lunes, 20 de abril de 2009

Las lágrimas de un torero


La corrida del Conde de la Maza, estaba siendo el rancio caramelito al que nos tiene acostumbrado en otras fechas clásicas del calendario, como el día del Corpus o el de la Virgen de los Reyes, de ahí que este año en que volvía al abono abrileño, las figuras no se anuncien con ella y quienes lo hagan sean los modestos del escalafón, gladiadores de temporada, acostumbrados a estos hierros y algunos peores, que además de dar cornadas, también pudieran dar mordiscos en la moral de quienes se ponen delante de estos ejemplares.
De ahí que cuando toca la lotería y sale ese manso encastado que a veces se deja hacer las cuatro cosas, como le ocurrió a Luis Vilches, y el coletudo se las hace, ¿se puede torear mejor con la mano izquierda? pues uno se ilusiona, pensando que a lo mejor un triunfo sonado en Sevilla puede arreglarle las cosas al modesto torero de Utrera y si encima se une que el torero viene de una gravísima cogida en Cenicientos, lo que algunos llaman la capital del Valle del Terror, el pasado verano pues las cosas se paladean de manera distinta.
En eso estábamos, disfrutando del buen toreo de Luis Vilches, cuando llegó el momento de matar, la eterna asignatura pendiente del torero de Utrera, que se tira a ley, pero el estoque, le juega otra vez una mala pasada, y esta vez ha entrado atravesado y hace guardia, lo que le priva de obtener el trofeo que cualquiera de los que allí nos encontrábamos, dábamos ya en el esportón del utrerano.
El torero sólo pudo recoger una ovación desde el tercio, con las lágrimas en los ojos de quien sabe que se le ha ido una nueva oportunidad, y es que tiene que ser muy amargo tocar la gloria con los dedos, cuando se viene a jugarse la temporada, y quien sabe si algo más, a la única carta de venir a Sevilla anunciado con los toros del Conde de la Corte.
Fotografía: Matito/ Sevilla Taurina

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