Un año más han vuelto, aunque creedme que me temo que cualquier año de estos ese puestecillo con tanto arte pase a la historia como pasaron los Barquitos Loli, (lo mejor de la calle Pureza... con guasa fina), como pasaron a la historia el humo de los tejares o como se fueron para no volver las cazuelas de gambas al ajillo de la bodeguita Patrocinio o los cortes de pelo a navaja de la Barbería de los Pajaritos.
Un año más han vuelto, en ese puestecito de avellanas verdes, donde el arte no está en las avellanas sino en las señoras mayores que detrás de ese mostrador natural que lo forman la montaña de avellanas te las venden.
Su cartelito, que es de ayer por la mañana vino a sustituir a otros, pero siempre aquello de Avellanas verdes, lo típico de la Velá, junto a los barquillos de canela nos recuerda en estos días señalaitos que aunque la vida pasa, el tiempo en el Altozano aún permanece...
En esta Triana que se pierde cada día, donde la Cerca Hermosa es un oasis trianero entre tanta casa rehabilitada a la que le ponen un farol de forja en la puerta, para ques sean todas iguales, entre tanto cartel de inmobiliaria y de Se Vende, como si se puediera comprar el arte o la gracia de la gente de Triana para convertirse en uno más del barrio.
Cuando este año hemos vuelto a comprar avellanas en ese puesto, el tiempo que inmisericorde pasa, nos ha recordado que hay una Triana, que a pesar de la piqueta y la especulación y las casas de colores con un farol de forja en la puerta, que permanece y siempre vuelve por sus días señalaitos.
Un año más han vuelto, en ese puestecito de avellanas verdes, donde el arte no está en las avellanas sino en las señoras mayores que detrás de ese mostrador natural que lo forman la montaña de avellanas te las venden.
Su cartelito, que es de ayer por la mañana vino a sustituir a otros, pero siempre aquello de Avellanas verdes, lo típico de la Velá, junto a los barquillos de canela nos recuerda en estos días señalaitos que aunque la vida pasa, el tiempo en el Altozano aún permanece...
En esta Triana que se pierde cada día, donde la Cerca Hermosa es un oasis trianero entre tanta casa rehabilitada a la que le ponen un farol de forja en la puerta, para ques sean todas iguales, entre tanto cartel de inmobiliaria y de Se Vende, como si se puediera comprar el arte o la gracia de la gente de Triana para convertirse en uno más del barrio.
Cuando este año hemos vuelto a comprar avellanas en ese puesto, el tiempo que inmisericorde pasa, nos ha recordado que hay una Triana, que a pesar de la piqueta y la especulación y las casas de colores con un farol de forja en la puerta, que permanece y siempre vuelve por sus días señalaitos.
4 comentarios:
La Triana del alma, amigo Pepe Luis; la Triana del alma. Con esa no hay piqueta ni especulador que pueda. Esa, ni se compra ni se vende.
oju pepelui que velá nos estamos pegando, que grande ere pepe lui, mañana cubiertas, no llegues tarde
viva triana!
El que quiera una copita hoy en la Velá, que se pase esta noche por la caseta de La O... Se la tome, y la pague.
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