lunes, 21 de abril de 2014

Una hebilla menos


Llueve en Sevilla, la tarde trae miuras al Baratillo y a mi me pide el cuerpo ver toreros de arte en el Arenal manque le pese a la empresa Pagés y al nieto de D. Eduardo, hijo de D. Diodoro que se apellida Canorea, que así asi siempre nos enseñaron a resucitar en casa trocando el humo del incienso por el del habano. El Betis no levanta cabeza, quizás porque su viacrucis - y el mío- estan preso de sus trece barras y de la maraña de Dña. Mercedes -troley va, troley viene- y chirría, como chirría la cera en los neumáticos de los coches, mientras la palma nueva estrena este domingo las gotas de lluvia de abril... (aguas mil)
Bajo la lluvia la cola avanza a la sombra de la Pelli, donde años ha sólo había torres de humo de los tejares clavandose en el cielo de la tarde y hubo hace veinte años las banderas de la Expo, que todo pasa en el Zurraque, más Él siempre permanece, porque sus supiro nunca se sabe si es el último de un muerto o el primero de la vida nueva; en la Anunciación un paso con reminiscencias decimonónicas de verdad, sin los aspavientos del recien llegado, y en la vieja Judería el discurso de la verdad de la Alegría del tiempo que ya amanece... 
En las calles la cera aún guarda el recuerdo del tiempo perdido, la vida pasa, para nosotros fue en la Campana, donde ya no queda nada, ni las sillas de eneas, ni las colgaduras ni tan siquiera el cable del teléfono del palquillo ni el corralito de villapescuezo... Llueve en la calle, pero en el pasillo de casa la voz infantil resuena, como tú ayer con el soniquete: "nazareno dame un caramelo..." en San Lorenzo alguien se acerca a la puerta solitaria de la parroquia; donde no hay bullicio ni desafortunadas saetas; -sólas Soledad y Dulce Nombre y el Gran Poder que siempre está-, ha vuelto simplemente para recuperar la hebilla perdida del tiempo sin saber que el tiempo no vuelve, por que se fue para siempre con la luna de abril.

sábado, 12 de abril de 2014

Consumatum est

En Cuarentena


Apenas quedan minutos para que salgamos camino de San Lorenzo para iniciar ese rito heredado que no aprendido de tras escuchar la misa de apertura depositar un beso en las Manos que sostienen el Poder y el Imperio de nuestras vidas.
En la ciudad ya se ha derramado la primera cera y los primeros nazarenos -de vísperas- han recorrido sus calles, pero la ilusión de esta noche, solo comparable a la de la noche de Epifanía, nos recorre el alma, pues mañana volveremos a sacar al niño que siempre llevaremos dentro, al descorrer los visillos buscando el azul del cielo de la mañana más bonita del año.
Pero aún quedará volver de San Lorenzo, tras iniciar los primeros pasos de esos treinta y dos que componen esta semana, luciendo una cintita morada en la solapa y quizás buscando llevarnos la visión de alguno de los palios de mañana ya dispuesto con sus flores frescas y antes de irnos a la cama, uno de esos ritos que no se olvidan, ¿verdad Damián? una torrija y una vaso de leche y dormir con la seguridad de que al despertarnos será simple y llanamente, Domingo de Ramos.

viernes, 11 de abril de 2014

El retablo de mi madre

En Cuarentena...

Hoy es el día de mi madre, que no se llama Lola sino Aurora, pero que en esta cuarentena es su día más esperado, ella que siendo cofrade nunca sintió la necesidad de vestir una túnica con independencia de decretos y acuerdos de cabildos, ella que nos inculcó a sus hijos el amor por la Semana Santa pero anteponiendo siempre aquella divisa salesiana de ser buenos cristianos y honrados ciudadanos y que hoy transmite a sus nietos, porque hay cosas que están ahí y que sólo hay que pincharlas un poquito para que salga nuestro veradero ADN. 
Hoy es el día en que mi madre más disfruta de estas vísperas, cuando el salón de casa se convierte en ese retablo de hilo gallego, que bien pareciera hubiera tomado la luminosidad y la blancura de los lienzos de  Zurbarán, en el conjunto de las túnicas colgadas, que el eterno Martes de nuestras vidas vestiremos siempre, como la vistieron aquellos que nos antecedieron mientras el aroma de los espartos, ese autentico olor a pueblo perfuma la estancia volviendo a traer la nostalgia del ayer y la alegría de las nuevas túnicas que se suman a nuestro orgullo bofetero que como tantas cosas no se aprenden porque viene en la sangre.

jueves, 10 de abril de 2014

Quijotes a lo divino

En Cuarentena...


