martes, 20 de noviembre de 2018

Oliva Soto, Sevilla espera.


El triángulo formado por Alcalá, Utrera y Morón, ya no es lo que era, huérfanos del ganado de Bucaré de los Buendías, y del Toruño de los Guardiola, ahora se nos une el Cortijo de Arenales del Conde de la Maza. La tristeza nos embarga, quizás por que se cierran paginas de la cada vez más lejana juventud, aquella que inconscientes nos hacía tomar los trastos para emular aquellas tan inalcanzables cotas que veíamos tan fácil, en manos de quienes por algo serían figuras del toreo.
Decía el mallorquín, Guillermo Surera, en su excepcional obra Tauromagia, apoyándose en la conferencia de Federico García Lorca, que el toreo es ángel, musa y duende, y si alguien hemos visto en Sevilla, con ángel con musa y con duende se llama Oliva Soto.
Aún recuerdo aquel día de su debut de novillero en aquella novillada de Torrealta en la que aquel torerillo que repartía programas en la puerta de la plaza -a veces en nuestra Puerta 8- se encontraba aquella tarde de luces en la Puerta de Cuadrillas. la ilusión siempre embarga cuando hay un torero de Sevilla que sabemos de sus formas porque lo hemos visto o porque no lo han contado. 
Recordamos aquella novillada de septiembre, dos orejas y a hombros, o aquella alternativa en uno de los días más hermosos que recordamos en la Real Maestranza o aquella víspera del día de la Virgen de los Reyes con una seria y tremendamente astifina corrida de Martín Lorca en la que estuvo enorme, en la que si ay la cruz de la espada, ese vinagre que le solía amargar la faena, y que como dice nuestro vecino de localidad, sin espada no hay paraíso, quien sabe si Oliva Soto aquella tarde no se hubiera ido por la Puerta del Príncipe viendo la alta noche de Triana y en lontananza el reflejo de su Camas, O aquel toro del Conde de la Maza, que lo puso en varios carteles y en varias ferias...
Van para siete años, que estamos sin Oliva Soto en Sevilla, siete años como siete puñales de Angustias gitana, sin disfrutar del torero que puede darle a esta afición estas formas y ese querer que sólo Sevilla sabe y quiere,... 
Torero, no te podemos decir más, sabemos que cuando las madrugadas pasan, uno sólo puede aferrarse al toro de América para mantener viva la ilusión de sentirse torero. El año pasado nos regalaste 6 toros en Camas que aquello fue de lo más grande que hemos visto en mucho tiempo, y el clavo ardiendo donde aferrarnos para seguir creyendo en el torero que nos hizo soñar. 
Sólo esperamos que igual que nuestro Betis se pasó siete años en Tercera, para volver a Segunda y después a Primera, como dijo Martínez de León por boca de su Oselito, Mil veces alanceado, más nunca muerto,.. 
Oliva, Sevilla te espera, y yo te espero...

Del Cartucho de Pepe Luis en el programa Verde y Oro de Radio Betis 19/11/18


lunes, 12 de noviembre de 2018

El binomio del arte



Quizás porque la tauromaquia y el Betis van de la mano desde mucho antes que tuviéramos un presidente llamado Ignacio Sánchez Mejías, quizás porque nuestro equipo siempre fue de Puerta Grande o Enfermería, capaz de hacer del Manquepierda más que una forma de vida, de tardes de broncas clamorosas -que ni Cagancho en Almagro- o de genio y arte en que el mejor CurroBetis poblaba de pañuelos los graderíos. Y es que simplemente el Betis es el arte.

De todo ello, nos acordábamos ayer tarde mientras las camisetas de las  13 barras hacían el mejor balompié en el templo del fútbol arte, que es el Campo Nuevo, y donde como diría Montero Galvache durante muchos minutos fue bético hasta el aire.

Así, mientras las bufandas verdiblancas lucían al viento, nos acordamos de aquella otra tarde, en que, en la misma Ciudad Condal, en la Cátedra de la Monumental, un bético, José Antonio Morante de la Puebla, bordó el toreo y una camiseta del Betis junto a una senyera cruzaron el umbral de aquella Puerta Grande a los gritos de Libertad… Y es que unir Betis, tauromaquia y Cataluña, no son una casualidad.

