martes, 15 de julio de 2008

Un cartel para la velá


A veces no hay mejor cartel que el que te encuentras por las calles, el de la vida cotidiana de cualquier esquina, el que sale del salero de una casa cualquiera, el arte de un balcón cuajadito de geranios o el alegre bullicio de una mañana en la plaza de abastos. Esto mismo se puede disfrutar cualquier mañana en Triana, o no , que el arte de los que se fueron del barrio se mantiene en otros puntos de la ciudad.

Triana siempre fue Triana, y no hizo falta pisar el suelo de la cava, para que el duende trianero rompiera por soleares, que cuanta Triana se atesora en las calles alejadas del arrabal de barrios nuevos, que ya hoy no lo son tanto.

La Triana de las fraguas y los corrales emigró a otros puntos de la ciudad, mas el mismo arte y el mismo sentimiento se mantuvo aunque hubieran cruzado el puente.

Cuando se acercan los días señalaitos, vaya mi homenaje con este cartel de la vida cotidiana, un simple azulejo de la calle Antillano Campos, delicada cerámica popular que contrasta con las señoriales fachadas que para los obradores de cerámica, pintaran Manuel Arellano o Ramos Rejano.

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