jueves, 30 de octubre de 2008

Dos lirios


Allí os encontré, unidos, en medio de aquel paisaje tan de nosotros,por las antiguas tierras de Mures, tan sinceramente camperos, tan bellos, tan sentidamente eternos...
Allí os vi, salpicando la acuarela marismeña de aquel pinar infinito, como dos gotas moradas que salpicaban el verdor de un lienzo y os imaginé cual dos nazarenos morados del Jueves Santo que se transportaran a la canastilla de bronce y abebay a los pies de mi Virgen sin lágrimas, os soñé brotando entre un monte de claveles a los pies del Cristo de mi torero o siendo tapiz de mi Catedrático, ese al que adornaron de lirios tras salir al campo la víspera para adornar su cátedra de verdad...
Pero me acerqué a vosotros y vi para lo que Dios os puso allí, y tras acordarme de mi secreto escondido en el Arenal, siempre con lirios, os tomé con mis manos y los puse delicadamente allí, donde quizás mejor podíais adornar con vuestra belleza para exaltar a Dios y a su bendita Madre, a los pies de mi Virgen Chiquitita, y así os coloqué, mi ofrenda de lírios nuevos, como cada año por esas fechas, entre aquellas matas de romero junto a las jarras cuajadas de margaritas entre las que se ocultaba la historia de la flor de mi secreto

1 comentario:

Canónigo Alberico dijo...

Ay pare no me pongas estas fotos y estos textos que estoy mu sensible.