Han pasado los días, pero su recuerdo se ha quedado prendado de nosotros, como se quedó en el aire el aroma del incienso, a pesar de que ya había pasado la cofradía.
La visión de la Domus Aurea con camelias, trajo esos recuerdos de nuestra niñez, que por mucho que pase la vida, siempre permanecen, y es que la Virgen de Loreto y su hermandad de San Isidoro, siempre permanecen, a pesar de los tiempos, las modas y las tendencias, porque tienen la perfección de lo autentico, eso que lo hace que siempre nos llegue al alma, y cuando pasa, lo hace al igual que pasó ayer, cuando eras un niño que esperaba a ese nazareno con bocina delante del paso de su Señor de las Tres Caídas ayudado por su Cirineo.
Ver a la Virgen del Loreto, siempre fue un deleite para nuestros sentidos, sobre todo en nuestra más tierna infancia cuando entrabamos en aquel San Isidoro oscuro antes de que se cuartearan sus muros y alguien te pedía que te fijaras en la silueta del Plus Ultra, también porque no en aquellos tiempos en que la conocimos en aquel Oratorio de Luchana, en que su cercanía evitaba lo frío de aquel lugar de circunstancias y aquellos días de exilio en la Anunciación, en los que quien sabe si algunos, entonces, al ver la autenticidad de lo que llegaba desde la Costanilla empezaron a valorar lo que tenían .
Este año, volvimos a disfrutar de la cofradía, desde la Cruz de Guía al piquete de Tablada que tras el preste la cierra, volvimos a deleitarnos con esa joya que tallara Francisco Ruiz Rodríguez, Curro "el dorador", para que se alzara la Tercera Caída de Sevilla que viene de la Costanilla...
Volvimos a escuchar a la chiquillería que anteceden sus pasos, que no hay mejor escuela de las cofradías que ésta de los monaguillos de San Isidoro, donde no hay mejor maestros, que sus paveros...
Pero todo esto quedaría incompleto, hasta que no llega bajo un palio de sol, la Virgen de Loreto, la autentica Señora de las Camelias de nuestra Semana Santa, con el que se hace perfecta la perfección completa de esta Hermandad -y es que mas perfección no le cabe- y recuerdas cuanta verdad y grandeza tenían las palabras de aquel que un día te dijo que las cofradías deben de pasar como lo hicieron siempre, como pasa San Isidoro, fiel a si misma, como lo hizo ayer, como lo hace ahora y como seguro, porque así lo quieren sus hermanos, lo seguirá haciendo siempre.
La visión de la Domus Aurea con camelias, trajo esos recuerdos de nuestra niñez, que por mucho que pase la vida, siempre permanecen, y es que la Virgen de Loreto y su hermandad de San Isidoro, siempre permanecen, a pesar de los tiempos, las modas y las tendencias, porque tienen la perfección de lo autentico, eso que lo hace que siempre nos llegue al alma, y cuando pasa, lo hace al igual que pasó ayer, cuando eras un niño que esperaba a ese nazareno con bocina delante del paso de su Señor de las Tres Caídas ayudado por su Cirineo.
Ver a la Virgen del Loreto, siempre fue un deleite para nuestros sentidos, sobre todo en nuestra más tierna infancia cuando entrabamos en aquel San Isidoro oscuro antes de que se cuartearan sus muros y alguien te pedía que te fijaras en la silueta del Plus Ultra, también porque no en aquellos tiempos en que la conocimos en aquel Oratorio de Luchana, en que su cercanía evitaba lo frío de aquel lugar de circunstancias y aquellos días de exilio en la Anunciación, en los que quien sabe si algunos, entonces, al ver la autenticidad de lo que llegaba desde la Costanilla empezaron a valorar lo que tenían .
Este año, volvimos a disfrutar de la cofradía, desde la Cruz de Guía al piquete de Tablada que tras el preste la cierra, volvimos a deleitarnos con esa joya que tallara Francisco Ruiz Rodríguez, Curro "el dorador", para que se alzara la Tercera Caída de Sevilla que viene de la Costanilla...
Volvimos a escuchar a la chiquillería que anteceden sus pasos, que no hay mejor escuela de las cofradías que ésta de los monaguillos de San Isidoro, donde no hay mejor maestros, que sus paveros...
Pero todo esto quedaría incompleto, hasta que no llega bajo un palio de sol, la Virgen de Loreto, la autentica Señora de las Camelias de nuestra Semana Santa, con el que se hace perfecta la perfección completa de esta Hermandad -y es que mas perfección no le cabe- y recuerdas cuanta verdad y grandeza tenían las palabras de aquel que un día te dijo que las cofradías deben de pasar como lo hicieron siempre, como pasa San Isidoro, fiel a si misma, como lo hizo ayer, como lo hace ahora y como seguro, porque así lo quieren sus hermanos, lo seguirá haciendo siempre.
1 comentario:
Enorme Pepe Luis
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