Son estos días de papeletas, los que nos permite reencontrarnos con quienes la sustentan en el día a día, esos quienes se preocupan de ella sin importarles ni la fecha ni la cercanía de los días sacros, quienes no entienden de los capiroteros que arribamos a ella en estos día de pleamar cercanos a la luna de Paresceve, porque para ellos tan importante es una convocatoria de culto en cuaresma, la interpretación de las coplas de un día de quinario, la cintita de la cofradía el día de la salida o la interpretación del himno de la cofradía  en ese determinado lugar.
En estos días previos, bueno es recordar a quienes los antecedieron en aquellos menesteres, aquellos que no entendían ni tan siquiera de quienes portaban la vara dorada, porque para ellos la Hermandad estaba por encima de todas las cosas, aquellos a los que alguien definió como quijotes a lo divino, y a los que bien podríamos poner tantos nombres como hermandades hay, esos cuyo mayor elogio como escribiera Chaves Nogales- por más que pasen los años- siempre será el final de una flores frescas chorreadas de cera en el recuerdo intancto de quienes supieron de su compromiso y a los que habría que reconocer pues muchos dejaron en ella su tiempo, su vida y hasta su hacienda.

Procesión en Sevilla, 1912 de Francis Picabia

martes, 8 de abril de 2014

Cumpleaños Bofetero

En Cuarentena...

Quien os escribe, no recuerda la primera vez que fue llevado a la plaza, como tampoco recuerda la primera vez que fue izado para besar el talón del Señor tras subir a su camarín, ni la primera vez que hizo una genuflexión ante la Capilla del Sagrario de la Parroquia... Simple y llanamente porque así ha sido durante toda su existencia.
Las cosas en esta vida han cambiado, nos hemos hecho adultos y nuestra vida ha ido descosiendo los dobladillos como si de una túnica se tratara, primero de la infancia, naveta azul terciopelo de Martes Santo; después la niñez, con aquel cirio pequeñito que nos dió Curro en el casinillo de la Capilla, la adolescencia con aquella túnica de hilo gallego, guardada en aquella talega del soberao de Alcoy que recogíamos cada cuaresma de las manos de Enrique en aquellos días inolvidables de reparto y papeletas, años de primeras ceras tinieblas escoltando al Señor, como hasta ahora, después llegaría la juventud, una salida y media con el Catedrático, y más tarde el costal con el que pasearíamos al palio con más sevillanía por sus calles, después el puesto de responsabilidad en la Cofradía, los boletines y sus pinturas, el 2003 para sentir la gloria y el 2007, ay, para sentir la hiel y la amargura...
Pero aquí estamos, desde aquel primer día hay algo que nos acompaña y no falla, algo que une el pasado que nos legaron con el futuro que ya está aquí, aquel cordón que ayer te llegaba a las rodillas y que hoy cuarenta años después pende del pecho con su seda envejecida, pero que muestra nuestro orgullo bofetero desde aquel lejano y glorioso abril de 1974.

martes, 1 de abril de 2014

Puñonrostro

En cuarentena...

Tienen estas tardes de la ciudad el color de esa tarde que tanto esperamos, capirotes de terciopelo verde, tan de madrugada, llevándose toda la luz de Recaredo en ese lugar al que siempre vuelves... porque aunque pases por allí todos los días, en rutinas de ida y vuelta de colegios, siempre miras a aquel balcón de la Peña los 25 donde es posible escuchar una saeta bien cantá, con lo dificil que es ya escuchar una saeta en condiciones en toda la Semana Santa.
Por que aunque pases por ahí todos los días, siempre esperas que en cualquier momento por la esquina de la calle Valle o por el Muro de los Navarros aparezca el tío de los globos, que vuelva el olor del algodón dulce de los días gozosos, y que el bullicio vuelva a tomar la Puerta Osario mientras un relevo espera en la esquina del Punto...  Pero este año no podrá ser, Puñonrostro quedará huerfana de cofradías, no sonará Corpus Christi en esa vuelta con el sonido único de sus bambalinas, ni el sol iluminará el rostro de porcelana de la Virgen de San Roque, el balcón permanecerá vacío, no estará el tío de los globos ni habrá relevo en El Punto... Pero a pesar de ello, nunca olvides que volverá a ser Domingo de Ramos en Sevilla.