martes, 31 de marzo de 2009

Aromas de esparto


Puntual a la cita, como cada año, a una semana de los días señalados, se han bajado del soberao las talegas que contienen los lienzos que habremos de vestir un día al año en esta vida y eternamente cuando sea el Gran Poder quien salga al encuentro de nuestra vida.

En las talegas viene el olor inconfundible de la hermandad de nuestra niñez, esa que parece se quedó para siempre jugando en la plaza más bonita del universo, esa que trae los aromas inseparables de la calle Alcoy, olor a cera virgen en el casinillo de la Capilla de los Peragullano, esclavina de tercipelo azul y flecos de oro, dobladillos que se echaban cada año, túnicas de hilo gallego, cruz trinitaria...

Pero también vienen el olor que desprende la túnica de ruán, esa para la que estábamos predestinados desde nuestra niñez, esa que vestimos por primera vez cuando apenas eramos un imberbe adolescente, el ruán de esa hermandad de nuestro día a día, la que nos enseñó tantas cosas, de la que aprendimos unas formas antiguas, que nunca cambiaron a pesar del curso de los tiempos y que cuando alguna vez se desbordaron, siempre supieron volver como un río a su cauce, sin los traumas ni las perdidas de las maneras de siempre y que permanecen, igual que ayer, cual película de nuestra vida, que recuedan aquellas imágenes deliciosas de Currito de la Cruz en la versión muda de Pérez Lugín.

Junto a los lienzos antiguos de las túnicas, vienen los machos de cartón, vulgo capirotes, las sandalias y el aroma inconfundible de los espartos, ese que nos recuerda a la Plaza de la Alfalfa y aquel día, cada vez más lejanos en que con nuestro padre fuimos a hacernos aquel cinturón que sustituimos hace poco, porque aunque nos aferremos a ello, ya no somos aquel niño de aquella alternativa junto a nuestro Gran Poder. Pero con ellos, siempre vuelve ese aroma tan característico del esparto, labor de pueblo llano, que perfumarán la habitación mientras esperan enrollados en cualquier rincón, el momento de ceñir las túnicas, la blanca del Martes y la negra de la Madrugada.

Poco queda, para que llegue el momento que mi madre espera todo el año, mientras tanto el olor de los espartos acompañará nuestra espera y permanecerá durante algunas fechas, cuando haya pasado absolutamente todo y la rutina de los días, nos inunde de nuevo con la nostalgia de lo vivido.

lunes, 30 de marzo de 2009

Las verdades de Enrique Henares


Decía Rafael El Gallo que "la verdad del torero es tener un misterio que decir, y decirlo", y ayer en El Maestranza, Enrique Henares Ortega, emparentado con los Gallo y asiduo de la Grada 4 de la Maestranza, dijo las verdades del cuento que muchos piensan y que cuando les llega la oportunidad, se quedan en el ripio fácil, se las piensan y no las dicen.
Hoy las páginas de algunos periódicos hablan de mitin político, de letanía de agravios, de que el pregonero se metió en charcos que ni le van ni le venían y tantas otras cosas, y es que a veces es muy duro en estos tiempos politicamente incorrectos escuchar lo que el pregonero defendió y denunció desde su atril, que no está tan alejado de lo que tantos otros podemos pensar. Afortunadamente el pregón no tienen porque darlo siempre periodistas , que a veces para dar un discurso sincero no hace falta ser profesional de la información y si saber cantar a la vida con sus realidades, porque aquí hoy algunos mirarán la rima asonante y la métrica imperfecta, pero olvidaran esas valentía del pregonero para decir esas verdades que esos mismos no son capaces de decir y denunciar en sus columnas desde las que pontifican desde más de uno y más de dos medios de comunicación.
Hoy pregonero, después de lo que vivimos ayer en el Maestranza, le felicito por su valentía, por como dijo Belmonte hacer bueno el dicho de se torea como se es, por tan magnífica exposición cargando la suerte y exponiendo las femorales para que se las partan los pitones de los cobardes de siempre, que es lo dificil de esto, pues lo fácil para otros, era a lo que se nos han mal acostumbrado esos neocofrades que desconocen que el pregón de Rodríguez Buzón, canón supremo de algunos, también tuvo una parte profunda en defensa de las cofradías y de sus gentes, a los que denominó quijotes a los divino.
A veces, decir las cosas como son duelen y posiblemente por eso, hoy algunos de los que escriben de Cofradías se han descubierto y asi como se dice vulgarmente, se les ha visto el plumero.
Y es que a veces, bien parece que hablan desde otros prismas tan alejados de ls cofradías y deberían antes de mirar la paja del ojo ajeno del pregón, mirar la viga de su propio día a día, porque las cofradías no pueden ir de espalda de la institución a la que pertenecen.

