Hace once años, estabamos en la playa con el corazón en un puño porque la vida de un joven pendía de la mano de unos asesinos que habían iniciado un pulso disfrazado de chantaje contra la sociedad española.
Hace once años, recuerdo las velas en la playa, en aquella noche de vigilia esperando el momento en que la radio diera la noticia más esperada, aquella que había dado apenas días antes, en aquel amanecer que nos devolvió a José Antonio Ortega Lara, tras 532 días.
Desgraciadamente la noticia no llegó como esperabamos y lo que temíamos se cumplió, cuando pasaban cincuenta minutos del plazo establecido, Miguel Angel Blanco recibió un tiro en la nuca a bocajarro por parte de sus asesinos.
De aquello quedó el Espiritu de Ermua, a pesar de algunos, y sobre todo las más importanes concentraciones ciudadanas de la historia de España.
Once años después, Miguel Angel Blanco y el Espiritu de Ermua, se mantienen vivos en quienes nunca olvidaremos lo que ocurrió aquellos días.
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