En la tarde de aguaceros, que empapan la tierra llenándola de vida, cruzamos las calles buscando ese escondido compás en el aguarda la voz femenina de la hermana tornera, que en vida contemplativa, tiene la oportunidad de saber del siglo por la pequeña conversación de quien se acercan a la compra, de la labor de quienes oran.
En el rito heredado de nuestros mayores, volvemos a introducirnos por el compás conventual, y tras cruzar aquel gracioso patio porticado donde las pilistras verdean los blancos muros llenándolo de silencios y recogimiento, quieres tocar la campanilla con cuidado para no romper la paz del lugar y apenas sacando la voz saludas a la tornera:
-Ave María Purísima.
Y entonces, responde la voz femenina con la respuesta esperada:
-Sin Pecado Concebida.
Tras solicitar una caja de medio kilo de yemas, y aprovechando el breve instante que tarda la beata en ir por ella, recuerdas las veces que acudiste a este torno, para cumplir el recado familiar que es marca de la casa, tras pasar por la Catedral a rezar una Salve a esa devoción tan sevillana e intima de “Buenahoralopariste”, cuando se visita a las recién paridas…
Pero siempre recuerdas aquellas veces, que en vísperas de Semana Santa, mientras los mayores visitaban al Cautivo, de la mano de tu padre cruzabas el Compás de San Leandro y ya con la caja de madera en las manos tu padre te decía, con esto vamos a hacer ese "pasito", nada de cajas de cartón, que te han mandado en el colegio, y así tendremos para merendar en las tardes de largas tertulias cofradieras…
Hoy, en esta tarde de aguaceros, vuelvo a acercarme al torno de San Leandro para pedir medio kilo de yemas sevillanas, para disfrutarlas en tarde de tertulia con amigos en mi Soberao, donde por cierto hay guardado, un "pasito" medio destruido con bolitas de papel de seda a manera de claveles,de los tiempos colegiales, hecho por mi padre sobre una caja de yemas de San leandro.
En el rito heredado de nuestros mayores, volvemos a introducirnos por el compás conventual, y tras cruzar aquel gracioso patio porticado donde las pilistras verdean los blancos muros llenándolo de silencios y recogimiento, quieres tocar la campanilla con cuidado para no romper la paz del lugar y apenas sacando la voz saludas a la tornera:
-Ave María Purísima.
Y entonces, responde la voz femenina con la respuesta esperada:
-Sin Pecado Concebida.
Tras solicitar una caja de medio kilo de yemas, y aprovechando el breve instante que tarda la beata en ir por ella, recuerdas las veces que acudiste a este torno, para cumplir el recado familiar que es marca de la casa, tras pasar por la Catedral a rezar una Salve a esa devoción tan sevillana e intima de “Buenahoralopariste”, cuando se visita a las recién paridas…
Pero siempre recuerdas aquellas veces, que en vísperas de Semana Santa, mientras los mayores visitaban al Cautivo, de la mano de tu padre cruzabas el Compás de San Leandro y ya con la caja de madera en las manos tu padre te decía, con esto vamos a hacer ese "pasito", nada de cajas de cartón, que te han mandado en el colegio, y así tendremos para merendar en las tardes de largas tertulias cofradieras…
Hoy, en esta tarde de aguaceros, vuelvo a acercarme al torno de San Leandro para pedir medio kilo de yemas sevillanas, para disfrutarlas en tarde de tertulia con amigos en mi Soberao, donde por cierto hay guardado, un "pasito" medio destruido con bolitas de papel de seda a manera de claveles,de los tiempos colegiales, hecho por mi padre sobre una caja de yemas de San leandro.
5 comentarios:
Bonita manera de reflejar esa tradición tan sevillana que es el acercarse una tardecita por yemas al Convento de San Leandro.
A ver si me invitas un diita al soberao y nos jincamos unas yemitas miarma, yo pongo el café.
Un saludasso Pepeluí.
Yemas de San Leandro, charla cofradiera, pasitos en miniatura sin trampa ni cartón... ¿cuándo nos vemos?
Sin duda es un buena constumbre sevillana,... espero que efectivamente sea una buena excusa para echar un buen rato entre amigos, recordando momentos cofrades o de cualquier tipo.
Un gran recuerdo. Una gran tradición. Qué suerte tengo Dios mío de haber nacido en Sevilla!
Un abrazo, paisano.
Jesús Domínguez
Desconocía por completo esta bella entrada escrita en tu blog. Tuve que ser previa a mi inicio en el mundillo de la blogosfera. Preciosa, tierna y cargada de sentimientos.
Te mango la foto para completar mi entrada. Gracias amigo, un abrazo
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