Hoy, estos mismo, que después justifican que haya tramos de agnósticos en nuestra cofradías, le harán el comentario de texto al pregón entre jijiji y jajaja, tragando quina, pero como bien decía Rafael el Gallo, las broncas se las lleva el viento... y lo que dijo y ha dejado escrito el pregonero quedará para la historia, mas que les pese a muchos.
Si tenemos que ponerle alguna pega al pregón, sólo le achacaríamos el exceso de tiempo, pero eso no quitó que la exposición en determinados momentos fuera magnífica y que algunos se les atragantaran los aplausos del respetable, aunque la ex alcadesa de Castilleja y actual Subdelegada de la Junta lo aplaudiera absolutamente todo, ¿será porque posiblemente no se había visto en otra igual?
Hay cosas que podrán gustar más o menos, pero la realidad es que ayer Enrique Henares tenía verdades que decir, y las dijo, a lo que sólo podemos jalearlo como se merece:

¡Ole los costaleros valientes!

viernes, 27 de marzo de 2009

Días de papeletas


Como aquella primera vez de la mano de tu padre, has subido la escalera de mármol de aquella casa de la Plaza, para sacar la primera papeleta de cirio en el Señor... Igual que años antes llegabas a Alcoy, y te esperaba aquella mesa de señores a los que les dabas un beso, como tantas veces otros días, cuando con el uniforme del colegio junto con tu hermano, te sacaban la papeleta de cirio niño y derecho a capirote con imperdibles, esos imperdibles que volvían a casa en el bolso de mamá, por que los nazarenos aunque sean niños, no se descubren, mientras en el fondo se probaban aquellas túnicas de hilo gallego...

En estos días de papeletas, hemos recogido las papeletas de nuestras Cofradías, papeletas de cirio, la papeleta simbólica de esa cruz arbórea que no tomaremos el Jueves Santo, la papeleta con la que acompañaremos a nuestro Corazón Traspasado... pero también en estos días hemos recogido la papeleta de una nueva vida, esa a la que habremos de legar aquello que un día recibimos, esa vida a la que tomaremos en brazos para acercarla al Señor de nuestros padres, al Dios de nuestros abuelos, a esa Virgen Dulce con la que un día aprendimos a rezar, a esas cofradías a la que llegamos en nuestra adolescencia, a nuestro Catedrático...

Ya hemos recogido la primera papeleta de esa vida que va creciendo día a día, esa que si Dios quiere, tendrá la suerte de tener ese derecho que a otros le impiden, el derecho de ser persona pese a ser un pequeño ser indefenso, el derecho de la vida, desde el primer instante de su ser natural, ese por el que si algunos fueran coherentes no habría que ponerse ningún lazo ni distinción, porque el día en que formarón parte de la nómina de tal o cual cofradía juraron unas reglas donde el derecho a la vida estaba más que implícito.

Ya han llegado los días de papeletas y este año, hemos recogido las de siempre y una más, la de quien aguarda sin saberlo un sitio en la cofradía que un día recibimos.

jueves, 26 de marzo de 2009

Todo... y nada

Ya lo veís, ahí los teneis, está casi todo, pero falta todo, nada tendría sentido sin aquello que es vehículo de nuestra fe. La cuaresma se nos está diluyendo, como se no escapa el agua entre las manos, pero siempre nos dejará la esencia, porque cada año parece igual pero siempre es diferente, por eso se nos queda marcada en el alma y vuelve a florecer, como florecen los nuevos azahares en los viejos naranjos, con su olor de siempre.
En esta imagen se muestran tantas cosas que están por llegar, porque aunque parece que está ya todo, no ha llegado nada y nos recuerda que aún nos quedan tantas cosas por vivir.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El milagro de la gracia



