viernes, 31 de julio de 2009

Atardecer en el Conquero


Han pasado los años, pero en estos días colombinos nos han recordado aquellos tiempos en que veraneábamos en El Portil y en los que compartimos playa y mil historias con un buen grupo de amigos en su mayoría choqueros.
Junto a ellos aprendimos a valorar una ciudad, Huelva, por la que cada vez que nos acercamos nos gusta pasear aunque sólo sea para embriagarnos de la nostalgia de aquellos años.
De aquellos paseos por las calles Concepción, Rascón, Bocas, Puerto o Tres de Agosto, por la Plazas de las Monjas o por la Gran Vía, siempre guardaremos gratos recuerdos, y que decir de aquella Biblioteca de la Merced en la que aparecimos un día sin conocer a nadie y de la que nos fuimos con un gran grupo de amigos con los que compartimos tantos desayunos en los bares de los alrededores de lo que hoy es el Rectorado y tantas cervezas en el Ocho, en el Desván o en el Berlín para acabar la noche en el Tagomago. Las noches en la Feria del Rompido o Mazagón, las madrugadas hermosas de Chiringuito y arena en Punta Umbría, los baños en la Flecha y las barbacoas bajo la luna llena, que acababan con una guitarra y cantes por Huelva.
Con ellos aprendí, que soy Atlántico, es decir mis gustos playeros prefieren las playas de este rincón del Sur, con su arena rubia y su ambiente familiar y por supuesto con el agua a una temperatura que no sea la del caldo del puchero de otros mares más orientales.
Pero si algo recuerdo siempre de Huelva, son sus atardeceres, sobre todos en la playa en tardes de marea baja y paseos inacabables, aunque nunca podré olvidar aquel desde el Conquero que se me grabó en el alma, quizás desde aquel día guardamos un cariño especial hacia esta tierra y hacía la Virgen de la Cinta, en que disfrutamos como nunca de un atardecer al contemplar la ría con las mágicas tonalidades que el cielo de Huelva puede brindar ante nuestros ojos, y es que Huelva encierra mucho más que lo que muchos se creen...
Y quien no se lo crea, que vaya a Huelva, suba un atardecer al Conquero y disfruter de un atardecer frente a la Ría.

viernes, 24 de julio de 2009

Tres avisos son sólo un borrón


La Maestranza en estas noches de julio, bien parece que se convirtiera en cualquier plaza de otro lugar de la Piel de Toro y es que al ambiente familiar que siempre acompañó a estas nocturnas sin caballo, en las que se vieron debutar a quienes pasados los años serían autenticas figuras del toreo, desde hace algunos años se ha acompañado con un ambiente casi de verbena, donde hay quienes se acercan a la plaza, más para hacer un botellón que para ver como unos chavales se juegan la vida y el prestigio de poder seguir aspirando a ser torero o por el contrario esas ilusiones se quedarán para siempre en la foto vestido de luces antes de iniciar el paseillo con los arcos maestrantes a su espalda.
Anoche, coincidiendo con la Velá trianera, se celebró la final, con una novillada de Macandro, impresentable por mansa y peligrosa, que dió al traste con las intenciones de tres novilleritos que empiezan a abrirse camino en este duro mundo de la tauromaquia.
Si algo podemos destacar de esta final fueron las buenas formas que demostró David Galán, de la Escuela de Jerez, que ya en su primera comparecencia cortó una oreja que le posibilitó entrar en esta final, ante un novillo, su primero, manso de libro y con malas ideas, con el que demostró tener inteligencia para someterlo y aprovechar las embestidas que posibilitaron ver lo mejor de toda la nocturna, lástima que los errores propios con la espada, la nula ayuda de su cuadrilla a la hora de auxiliarlo unido al mal asesoramiento desde el callejón le hicieran no sólo sufrir varias volteretas sino también ver como el novillo le era devuelto a los corrales, tras escuchar los tres avisos.
David Galán en su segundo daría una vuelta al ruedo tras enfrentarse con otro regalito manso y con más que peligro...
El triunfador de la noche y del ciclo, empero, fue Ángel Jiménez, quien tras cortar una oreja , pedida con insitencia por los numeros astigitanos que poblaban los tendidos, y concedida por un Presidente al que en nuestra opinión le viene grande el palco, se llevaría también el traje de luces, que regala La Maestranza al novillero triunfador.
El tercero de la terna, el palentino de Villada, Diego Fernández, poco pudo hacer ante los mansos e insufribles noviletes que le tocaron en suerte.
Es por ello que deseamos mejor suerte para los tres novilleros que tuvieron que enfrentarse a una corrida para quitar la afición a cualquiera y esperamos que David Galán olvide pronto el palo de los tres avisos y que sea sólo un borrón en su carrera y nos siga regalando esas buenas formas que atesora y que ya le hemos podido contemplar en sus actuaciones en la Maestranza. Y es que a poco que se entone con la espada aquí puede haber madera de torero caro.

