martes, 14 de octubre de 2008

Cuaderno de Viaje: Melilla


Hemos pasado el puente de la fiesta nacional, en una ciudad que por sentido propio, es aún más España que otras muchas, tan España como el resto, pero donde el sentimiento patrio se siente tan a flor de piel por cuestiones lógicas que regresas valorándolo aun más.
Hemos estado en Melilla, ciudad que nos ha fascinado por muchas cosas, por el colorido de su belleza modernista y “art decó”, esa que parece un verso de Rubén Darío hecho arquitectura y por los paseos por las murallas de su ciudadela, pero de la que nos hemos traído el recuerdo de sus gentes, donde se ve que las cuatro culturas que pueblan esta ciudad conviven en armonía manteniendo sus tradiciones y sus formas. Donde puedes casi escuchar a continuación uno del otro al Muezín llamando a la oración y el sonido de una campana, cruzarte con un judio o un hindú.
Venimos fascinados con Melilla, una ciudad de singulares atractivos, quizás muy desconocida para los peninsulares, a la que nos hemos prometido volver, para seguir descubriéndola, porque sabemos que guarda aún más secretos encantos.

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