Hace apenas unos días te vimos llegar, eras apenas una mesa, un bulto casi escondido en aquel rincón oscuro, pero a los pocos días, ya eras algo más, los priostes habían subido el techo de palio y las bambalinas ya suspendían gracilmente de los varales.
Con precisión artillera, días después llegaron los faldones y con ellos los respiraderos, esos de los que cuelga en forma de macho, toda la gracia de la torería del arrabal, compendio de tauromaquia que se inició junto al matadero con Costillares y Curro Cúchares, siempre a los pies del Cristo de la Salud, y continuó con el Tato, Pepete, entronca con los Vázquez y sigue con Diego Puerta, ¿se puede tener en esta vida mejor cartel de toros...?
En estas mañanas, muy temprano gustamos de acercarnos a ver como se va transformando ese mecano sin sentido en ese milagro de la gracia donde se paseará la Virgen del Refugio.
El naranjo del patio ya derrama el aroma de sus azahares, como esperando formar parte de los fanales de claveles donde aparecerán cual munición artillera, en ese lugar donde las tardes de estos días hacen cola quienes harán posible el milagro de la cofradía en la calle, quienes vestirán de catafalco y nazareno para acompañar al Cristo de la Salud, en ese día en que el barrio de San Bernardo renacerá de si mismo, en ese día en que para nosotros, San Bernardo es mucho más que una cofradía en la nómina, porque es puntal de nuestro miércoles santo, tantos años el día más triste de nuestra vida, que se sustenta entre el sol en el puente y la sombra en el Arenal .
Hoy, como hicimos ayer, como haremos mañana, como aprendimos de quienes sin saberlo, nos legaron tantas cosas, volveremos a llegar a San Bernardo, a esa hora en que nadie nos espera, para ver como de la nada va surgiendo, cual azahar en el naranjo, el milagro de la gracia.

martes, 24 de marzo de 2009

La mudá


Eran simplemente otros tiempos, aún no había surgido la fiebre de "los niños" y la gente de abajo eran eso que hoy, nos gusta de llamar "los antiguos"; era a mediodía y los costaleros aparecían con los viejos costales de mantas, gentes curtidas en los trabajos del muelle, allí estaban, los mandaba ese capataz al que este año le habían dado la cofradía, a las 3 en La Torrecilla, y allí que estaban esperando a los costaleros, pocos, apenas los cabales.
Desde La Torrecilla, casi en medio del campo, casi donde ya no era ni Triana, más allá de la cochera de los tranvías, se encontraban, eran pocos, casi los justos para dejando la corriente en banda, llegar hasta la calle San Vicente.
Alrededor del paso, poco personal, digamos que los justos, la mole dorada del canasto, en el mejor de los casos oculta por mantas, y a toda prisa iniciaban el traslado,nunca mejor dicho aquello de a paso de mudá, por un paisaje de huertas, calles de tierra o mal adoquinadas, con charcos y los raíles de los tranvías...
Esas eran la mudás que nos contaba nuestro abuelo, tan distintas de esas que hoy, cuando en nuestra opinión, todo anda muy desvirtuado y que han obligado a las hermandades a recortar ante la bulla que se forma delante de una mesa, por no hablar de lo que se encuentra tantos días delante de las parihuelas de ensayo.
En estos días de mudás y traslados, pensamos en aquellos costaleros de entonces, en aquellas candelerías de fundición, en aquellas parihuelas que más que pasos, parecían ratoneras, llenas de tela metálica, en aquellas calles llenas de socavones y en el peor de los casos hechas un puro charco, en los capataces de entonces, esos que sabían como tenían que cuidar de su gente, pues si un peón se lastimaba, era un hueco que no se podría cubrir probablemente en toda la semana, en aquellas "corrías" de mármol a mármol, en aquella latilla del aguador...
Pensamos y no nos imaginamos que hubiera pasado con nuestra Semana Santa de haber permanecido igual tantas cosas, sin evolucionar tantos años...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cincuenta años


