viernes, 19 de agosto de 2011

365 días

Ya han empezado en Almonte a tejer flores de papel para tu llegada, ya hay quien cuenta ansioso la espera y pasa las hojas del almanaque señalando los días que faltan para verte, porque pasaron seis largos años desde la última vez, cuando te acompañamos por los caminos y seguíamos tu figura cubierta por el guardapolvos por aquellas vereas, con la espera soñada de volver a ver tu carita nacarada  al alba entre salvas de escopeta y viejos trabucos, cuando los lazos te colgaban por la espalda y aquellos tirabuzones aparecían bajo el sombrero. 
Ya no se cuentan los años para volver a vivir ese momento si Tú quieres, porque ya sólo se contaran los 365 días, para volver a revivir, lo que sentimos entonces, igual que en estos días van nuestros hermanos con el nombre de Triana por Madrid con aquella frase del Papa Magno, y sólo esperamos volver a revivir ese momento inolvidable que ante tu presencia de Pastora podamos sentir aquellas palabras del Santo Padre, el beato Juan Pablo II, de "Que todo el mundo sea rociero" y sintamos que se hace verdad aquella sevillana Cuando pasen siete años, quien te volverá a ti a ver.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Nazaré, pundonor y entrega


Hay que estar poco cuerdo para meterse en la Maestranza en esta tarde del día de la Virgen de los Reyes, la plaza de toros es un autentico horno de ladrillos recalentados por el sol y que como alguien dijo en la  antigua Grada 4, hoy Tendido Alto 8, bien pareciera una sauna finlandesa, cuando el termómetro del Paseo Colón marcaba  43º y a la hora del festejo, las ocho de la tarde, el sol aún estaba alto y los precios en taquilla apenas varíaban de los de otras fechas con festejos mayores y el cartel el único aliciente que ofrecía era el ver a tres jóvenes toreros sevillanos que desde que tomaron la alternativa apenas han toreado. 
Con estos ingredientes, demasiado que el aforo apenas superaba el cuarto de plaza, y a pesar de mucho guiri, había aficionados de las localidades de los matadores - Espartinas, Dos Hermanas y Écija- y los indomables habituales de todos los días. 
La tarde, por pundonor y entrega se la llevó el nazareno Antonio Nazaré, que salió dispuesto ante los toros de su lote, buscando dar un golpe de timón en su carrera que merece un mejor trato, y cortó una oreja benevola a su segundo, un toro embustero que sabía lo que se dejaba atrás y al que el de Dos Hermanas supo sacarle el poco jugo que tenía y pudo haber cortado una oreja en su primero de no haber marrado con la espada. Sin duda lo más destacado de la tarde dando toda la verdad que tiene en su mano y Dios quiera que esto le sirva a Nazaré para entrar en próximas combinaciones.
El astigitano Miguel Ángel Delgado, sólo pudo encontrarse agusto con el capote, ante sus dos oponentes, si bien no podemos olvidar el inicio de faena por naturales ante el flojo tercero, que llegó a arrancar a la música, pero en las siguientes tandas el toro se fue apagando y tampoco el torero supo administrar la poca fuerza de un toro que terminó echándose. 
Agustín de Espartinas por su parte, que debutaba como matador de toros en el Arenal, escuchó los tres avisos ante un mansísimo primero ante el que el verduguillo le jugó una mala pasada y esta circunstancias, posiblemente le condicionaron en su segundo, al que la igual que al primero, recibió a portagayola y al que esta vez mató de una estocada, si bien no pudo acoplarse ante la sosa embestida del precioso sardo que le tocó en suerte
Tras algo más de dos horas y media de corrida, los escasos aficionados se metían en los bares de los alrededores del Baratillo para recuperar, entre tertulias, todo el líquido elemento perdido; un año más la corrida de la Virgen pasó completamente desapercibida, y de seguir este paso seguro que en la fecha más taurina del calendario la plaza de Sevilla terminará por no abrir sus puertas... ¿Será lo qué están buscando algunos?