jueves, 23 de julio de 2009

La vida en una cucaña


Corre en esta tarde la vida de tantos trianeros por ese palo lleno de sebo turquesa, que no queremos ni podemos olvidar tantas y tantas historias, esas que cayeron al río y no volvieron, esas que triunfaron en los días señalaitos llevándose el premio de una bandera, pero cayendo siempre a las aguas...
La cucaña es el reflejo de tantos y tantos, que se pasan la vida encaramados en el palo lleno de sebo, sorteando adversidades, pero triunfando al fin y al cabo, que a todos nos toca alguna vez caer a las aguas para por nosotros mismos volver a emerger de ellas.
La vida, con sus cosas, corre en estas tardes de julio en el palo de la cucaña junto a la primera zapata del puente en la Velá de Santa Ana.

miércoles, 22 de julio de 2009

Un paseo por la Velá


Triana reluce en la gracia de las vendedora de las avellanas verdes, en las macetas de pilistras de los patios de las casas y en aquellas otras de albahaca que espantan mosquitos y dan belleza verde a las ventanas.
Hemos cruzado por Callao, San Jorge y el Altozano, para admirar el alumbrado que en estas noches de los días señalaitos iluminan el cielo de nuestro barrio, mañána nos acercaremos a la cucaña, pero antes, he vuelto, como entonces, te acuerdas, a tomarte por el talle y a cruzar por el puente con sus farolillos y sus banderitas gitanas para asomarnos al espejo del río y ver la luna reflejada y con la mareita que sube de Barrameda robarte ese beso que entre suspiros me negabas en otras calles solitarias.
De pronto, una voz nos ofrece jazmines, jazmines en moña, y tu belleza morena se realza con esa joya caduca que en horas estará marchita, nos adentramos por Betis, olor a sardinas y a cervezas heladas, la Velá de nuestro barrio nos aguarda, para vivirla como ayer, disfrutarla como hoy y soñarla como siempre.

lunes, 20 de julio de 2009

Sanluquear


No hay mejor manera de desconectar del mundo que llegar a tus calles, desprendernos de esa monotonía que nos extresa y revivir aquello que ya nos sabemos de memoria, eso que alguien acertadamente llamó Sanluquear.
La vida se nos muestra como siempre fue, llegar temprano y buscar en la Plaza unas buenas papas y cazón de pata negra, para que cuando hayamos vuelto a la rutina podamos sentir ese sabor que tú sólo nos regalas...
La vida en este paseo mañanero, se convierte en rito, ese que que nos obliga a visitar a esa Virgen con tanta devoción en este lugar y después cruzar por Regina para depositar en San Jorge esa oración que tanto me recuerda esas mañanas de mi barrio al pasar por su retablo de San Jacinto.
Tras esto, un café rápido en la calle Ancha y tras cruzar la Plaza del Cabildo, en la Capillita acordarnos de aquellas mañanas de domingo de misas de la mano de quienes nos enseñaron a querer a este lugar tanto que hasta lo hayamos idealizado, después un paseo por la playa, cuando apenas hayan llegado quienes impedirán que podamos hacerlo horas más tarde, y tras cruzar la Calzada, buscar Trasbolsa y reencontrarnos con esa caña de Viruta que nos espera siempre en ese lugar casi secreto, al que fuimos de la mano de quien mejor te conocía.
Y así iniciar unos días de asueto, sanluqueando por tus calles, buscando allí donde probar una copa de manzanilla en rama, unos langostinos, unas puntillitas o esos pimientos rellenos a los que siempre uno está dispuesto a ponerle un monumento.
Y es que he vuelto a ti para sanluquear contigo, no me pregunteis mucho más y dejar que Sanlúcar os lleve, desde Bajo Guía a La Jara, desde las Piletas al Barrio Alto, desde El Pino hasta ese lugar escondido y secreto en la carretera de Chipiona donde se cría el mejor oro de nuestra tierra.
Sanluquear de la mano, de quien un día llegó a nosotros, procedente de ti, (lo que es la vida, verdad) y que pronto enseñaremos a quien ya viene, para que igual que a nosotros un día, nos enseñaron, aprendan la emoción inmensa que produce el disfrutar de un atardecer en la playa.