Ya han pasado cincuenta años maestro, de aquella alternativa en Fallas, cincuenta años, toda una vida, que como usted bien ha dicho se le han pasado en un suspiro, como se nos han pasado a nosotros, los diez que hace ya, que en esa misma plaza celebró en los ruedos sus cuarenta años de doctorado.
Cincuenta años, que son algunos más desde aquella tarde del cincuenta y siete y aquel novillo Radiador, cincuenta años que son algunos menos de aquel día de la Ascensión y los toros de Urquijo o del día de Flautino y su gente esperándolo, matitas de romero en las solapas, expectación en la calle Iris.
Más de medio siglo de torería que se le han pasado en un suspiro, pero cuantos suspiros de torería, se quedaron para siempre impregnados en las vueltas de su capote, en verónicas de ensueños, ganando siempre el terreno, la pierna alante, cargando la suerte, como le enseñara Salomón Vargas, cada vez más despacio, como queriendo parar el tiempo y abrochando el quite, con esa media en la boca de riego, que tantos han querido, inutilmente, imitar después.
Medio siglo de toreo, que nos contaron sentados en las rodillas de aquellos que nos hicieron creer, y nos trasmitieron la fe de su currismo, esa que nos hizo cometer la locura de irnos a Jerez, al Puerto o a Antequera para ver que era posible, lo que otros creían imposible y es que, verdad José María, la loteria, a veces, toca, vaya que si toca, y nos hace que sigamos cometiendo la locura de torear al aire imitando inutilmente lo inimitable, cuando hablamos de él.
Cincuenta años de alternativa, que aunque ya no te veamos desde hace casi una década en los carteles de abril y rompiendo el paseillo liado en tu capotillo de seda, no han hecho que te hayamos olvidado y te sigamos soñando, torero de Sevilla, en la Pañoleta o en Utrera, en Málaga o en Almería o en aquella mañana de La Algaba.
Hoy se cumplen cincuenta años de este matador de toros por el que nos acercamos a la fiesta, por el que aprendimos que el toreo es un arte académico que sobrepasa las medallas que unos reciben y otros devuelven, por el que aprendimos que nos pueden entrar más toreros en la cabeza porque él era distinto, distinto en tardes de triunfos con sombreros y romero por el albero y distinto, porque no, también, en las tardes de almohadillas y broncas que se llevaba el viento, cincuenta años de alternativa de quien descubrimos que los elegidos pueden parar el tiempo con un capotillo entre las manos.
Cincuenta años del torero más importante de Sevilla, que entronca con la gracia de Pepe Luis y de Chicuelo y con el embrujo de Rafael .
Hoy se cumplen cincuenta años de que tomara la alternativa un torero distinto, faraón nacido en Camas, llamado Curro Romero.
(fotografía: Atín Aya)

sábado, 14 de marzo de 2009

Si bene locutus sum cur me caedis


Ya vienen las savias nuevas a quienes legaremos aquello que un día nuestros mayores nos legaron, ya hay quienes buscan la esclavina azul con la cruz trinitaria, terciopelo de retales de una restauración de hace ya treinta y cinco años, la vida pasa, pero ellos permanecen, con la ilusión de la primera vez, y fíjate que en esta mañana correrán por la plaza, como tú también correteases, con la medalla con el cordón rojo y azul al cuello, mientras del interior de la Parroquia salían, como hoy, las solemnes notas de los violines y la viola de la capilla musical que dirigía Luis Lerate, con su violín y su pañuelito blanco al cuello, ellos habrán de beber el mismo agua, de la misma pila, de la que tu bebiste de la mano de Curro, ellos habrán de escuchar hablar de esa Hermandad que tu viviste en tu infancia, esa de la que nunca olvidarás a Enrique o a D. Manuel Filpo.
Cuando suenen los altos sones de Dulce Nombre, querrás volver a coger la mano de tu padre para acercarte a la protestación de fe, la vida se renueva pero en esta fila que te antecede siempre perdura, porque en ella habita la hermandad de nuestras vidas, las de las generaciones pretéritas, que se marcharon y la de aquellos que disfrutamos de su presencia y que será la misma de los que ya vienen, porque la hermandad es como esa túnica de nuestra niñez, que con los años le fueron echando el dobladillo y que hoy ya espera retales nuevos.
Y conforme te vas acercando al altar, observa esa Hermandad que permanece, esa que a pesar de las personas y las circunstancias no cambian, ya ves al Hermano Mayor con la vara dorada, hoy la tiene Manolo, pero que no deja de ser la misma que un día asumieron Jesús, Juan Luis, Pepe o Martín, y Ángel Casal, siempre nuestro teniente, por mucho que pase la vida y otros ostenten ese cargo, por no recordar a todos esos que un día se pusieron al frente de la misma desde D. José Vaca, cuando las circunstancias no eran tan fáciles como ahora.
En esa fila que nos anteceden hoy están todos aquellos que fueron y son nuestra hermandad desde Filpo y Enrique, desde Martín a Juan Luis, la de Julio Montes y Salaíto, la de Neguillo y Agustín Carlos, es la misma hermandad de quienes siguen con nosotros como Alfonso García de la Paz o la de Pepe Fluja, es la Hermandad del ayer, pero también la del presente, la de los mayores y la de los jóvenes, esas que están unidas por ser y sentirse de la Bofetá, a la que nos duele por sus cosas, porque ella es parte de nosotros.

