lunes, 13 de marzo de 2017

El jardinero de nuestros sueños


En Cuarentena
El 127, había dejado atrás el Cerro del Fantasma y buscaba el peaje de Las Cabezas para llevarnos al paraiso-¿verdad Jesús Alfonso Rey?- y el viejo magnetófono que lo mismo reproducía las cintas cascadas de la Guardia Civil con sus gaitas, que las de los Payasos de la tele o Enrique y Ana, tras sonar aquellas sevillanas de los Estudiantes y sus coplas de amores -que tanto juego nos darían años después en noches perfumadas de serenata-, tras pedirlo incesantemente, convencíamos a nuestra madre para que le diera en ese momento la vuelta a la cinta, porque justo ahí, sonaban los sones, chero-ta-chero de Virgen de las Aguas, y una voz, que ya nos era tan familiar, la del pregonero Manolo Toro, recitaba, y nosotros a la par, aquello de "Sevilla, en cristiano canta, pero a su modo la Semana Santa,..." Y así cuando aquella voz remataba con aquel "no se contiene las ganas ni el sentimiento" sonaban las voces de aquellos Cantores, "Cuando en el jardín del sueño... ¡se abre la Semana Santa!"... Quizás esto no tendría sentido si no fuera porque estas sevillanas cofrades, de ocho palos, una por cada día, del genial Pascual González, nos acercaban aún más la Semana Santa que vivíamos en casa todo el año. Después vendrían otras, incluso aquella Misa Cofrade que hasta hubo que grabar en varias cintas porque las devoraba el viejo magnetófono..., pero fueron estas, quizás las más olvidadas, las primeras que tuvimos la suerte de aprender en aquellos viajes de playa de nuestra niñez.
Hoy, queremos en esta Cuarentena agradecerle a Pascual González, eterno pregonero de Sevilla como lo fueron otros que no llegaron a cierto atril, que con sus letras fuese aquel jardinero que abonó el sueño cofradiero de tantos, que por medio de sus sevillanas se acercaron a la Semana Santa.

miércoles, 1 de marzo de 2017

¿Esto ya se ha acabado?


En Cuarentena.

Cuando el 6 de enero, en la plaza ardían los primeros círios para la Procesión Eucarística y Maese Luengo rompía en el organo los sones del último villancico de las Pascuas, alguien nos susurró al oido: "-Esto ya se ha acabado..." y aún quedaba casi dos meses para el Miércoles de Ceniza. Es cierto que el tiempo pasa veloz y que las hojas del calendario vuelan tanto que pareciera que la primera Cruz de Guía asomara tras el Trono de Baltasar.
Pero la realidad hasta hace poco era bien distinta y hubo un tiempo en que los coleccionables en los periódicos eran apenas una página que había que recortar y que no empezaban hasta un día como el de hoy, no todo el año se encontraban los discos de Soria 9 o la Municipal, y era como un tesoro el  hallazgo de la silueta del nazareno que se asomaba a Chicarreros desde el balcón del Siglo, el montaje de los palcos o los primeros machos -por supuesto de cartón- en la Alcaicería.
Por eso dejad que por un momento queramos volver a aquellos tiempos en que todo era, bendita inocencia, más relajado y donde para saber de cofradías sólo nos quedaba leer al Padre Gutiérrez o a Santiago Montoto, deleitarse con el Padre Cué y para acercarse a la gente de abajo sólo te quedaba leer el Folklore de Antonio Burgos... Quizás fueran otros tiempos, pero tenías claro que nada había acabado y todo estaba aún por comenzar.

martes, 28 de febrero de 2017

¡Venga de frente!

En la encrucijada de nuestras vidas, cuando todos duermen y nuestro duermevela fluye, vuelve en el silencio de la madrugada a resonar la voz forjada en la estiba:
-¡Venga de frente!
Y como ciegos nos dejamos llevar por el lázaro que con su voz rota en la oscura tiniebla nos marca el camino.
Quizás ya no lo esperabas, aquí no hay ropas de diseño, ni el saco tiene tampones de tintas antiguas, ni las cañas son altas, sólo están anónimos bultos que -ciegos como tú- sólo atienden la voz que les manda, racheando el esparto de las alpargatas.
A la mañana siguiente, al despertar, intentas recordar y buscas si por un instante quedó algún viso de realidad de aquello que se vivió en sueños... Con desilusión compruebas que no quedó nada, pero sientes el regusto del agua de la cántara matada con zalamea en lo más profundo de la reseca garganta.

jueves, 23 de febrero de 2017

Abriendo cerrojos


Una vieja libreta con las cubiertas decoradas con el cerco seco de un vaso, aquella estilográfica con tinta negra ya reseca,que tanto supo de apuntes hasta que llegaron los pilots y la jubilaron para siempre, un viejo mechero de martillo, el olor reseco de un viejo paquete de tabacos vacío, la caja de puros de Condal & Peñamil con el olor del cedro que aún embriaga, unos sobres con cartas que ni siquiera somos capaces de volver a abrir, quizás por el pudor de no querer recordar aquellas lágrimas de entonces que hoy sólo traerían una sonrisa complice... Sí, hoy he vuelto a subir al viejo Soberao buscando algo que un día escribí, y entre tanta naturaleza muerta he visto ilusiones renacidas... ¿Quien sabe? quizás sólo sea flor de un día, reaparición y despedida... Pero nos hemos dicho ¿Porqué no...? Sólo quien tiene la llave puede abrir la puerta, hemos dicho, adelante, y hemos abierto los viejos cerrojos... A ver que sale.