domingo, 19 de julio de 2009

Sin pena ni gloria


Poco podemos contar de lo que vimos en la tarde del pasado sábado en Sanlúcar y eso a pesar de las nueve orejas y un rabo que vimos pasear por el centenario coso del Pino. Desgraciadamente los novillos-toros, no podemos llamarlos toros a pesar del guarismo que mostraban, del Marqués de Domecq y de Ana Mª Bohórquez, fueron chicos y desiguales en su presentación ( de pitones mejor no hablar...).
Padilla, anduvo por allí, mostrando dominio ante los toritos, quizás los más manejables del encierro, y aunque su toreo realmente no nos dijo absolutamente nada, hay que comentar a su favor que los mató fenomenalmente bien, lo que propició que cortara las cuatro orejas de sus dos oponentes.
Morante tuvo quizás el peor lote de la tarde, totalmente a contraestilo, destacando en su primero un trincherazo, pero sobre todo las ganas que le puso en su segundo, cuando todos ya pensábamos que se iba a ir a por la espada, sobre todo después de literalmente no poder haberlo podido torear con el capote, pero este torero, no se puede dudar que es distinto y nos regaló al final de su faena con unos pases por alto de bella factura.
El Cid venía de triunfar en San Fernando tras la cogida de Pamplona, es cierto que esta temporada no anda tan fino como en anteriores, y estamos seguros de que en otros tiempos le habría sacado más jugo al sexto, el único toro que se dejó torear en la muleta y al que incomprensiblemente le dieron una vuelta al ruedo, que no vimos pedir a nadie.
Lo mejor de la tarde sin duda, la importante entrada que registraba la plaza de toros, lo que hoy día no es poco con la que está cayendo, lástima que la tarde pasara, a pesar del gran número de trofeos, sin pena ni gloria.

jueves, 16 de julio de 2009

Carmen de San Lorenzo


En este día de la Virgen del Carmen, no queremos ni podemos olvidarnos de esa imagen, en otros tiempos llena de grandeza desde su altar principal de la Casa Grande del Carmen y hoy toda sencillez y dulzura en su recogido altar de San Lorenzo.
Belleza cautiva de otros tiempos, que hoy parece pasar desapercibida junto a la capilla que durante siglos supo de los rezos al Que Todo lo Puede y a quien, ya casi toda una vida, a la Dulzura llena de gracia sevillana que es mediadora de nuestras vidas.
Va desde aquí hoy nuestra oración para esa imagen de alabastro que sostiene gracil al Divino Infante que a su vez sostiene un pajarillo que bien pudiera haber entrado por esa puerta que da paso a la Plaza más bonita del Universo.
Y es que la Virgen del Carmen de San Lorenzo, retiene en su mirada baja, la luz que en otros tiempos retuviera de la casa Grande y que hoy irradia hacía quienes ante Ella musitan una oración en este día.

Morante


Confieso que llevo días impactado por la faena de Morante en Pamplona, por como anduvo aquella tarde con sus dos toros, con detalles cuajados de torería y es que el de La Puebla del Río tiene la vitola de ser distinto, sacando suertes de otros tiempos, demostrando que el toreo es eterno, está entroncado con aquel que trajeron las figuras del ayer.
Ya sea toreando a la verónica, en un quite por chicuelinas, o ese por Tafalleras que nos emocionó en el toro de la merienda, por esos cambios de manos cargados de naturalidad o ese molinete abelmontado lleno de plasticidad.
Nos trae este Morante por la calle de la Ilusión, esa que nos hará cometer locuras este verano para irlo a ver torerar allá donde sepamos que su nombre se anuncie en los carteles, Sanlúcar, Huelva, El Puerto, Antequera... y es que a nuestra afición bien le hacía falta despertar por el empuje de este torero al que un día creímos totalmente perdido para la fiesta y que hoy es la firme realidad de lo que siempre esperamos desde aquellos ya lejanos tiempos en que lo vimos torear de novillero sin caballos.

lunes, 13 de julio de 2009

Chupinazo


Aquella mañana, había examen de Economía en la añorada Facultad de Derecho de la Fábrica de Tabacos, y nos consta que la noche algunos la había pasado casi en blanco, preparando el que sería el último de los exámenes antes de tomar el verano por banda y marcharse para las playas atlánticas de Cádiz y de Huelva donde algunos, nos consta que andaban escapados desde que decidieron dejar la asignatura para Septiembre.
La mañana en la facultad anunciaba verano, pero una sorpresa aguardaba para dos individuos, que tal y como terminaran el examen tipo test, saldrían pitando, cual cohete sanferminero, para el vehículo de alquiler que aquella misma mañana los trasladaría junto con otros dos compañeros hasta Pamplona...
Hasta aquí todo perfecto, acaba el examen, sonrisas, despedidas, abrazos, el habitual vamos a tomarnos una cerveza al Cristina y tal de todo fin de examen y estos dos compañeros que se despiden, porque se marchan para la vieja Iruña...
Pasada dos horas, andaban estos compañeros algo mosqueados, porque los otros dos compañeros de viaje no aparecían y es que las criaturitas en tanto esperaban que los otros acabaran el examen no se les había ocurrido nada mejor que dar el chupinazo en la Plaza Nueva y tomarse la primera cerveza en El Salvador...
Cuentan que a la tarde del día siguiente, los vieron confundidos entre el gentio que llenaban la solanera del coso pamplonica, que tiene aires de Monumental de San Bernardo.

