martes, 7 de enero de 2014

El invierno llega ahora




El invierno, de verdad, llega ahora, cuando la espalda de la carroza de Baltasar se aleja entre el gentío y el ruido que hacen las máquinas de Lipasam retirando los caramelos de las calles, porque el azúcar con los neumáticos de los coches no chirría como la cera.
El calor hogareño de la mañana de la Epifanía, nos hace revivir la ilusión al contemplar las miradas de los niños y tras el almuerzo y apenas la sobremesa, al salir para San Lorenzo sentiremos la bofetada del frío nuevo, ese que ya avisa de lo que nos viene y como los hay que se resguardan de él, cual correo del Zar, bajo el abrigo de paño de las ocasiones contadas.
En la Plaza ni el café de El Sardinero calienta, y sólo al entrar en el Templo entra el cuerpo en caja, tras pasar la frontera del atrio, después vendrá el pestiño repetitivo de cada año, que en estos días se hace aún más intragables, y tras ello la Protestación de Fe entre sones de El Lazo que no han variado a pesar de algunos.
Ya la luz de la cera iluminará la pared almagra, algunos desafiaran al frío sin abrigos, como se desafía con el ruán la noche tibia de abril, y otros tomarán el paño, para volver a cumplir el rito de acompañar al Gran Poder bajo palio y manchar por vez primera de cera la ciudad… Minutos más tarde, todo habrá pasado y el frío de verdad nos recorrerá el alma al volver a casa por última vez bajo las luces navideñas.

Mañana a esta hora, ya sólo nos quedará el invierno, y los gestos -Pasión de Cristo, confortanos-, que poco a poco el tiempo quiera regalarnos, desde la la luz que a lo lejos avanza en los atardeceres trayendo los primeros reflejos dorados en la alta torre al del azul del cielo, con un sol que aún no calienta y que en la sombra, nos helará el alma.
Porque enero es largo y duro, y febrerillo desde la Candelaria hasta Carnaval… puede serlo aún más, con la locura que siempre este mes llevó a cuestas. Aunque siempre nos quedará el consuelo de que sólo quedarán tres lunas para Parasceve.

Fotografía: @jimenezalcaide