La fila de la protestación de fe, va acercándose al altar mayor donde espera el Evangelio con las Reglas ante la presencia de nuestros titulares, en ella va el legado de lo que un día recibimos y que pronto tendremos que depositar, en los que ya amanecen a la vida como el nuevo sol de nuestro escudo.
(Foto: Roberto Villarrica)

jueves, 12 de marzo de 2009

Bofeteros de ayer, de hoy y de siempre


Los bancos del coro de San Lorenzo están apretados en estos días de Quinario, puede que en los bancos más delanteros haya espacio, pero en los del fondo se reparten sentados por ellos mucha historia de la Divina Guantá, gentes que a pesar de los tiempos y de las personas, nunca la abandonan y en cualquier momento te pueden sorprender con esa chispa de cofrade antiguo, pues aprendieron a leer en las letras de Calvario, cuando sus mayores se reunían en la Orden Tercera de San Antonio y ellos, aún en pantalones cortos miraban y escuchaban las anécdotas de aquella Cofradía de los mayores que les estaba vetada por la edad y por los tiempos.
Allí están, algunos que responden a los mismos apellidos que ya aparecían en las primera relaciones de hermanos-acionistas, siempre la terminología mercantil tan cercana a la Hermandad del Señor ante Anás, en los para muchos lejanos tiempos de San Román. Allí están los nazarenos que hoy son los decanos de esta Cofradía del Martes Santo en tomar el cirio al cuadril y sujetarse el antifaz y a quienes, mantienen viva la llama de quienes les legaron su amor por esta Hermandad y hoy ya se lo enseñan a sus nietos.
Aquellos que son tan de su Dulce Nombre como puede serlo el estandarte o las convocatorias de cultos de Cayetano, Bofeteros de ayer de hoy y de siempre, a los que no nos imaginamos en otro lugar que no sea estos bancos finales del coro.
Hoy sonarán altas las voces del coro y en los bancos finales se responderá con el latín aprendido en aquellos cultos de San Antonio con la predicación del Guardián, en ellos, en estos días de Quinario, se sientan la historia viva y desconocida de nuestra Hermandad.

Los anónimos de San Lorenzo


Y los encontrareis en estos días de cuaresma, cuando vayáis deprisa para algún lugar, y os aborden para preguntaros por las fechas del reparto de papeletas o cuando será el Quinario, porque han tenido un sobrino y quieren inscribirlo en la Cofradía, anónimos de la Bofetá, que como en otras hermandades, sólo se acercarán por San Lorenzo en estos días, pero que llevan sus devociones muy dentro de su vida cotidiana.
Cualquiera de estas mañanas, llegará el correo electrónico de aquel hermano que te anuncia su llegada a la Ciudad, en la mañana del Martes Santo, casi con el tiempo justo, para tras ese encuentro con las imágenes, recoger unos caramelos de piñones y saborear una cerveza helada en la Bodeguita o en Ricardo y disfrutar de esa conversación con la que sueña en estos días y que cuando hayan pasado las fechas te recordará en ese correo electrónico que te escribe mientras se merienda unos caramelos de piñones, con los papeles de envuelta rojo y azul y abre el cajón de sus recuerdos al reencontrarse con esa fotografía de la Virgen del Dulce Nombre.
¿Cuánto saben nuestras imágenes de tantos Bofeteros de la diáspora, que apenas vuelven a Sevilla el Martes Santo para volverse a marchar a primera hora de la mañana del Miércoles Santo tras hacer la estación de penitencia?
Para esos hermanos de la distancia, a los que calificarlos de capiroteros me parece una ofensa, para los que la Hermandad sigue siendo el nexo que los une con la ciudad de sus mayores, esos que nunca irán en un puesto de relevancia ni tan siquiera con una insignia, ignorados nazarenos de cirios al cuadril de un tramo cualquiera, y para esos anónimos de San Lorenzo, algunos ni siquiera de la nómina, que se acercan cada día para musitar una oración metiendo la cara entre los apenas doce centímetros del hueco de la reja de la Capilla y que transmiten su devoción a quienes se convertirán en los auténticos protagonistas de nuestra Semana Santa, van dirigida hoy las líneas de este Soberao que se ha revestido de damascos como las columnas de la parroquia en estos días de Quinario a Jesús ante Anás en San Lorenzo.

