Morante  en esos momentos lo llevaban a hombros por las calles de Barcelona después de una faena que convirtió la Monumental en un manicomio...
Y ya nos temimos lo peor, un petardo de los gordos, de esos que parece mentira se den en ésta ,que algunos gustan de llamar el templo sagrado de la tauromaquia, y lo peor de todo, es que no nos equivocamos.
Toda la tarde escuchábamos a nuestro vecino de localidad, la misma queja, la misma sentencia, que es una verdad que bien podría ser esculpida en mármol, "esto (la fiesta) se la están cargando quienes más deberían de respetarla".
Duele, y de que forma que estas situaciones se den precisamente aquí, y no en una tarde cualquiera, sino en una tarde que muchos tenían señaladas en sus calendarios desde que salieron los carteles anunciando a los toreros, pero también a los toros de Zalduendo, desde el ya lejano mes de febrero, donde conseguir una entrada en estos días previos era casi imposible y en el que a pesar de la baja de Manzanares y de la inclusión de Oliva Soto, apenas sí hubo devoluciones.
Por eso duele aún más la limpieza de corrales, y quien sabe si de dehesas, que ayer sufrimos en la Maestranza, porque no hay que ser excesivamente aficionado para saber que el año de Zalduendo no está precisamente siendo deslumbrante, y que aunque algunos, entre ellos Morante y El Juli, han matado casi toda la camada de Fernando Domecq, no podemos olvidar que lo han hecho aún con polémica y baste recordar lo ocurrido en la famosa corrida del Puerto de este verano.
Indignación y cara de tonto se le queda a uno cuando sale una tarde así de una plaza de toros, a la que entró con un atisbo de esperanza de ver algo distinto, y salió palpándose el bolsillo por si acaso no le hubieran también birlado la cartera.
Morante y El Juli fueron silenciados,si bien a lo mejor deberían de haber sido abroncados junto a sus respectivos apoderados por la infumable corrida que eligieron, al igual que la empresa que encima lo remendó con lo de Hermanos Sampedro, que al igual que el titular de Zalduendo que se lidió, que no se sostenían y el equipo presidencial que tiró para alante con lo que había en los corrales.
En fin, para que seguir, la tarde dió para poco más, y encima creemos que de poco le ha servido a quien más falta realmente le hacía, que no era otro que Alfonso Oliva Soto.
Así está la fiesta y encima está claro que los que deben de velar por ella, son los que menos interes tienen.
Y mientras tantos los aficionados y el público en general aguantando el petardo.
(Fotografía:Manuel Gómez/ Diario de Sevilla)

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