Aquella tarde en Barcelona, como en otros tiempos, una multitud enfervorecida se llevó a Morante a hombros por la Gran Vía de Las Corts hasta el Hotel. Como seguro en otros tiempos se hubieran llevado a los jugadores del glorioso, tras la demostración de fútbol-arte de ayer.

Permitidnos que este cartucho se dedique a esos béticos de la novena provincia aficionados a la tauromaquia, que no pueden acudir a los toros en Cataluña y que hoy lucen orgullosos su sentir futbolístico. Porque al beticismo y a la tauromaquia, los une el binomio del arte, ese que algunos boicotean cuando se representa hasta en fotografías como en el caso de Juan José Padilla -merecido Premio Nacional de Tauromaquia- o del Dalí de la Puebla. Y es que a pesar de los boicots, La Fiesta que es arte, manque algunos les pese, está viva en Cataluña.
Por ellos, béticos y taurinos, que aquel día, gritaban libertad desde los tendidos de la Sport y a los que tantas tardes abrazamos en los tendidos del Arenal, por ellos y por nosotros, por los que estamos y por los que estarán -porque Cataluña es taurina- sólo esperamos que algún día, podamos ver de nuevo a un torero vestido de Betis y Oro haciendo el paseíllo en la Monumental.

Del Cartucho de Pepe Luis en el programa Verde y Oro de Radio Betis 12/11/18
Foto: Santi Cogolludo /@ElMundo

lunes, 5 de noviembre de 2018

El misterio de la naturalidad





Decía el genial Rafael El Gallo que "Torear es tener un misterio que decir... y decirlo" y si complicado es a veces para el aficionado ver y entender ese misterio que sucede en el ruedo, no lo es menos contarlo, porque la Fiesta permite que dos personas, sentadas en el mismo tendido, puedan ver la misma faena con visiones distintas. Pero el misterio del toreo viene de quien dibuja los lances sobre la arena, por eso es tan importante acercarse a aquello que nace del interior del artista.

Por eso siempre debemos de valorar, como bien dice Jesús Soto de Paula en su obra Torerías y Diabluras, que "Un torero antes de decir a los demás debe decirse a si mismo" […], porque por esa misma diablesca cuestión, han sido sólo muy pocos los escogidos los que han sabido decirse asimismo y como consecuencia de su decirse, decir a los demás. “

Esa fidelidad a unas formas propias - ni mejores ni peores-, que algunos toreros han llevado por bandera, son las que han nutrido a la Fiesta y las que, unidas al misterio de su verdad, llegan al aficionado brindando tardes inolvidables, que quedaron para siempre en el recuerdo de los que los vieron, y que en algunos casos se transmitieron en el tiempo por generaciones.

Hay cualidades que los toreros pueden aprender cómo puede ser la técnica, pero si hay un misterio que algunos persiguen de manera casi enfermiza, es aquel que nace del interior del artista, ese que es innato y que, no se enseña ni en los videos ni en las Escuelas, pero que se se forja en el día a día del toreo de salón, este no es otro que el de la naturalidad. De la mano de la naturalidad, vienen la pureza y la gracia, y emanada de ella nos llega el toreo eterno.

Hoy iniciamos esta serie de cartuchos, en los que pretendemos contar nuestra visión del misterio que es la tauromaquia, en la que sin el tótem del toro no hay emoción, porque en la más grande de las Bellas Artes, es la vida del artista, la que se ofrece en sacrificio convertida en un lienzo blanco o en un pentagrama vacío, la del arte que sale del interior del torero, para conseguir emocionar al espectador, cuando sobre el albero un capote se mece a la verónica o en la roja franela que -mágica y pinturera- se despliega en el tercio, siempre con la naturalidad por bandera... 

(Y la bandera, por supuesto, verdiblanca… Viva er Betis manque pierda!!!)

Del Cartucho de Pepe Luis en el programa Verde y Oro de Radio Betis 05/11/2018
Foto: Alvaro Pastor Torres @apastort