martes, 10 de marzo de 2009

Alcoy


Muchas de nuestras vivencias en San Lorenzo, no tendría sentido sin este lugar, sin esta calle que sólo conoce el calor de la cera de los cirios del Buen Fin o de la Pastora en mayo, pero donde se fraguaron muchas de nuestras ilusiones, primero en aquella modesta Casa de Hermandad, en lo que hoy es la imprenta y poco más tarde en esa otra donde tanto aprendimos.
Allí, estaba y aún está, el paso dorado de la Divina Guantá, allí aprendimos jugando tantas cosas que serían fundamentales en nuestra vida, allí hemos reído y hemos llorado cuando nos sentaban en las faldas de Anás, allí hemos vivido la vida diaria de la Hermandad que se perdía en aquella priostía donde Enrique, tenía perfectamente ordenadas desde las herramientas a los elementos del Nacimiento que la Hermandad montaba en la calle Sierpes, allí el recuerdo de las cocacolas de aquel villalbero de San Lorenzo que era Nicolás, el bocadillo de Paco Feria o las pavías de Clemente, allí fuios por nuestras primeras túnicas de mayores, esas que ya no habían salido de la mano de nuestra madre y traían prendidas en su hilo gallego los recuerdos de los años de San Antonio que nos llegaban al abrir por vez primera aquellas talegas…
Allí queda siempre el recuerdo del señorío de aquel hermano Mayor, Martín y Maruja, las conversaciones con D. Manuel Filpo y el recuerdo de Dña. Mercedes de Martes Santo de nazarenitos y navetas de terciopelo azul.
Allí siempre estarán los recuerdos de Curro y Enrique, cuando pasada la Semana Santa nos encontrábamos, la casa llena de barreños con los guardabrisas cuajados de cera, allí siempre los días de la limpieza de plata que vivimos, y allí siempre permancerá aquel recuerdo familiar e imborrable de aquellos bancos azules, donde tantos soñamos nuestro Dulce Nombre.

lunes, 9 de marzo de 2009

Ductus est ad Anam primum


Llegan los días del calendario que nos acercarán aún más a San Lorenzo, días de Quinario a Jesús ante Anás, días de escuchar como el viejo órgano desgrana las notas de Lerate, de cómo este año se recuperarán las coplas de Salas, esas que traerán recuerdos de San Antonio y Orden Tercera para quienes vivieron aquella Hermandad tan diferente a la de hoy, sobre todo, para quienes seríamos incapaces de concebir sobre el mármol rojo del pedestal de la capilla otra presencia que no fuera la de nuestra Virgen Dulce.

A partir de mañana el incienso que se alza ante el altar, nos traerá el recuerdo de quienes fueron tanto y mucho de su Hermandad, aquellos que nos precedieron y que nos legaron aquella simbiosis, Hermandad-Banco-familia, que era mucho más que una relación de notas de cambio y transacciones bancarias tan ajenas a las que hoy nos muestra Botín. Aquellos de los que aprendimos a sentarnos apretujados en los bancos del coro de San Lorenzo, mientras la capilla musical dirigida por Luis Lerate desgranaba las composiciones que con tanta solemnidad vinieron desde San Antonio o sonaban las campanitas durante la Consagración.

A partir de mañana se iniciará el Quinario al Señor ante Anás, pero ya el pertiguero ha golpeado con su pértiga el mármol de San Lorenzo para mandar recoger los ciriales.