lunes, 15 de agosto de 2011

Luz antigua


Tiene esta mañana de agosto, una luz antigua, como de foto sepia o en blanco y negro, una luz distinta a la del día de ayer cuando a esa misma hora se iniciaba la novena matutina y por supuesto diferente de la que mañana iluminará la Puerta de los Palos a esa misma hora en que hoy el primer rayo buscará su sonrisa etrusca y se volverán a cumplir tantas gracias pedidas justo un año antes.
Tuvo esta Madrugada un camino íntimo, que traspasa generaciones, que cruza los Alcores y el Aljarafe para postrarse a las plantas de la Señora de los Nardos, a esa hora en que el horno dora la primera hogaza, justo cuando afinan sus cantos los primeros gallos, y se abren las puertas de la Montaña Hueca y un pino mayor anuncia al aire de la ciudad dormida que entre sus muros perfumados se muestra la Estrella de nuestra mañana en el mejor salón de trono que en el mundo hubiera.
No ha roto el alba, pero la ciudad ya ha despertado, por la Cuesta del Caracol y por la avenida de Jerez vienen las luces de quienes han hecho un parentesis en el veraneo para rencontrarse con ellos mismos, y las calles se despiertan con el trasiego de  quienes buscan los alrededores de la Catedral; por Mateos Gago y Hernando Colón, por Placentines y  Don Remondo por Almirantazgo y la calle de la Mar, los trianeros vienen por la Puerta del Arenal, para buscar las gradas bajas y salir al encuentro de quien nos espera, puntual a su cita de la mañana agosteña curtida en oraciones que se trasladan por generaciones.
La luz ya avanza, y con ella avanza el cortejo, en que ni los pájaros cantan para no romper el silencio de esta mañana en que volvemos a reencontrarnos con lo que fuimos. En ese momento justo se vuelve a cumplir la gracia esperada, cuando esa luz antigua de Sevilla avanza con el primer rayo de sol desde Mateos Gago, sorteando la fuente de la plaza y buscando iluminar el rostro de aquella por la que los Reyes Reinan.
Y es entonces cuando vuelves a aferrarte a esa mano de quienes ya no están y vuelves a la Punta del Diamante o a Correos a musitar oraciones y a pedir tres gracias, una de ellas siempre la misma, esa que en el momento de musitarla se clava en el cielo azul de nuestros mayores, mientras nos reencontrarnos con el mismo aroma de los nardos y con su eterna sonrisa etrusca.

