lunes, 21 de junio de 2010

Potente tu brazo


Canta la copla del Lazo, aquello de Potente tu brazo que al fuerte venció y que cuantas veces habrá sonado en aquellas Novenas en San Lorenzo, cuantas veces la habremos escuchado en  esas  noches frías de los primeros días de enero en el Quinario en tu Basílica y que hasta hoy Señor no comprendimos cuanta verdad tenía la letra de la composición de Eslava. 
Tanto que esta madrugada incierta, tan distinta de aquella otra Madrugada, (¡Oh coagulada sangre negra, gorda...) nos venían al pensamiento la letra del Lazo, en esa parte en que recuerda las maldades del hombre que carga nuestro Dios en su Madero cuando como un manso cordero va camino del sacrificio y eramos incapaces de quedarnos dormidos sabedores de que nuestro Padre, hueso nuestro y sangre nuestra, el que tiene en sus manos el Poder y el Imperio de nuestras vidas, estaba roto, ultrajado y dolorido.
Esta noche sólo sabíamos rezar por la imagen bendita a la que se aferran  y nos aferramos tantas generaciones, esas que llegamos a Él, desconsolados y abatidos buscando en la ternura de su mirada el Gran Poder de tu Verdad y la luz de tu caridad, porque cuando todos se han marchado Tú Señor, siempre permaneces.
Y es que hoy Señor, tu Potente brazo desprendido, ha vuelto a romper el lazo que nos une a lo mundano y aunque tu ausencia será breve has vuelto a recordarnos que sigues siendo la honra y el orgullo de esta ciudad que te tiene por su Dios.

domingo, 20 de junio de 2010

Las lágrimas de Capi


Han pasado ya cinco años desde aquella noche de lágrimas de alegría a la vera del Manzanares en que sin duda fue uno de los días más felices de nuestras vidas y por entonces no nos podíamos ni imaginar lo que aún nos quedaba por vivir, con aquellos partidos contra el Mónaco en la previa de la Champion, el Barcelona en la final de la Supercopa de España y aquellos rivales europeos entre otros  el todopoderoso Chelsea y el histórico Liverpool enfrentándose a la históricas trece barras verdiblancas.
Han pasado desde entonces cinco años de aquello, y así estaba el Betis, fiel a su historia jugándose el volver a ser lo que es por derecho propio teniendo que estar más pendiente de lo que hacen otros que de lo que hace el mismo. 
Dolía ver la Palmera atestada de gente para llenar el campo del Betis, desde ancianos hasta los niños de pocos meses que estrenaban por primera vez en su vida los centenarios colores verdiblancos... Todo para nada, por culpa de quien ya sabemos, y si alguien no lo sabe los grito aquí a los cuatro vientos: ¡¡Lopera vete ya!!.
Por eso las lágrimas de Capi al ser sustituido por última vez nos llegaron al alma, porque en sus lágrimas de verdad estaban las lágrimas de quienes son y se sienten del Betis, las lágrimas de los niños que nos cruzábamos a la salida del estadio, esos que lloraban su beticismo y que con su mirada parecían pedirnos una solución que desgraciadamente no está en nuestras manos, de los que esta mañana a pesar de todo se enfundaran sus camisetas del Betis porque hay cosas que no entienden de ligas ni de categorías, ni tan siquiera de quienes juegan ya sea sobre el campo o desde un despacho con un sentimiento. 
En las lágrimas de Jesús Capitán, Currocapi de Camas en la voz de Melado, iban esas lágrimas de tristeza de quienes son el Betis por que es algo propio de cada uno, de los que a pesar de las circunstancias nos sentimos hoy aún más presos de las trece barras de su escudo, del que esperamos que algún día muy pronto podamos liberarnos de quien hoy con su estilo y sus formas no deja que tengamos un Betis libre.

miércoles, 9 de junio de 2010

La ternura de su mirada


Aferrados a la fe que nos sostiene, así quedamos cuando su vida se diluyó como el azucarillo que nunca supo endulzar aquel café amargo de cafetería de hospital, tras la dura agonía. 
Aguantando y mordiéndonos el alma, sabedores de que ella se había ido rodeada de quienes la queríamos, así quedamos esta madrugada en la que ya su ausencia nos lastima ,cuando  hemos perdido el último eslabón que nos unía con aquello que vieron otros tiempos, aquellos en que cuando ni siquiera quienes nos dieron la vida, habían llegado a este mundo.
Sabemos que la muerte no es el final, por que el imperio de nuestras vidas está siempre en sus manos, esas que siempre salen a nuestro encuentro, cuando las circunstancias lo requieren y cuando menos lo esperamos. Y como esta dura madrugada no iba a ser una excepción, al salir a la calle nos topamos con los primeros aromas de jazmines y damas de noche, esos que nos traían el recuerdo de otras noches de verano en nuestra Triana, y cuando nuestros ojos se cuajaron de lágrimas al recordar tantas cosas, sentimos la ternura de su mirada, que nos miraba frente a frente y que nos reconfortaba en la ausencia de lo perdido, esa que nos pide que seamos fuertes ante las horas que nos quedan por vivir. y que nos recuerda siempre que en el Gran Poder de sus manos se sotiene el imperio de nuestras vidas.