Hoy a manera de convocatoria de cultos, pegada en la pared de cualquier templo recordamos aquel latinajo que acompaña a la cruz trinitaria con la orla de Cayetano González:

"Ductus est ad Anam primum, si bene locutus sum cur me caedis"

viernes, 6 de marzo de 2009

Primer viernes de marzo


Y te buscaremos Señor, en esta tarde de marzo, cuando por cualquier esquina sintamos tu presencia, de pies desnudos, que nos abren la puerta de par en par a la nueva vida que desde hoy estrenamos.
Te buscaremos, tras un compás que tanto sabe de fervorines y de charlas de primitivos y te reencontraremos Cautivo y Rescatado, descubriendo nuevas devociones que arrancan de esta tan antigua de San Ildelfonso y de la que quedaremos eternamente cautivos en los nuevos arrabales.
Y será, que saldrás a nuestro encuentro, Misericordia Señor para nuestros Dolores, por las calles donde habita la leyenda y será cierto que te volveremos a ver, como nosotros hoy, ultrajado y abofeteado por las circunstancias de la vida.
Hoy sentiremos de nuevo la luz a la que nacimos, desnudos de la vergüenza que nos vistió con los años y querremos volver a la inocencia perdida, esa que que ya nos advierte reflejada en ese rayo dorado que se posa en lo más alto de la cúpula de San Pedro mientras nuestra vida se crucifica esta tarde en el calvario infinito del Aljarafe de donde habrá de resurgir y se hará de nuevo verdad aquello que dijera el poeta, porque ya se ve al Nazareno que se aproxima en la vira de oro de esta tarde de marzo.
(Fotografía: http://lasevillacofrade.blogspot.com/)

jueves, 5 de marzo de 2009

Ante ti


Hoy me he acercado a verte, Señor de nuestras vidas, Cristo de nuestros silencios, luz de nuestras esperanzas, hoy he sentido Señor en tu Capilla la soledad del hombre que se derrumba ante las circunstancias, el que tiene que sobreponerse a sus tibiezas y venirse arriba al contemplar tu lección de muerte.

Hoy mi Catedrático, he ido a verte para contarte mis pequeñas cosas, para agradecerte esa vida que va creciendo y rogarte por nuestras vidas. Ante ti Cristo mío, vuelvo a ofrecerte tantas cosas de mi día a día, esas que se inician cada mañana con un beso a la persona amada y darte gracias por tantas cosas y se duermen cada noche de la misma forma.

Pronto Señor, nos volveremos a encontrar en ese aúla magna que forman las paredes calimochas del Póstigo, cuando el sol de poniente bañe tu cuerpo tronchado y tu sombra se alargue sobre el monte de morados lirios y un año más, Tú nuestro Catedrático, nos vuelvas a dictar la suprema lección de vida eterna, que encierra tu Buena Muerte.

martes, 3 de marzo de 2009

Agustín Carlos


Viene el palio del Dulce Nombre, con su armonía de bordados, orfebrería y claveles rosas y de pronto uno de los manigueteros, te da una pequeña foto que acaba de sacar de debajo del manto azul con algún poema lleno de dulzura, es el mismo maniguetero que aquel Martes de Ramos, cuando iba el palio a revirar para la calle Trajano desde Conde de Baraja, el Diputado de Banda le preguntó, que marcha le mandaba tocar a la banda, y éste, Bofetero donde los haya, no lo dudó un segundo:

- Toca Virgen del Dulce Nombre, que se enteren que ya está aquí la Reina de San Lorenzo…

Fue, aquel su último Martes Santo de maniguetero, meses más tarde caería enfermo y no volvería a asirse a esa manigueta de su Virgen del Dulce Nombre.

Hoy muchos disfrutan de la marcha de López Farfán, muchos no saben cuanto era tu deseo de escucharla en la calle y cantar aquellas estrofas, que nos recitaba de memoria, porque muchos desconocen que fuiste el autentico culpable de prender la mecha para que algunos hicieran para recuperar esa marcha.

Hoy querido Agustín, sabemos que te habrás presentado ante tu Virgen y lo habrás hecho cantando aquella letra del principio de esa marcha de D. Pedro, “Ya está aquí la Virgen del Dulce Nombre”, contigo querido Agustín Carlos, se va la historia viva de la primera juventud de nuestra Hermandad, pero también aquellas Hojas de Archivo, con las que los Directores del Boletín tanto sufrieron, pero con las que los hermanos tanto disfrutarmos.

Hoy te hemos dicho adiós, pero sabemos que nos estarás esperando asido siempre a una de las maniguetas traseras, de tu Virgen del Dulce Nombre.