jueves, 11 de agosto de 2011

No digas que fue un sueño


Pasado el tumulto de la presencia de José Tomás en las Colombinas, que salvó por un lado el abono de la Merced para suerte de la empresa y por otro hizo a la afición choquera ser reina por un día en la información relativa al diestro de Galapagar, que tan alejada está de la escueta información taurina de cada día en cualquier medio de comunicación, incluido Canal Sur, y que por mor de la presencia del mediático en el abono privó de ver a otros toreros junto al Conquero y a nosotros de acercarnos ese lugar tan querido, como es esa ciudad y esa plaza. 
Y así tomamos con más ganas si cabe ir a la Real Plaza del Puerto, donde tuvimos la suerte de asistir a una de esas corridas que permanecerán en nuestra memoria, en una tarde donde disfrutamos -y de que forma- de esos detalles que te hacen paladear una tarde de toros, cuando ya has salido de la plaza y sigues imitando aquellos momentos dando pases al aire en esas calles de ese rincón del sur. Pasan los días y te sigues preguntando si no fue un sueño todo lo que vivimos en aquella plaza de toros, esa misma plaza que en los festejos anteriores y posteriores se vio mucho cemento y que por contra aquel día no cabía un alma más en sus tendidos y gradas, piensas si fueron posibles aquellas verónicas de Morante -sin inmutarse- y aquella media que pareciera que aún se estaba rompiendo sobre el albero del coso portuense. Dudas si no fue un sueño aquel inicio de faena de Morante, o aquel ramillete de naturales, o aquellas tandas con la mano derecha, distintas, tan cargadas de barroquismo, como aquellos ayudados por alto que dió en el quinto, llenando de aroma de toreria- sabor gitano- que bien pareciera que nos reencontraramos con aquellas imagenes sepias del ayer llenas de cante grande y de aromas de la Alameda...
Un sueño del que no quisieramos despertar cuando intuimos al torero, concentrado, como queriendo aislarse de todo, mientras Manzanares daba aquella vuelta al ruedo a su primero y el cigarrero mordía con hambre de toreo grande la esclavina de su capote como queriendo que se abriera la puerta del chiquero y pudiera dar rienda suelta a todo aquello que guardaba en su interior... 
Pasan los días, y cuando piensas en todo aquello que vivimos en aquella plaza de toros, dudas si nada de aquello ocurrió realmente, si la verdad de aquella tarde nunca hubiera ocurrido, si todo aquello fue simplemente producto de nuestra imaginación, o quizás ese sueño lleno de torería del que no quisieras despertar.
Hasta entonces todo había sido normal, desde aquel momento y hasta ahora mismo todo ha sido distinto; ocurrió, porque aquellos retales de torería confeccionaron aquel traje tan bello e hicieron buena aquella frase inmortalizada en el azulejo de la puerta grande que dijera un día el Rey de los toreros: “Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros”.

Fotografía Joserra Lozano/ http://www.decoramaquia.com

martes, 9 de agosto de 2011

La azotea


Esta calor de agosto ha traído el recuerdo de aquella azotea de nuestra adolescencia, noches de veranos ambientadas con la vieja minicadena y el sonido mágico de aquellas cintas de cassette, vuelve a sonar en nuestra memoria el surco del viejo LP de Radio Futura que un día te dejaron con el sonido de Luna de Agosto, pero apenas hay vino disfrazado de sangría en la cubierta de aquel edificio del Núcleo, porque apenas hay edad para contemplar las estrellas y clavar la mirada en la montaña hueca que ilumina el horizonte con la cima de bronce de su Giganta. 
Fiesta de adolescentes, de vasos de plástico, primeras litronas, cubo de sangría llena de tropezones y refrescos comprados en el Coriano, enmparedados de La Piara y medias noches de mantequilla y york, mientras la última luz de la tarde se llena de los sonidos desenfadados de los Hombres G y el marcapasos de Marta, o The Final Countdown de Europe y la La Luce Buona Delle Stelle de un tal Eros que vuelve loca a las niñas, mientras alguien saca de una carátula con funda de plástico, un disco que tiene un patio pintado en la portada donde hay escrito un nombre que no es ajeno a quienes disfrutan de la noche desinhibida y que muy pronto su música será nuestra banda sonora inseparable, suenan risas y cuchicheos, apenas nadie ha llegado a los quince, alguien recorre el prétil como un estúpido poniendo en riesgo mucho más que el buen ambiente que reina entre aquellos niños, suenan, ahora en directo, las cuerdas de una guitarra recién comprada en Casa Damas, los más ambientados cantan y alguien se arranca por sevillanas mientras la vida pasa y las conversaciones de entonces, tan desenfadadas, como aquellas carpetas de colegio, giran en torno a cuestiones que hoy simplemente nos harían sonreir y que entonces vete a saber si no te iría la vida en ello, en el horizonte aljarafeño aún se distinguen los pueblos, mientras alguien busca la complicidad del oscuro castillete para sentir aquella mano que busca las primeras caricias, la niñez se va quedando atrás y la vida empieza a buscar el camino empedrado de la juventud primera que ya aguarda entre los tejados llenos de antenas y en los tendederos donde pronto volaran las faldas tendidas de los uniformes del curso siguiente.