sábado, 11 de julio de 2009

Nocturna en San Onofre


La belleza de la Plaza Nueva en esta madrugada del mes de julio, resalta en si misma, sin el bullicio que en tres horas la llenará de rutinas diarias, no hay a esta hora ni los sonidos de tranvías ni el de las motos que se aparcan en la vecina calle Barcelona, ni tan siquiera el del camión de Lipasam, que pasó regando hace ya algunas horas.
A esas horas, como en estas, apenas son las 4 de la mañana, el remanso de paz de San Onofre se ofrece para quienes recorren a diario la Plaza Nueva y cruzan el umbral de la pequeña capilla, a esta hora apenas un par de personas, pero siempre hay adoradores, ante la Real presencia permanente de Jesús Sacramentado, quien en esta joya del barroco enclavada en el corazón de la ciudad está de manifiesto las 24 horas del día, los 365 días del año.
Durante el turno de adoración, recordamos tantas cosas, tanto que agradecer cada día al amanecer bajo este cielo en el que un día nacimos y bajo el que también nacerán quienes nos continuaran en esta vida, la suerte de vivir donde queremos, de tener lo que elegimos, de amar y ser amados... Todo eso y mucho más lo ofreces ante el Señor en esta nocturna de San Onofre, en esta noche en que sientes que lo más profundo de tu interior es escuchado, allí donde habita el silencio pero para nada el olvido.
Cuando acaba el turno vuelves a casa, con el tiempo de dar una cabezada y volver a sumergirte después en la rutina diaria, pero algo en tu interior dice que esa hora de adoración ha servido para tanto que sólo te queda esperar que llegue el día en que te vuelve a tocar el turno en San Onofre.

sábado, 4 de julio de 2009

Iba de heliotropo y oro


Aquel domingo caluroso de julio se anunciaban toros en la Maestranza, era la Corrida de la Prensa y en ella se anunciaban con toros de Tassara la gracia sevillana de Chicuelo, a la postre el triunfador de la tarde, Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana y la alternativa de aquel novillero cordobés, que había levantado tanta expectación en sus comparecencias desde aquella tarde de su debut en el Arenal, y que se anunciaba en los carteles como Manuel Rodríguez Manolete.
Quienes ocupaban aquella tarde de julio los tendidos de la Maestranza, con tantos brazaletes negros en los tendidos, desconocían que aquel toricantano que vestía de heliotropo y oro, y que tenía en sus formas taurinas esa seriedad que ya algunos llamaban senequista, vendría a ser la columna vertebral en la que se sustentaría el toreo del siglo XX, y parte del XXI,al que aguardaba años más tarde, la gloria de la verdad de la fiesta.
En su toreo, el temple de sus muñecas y la emotiva figura rectilinea, que cual junco del guadalquivir lo cimbrea la corriente, pero se mantiene estático y esbelto, con la majestad que sólo tuvo ese califa del toreo.
Se han cumplido 70 años de la alternativa del "Monstruo" en la Maestranza de manos de Chicuelo, lo cual no es casual, pues el de la Alameda había asimilado los conceptos de José y Juan y había aportado el toreo ligado, base del toreo actual a la que Manolete uniría sus formas hieráticas que ha sido, y es, santo y seña de la fiesta.
Días más tarde, un novillero de San Bernardo, llamado Pepe Luis cortará los máximos trofeos en esta misma plaza, pero eso será ya otra historia, si bien ambos, serán la base de los carteles de los años siguientes.

jueves, 2 de julio de 2009

Verano

Ayer volví a tus calles, infancia trianera que no se olvida, volví a cruzar tus soportales y me crucé con chiquillos en bicicletas, igual que entonces, otros jugaban a la pelota en la plazuela , como siempre fue, como hicimos entonces y como también hacen ahora, que hoy también jugarán con la wii, igual que nosotros lo compaginábamos con el Comodore 64 o el Spectrum.
El colegio ha acabado, y hoy muchos de esos niños que juegan en aquel parque son los hijos de aquellos hermanos mayores que ya no jugaban con nosotros. Las calles recuperan la vida que rompe la monotonía escolar, los niños vuelven a las bicicletas y a las pelotas, se comen pipas en los bancos y sin saberlo disfrutarán de momentos que cuando pasen los años disfrutaran desde la nostalgia.
Hoy he vuelto a revivir aquella infancia trianera, que en nuestra niñez tenía el color tiznado del humo de los tejares y el aroma de la cocción en sus hornos, que se colaba por las calles de aquel Núcleo Residencial.