Con la ilusión de un novillero, volví anoche al Rinconcillo, para volver a reencontrarme con pavías y coroneles, bacalao con tomate y espinacas con garbanzos… Allí en un cartel al que se había apuntado mucha gente sólos, cual tres mosqueteros sin D'Artagnan, brindamos, coroneles en altos y una compañía de soldados sobre la caoba churretosa, el ilustre Canónigo, el Guardián del Postigo del Aceite y este modesto matador.
Allí reímos y soñamos cuando nuestra pasión verdiblanca supo acallar a todo un gran campo frente al equipo de
Así pasó la noche, hablando de todo y por todo, desde Roma y el Trastevere, de la naturaleza muerta de quien se deja los pavías a medio comer y las tortillas a medio empezar, de los fantasmas de esta ciudad, los que se pasean por sus calles y los que se pasean por las casas de algunos encendiendo y apagando luces de garajes y poniendo y quitando aparatos de radio y televisión para canguelo del personal, de los carteles que se cobran y de las fotografías que no, tanto que al final terminaron los coroneles multiplicándose en los espejos mientras a nuestro alrededor daban cuenta de esparragos rebozados…
Del establecimiento varias veces centenario, salieron los tres actuantes por su propio pié, lo que no es un milagro pero sí una pequeña odisea, pero eso ya fue harina de otro costal, costal de manta de viejos costaleros de
5 comentarios:
Amen
Tuve un día complicado y al llegar la noche estaba tremendamente agotado... me lo perdí esta vez.
Pa' la próxima.
Un abrazo.
Pues siguiendo con el léxico taurino: Como las vacas del Macario estaba yo ayer... Así que lo mejor que hice fue no ir.
Compré cupones, pero to eso es mentira.
Para la próxima, como y bebo el doble.
No falto, la próxima no falto, lo juro.
Pero este miércoles apliqué el refrán de mi padre, el cual llevamos grabados a fuego:
"Es que el Betis, es el Betis"
Besos a los tres y a los pavías.
Lo importante es que lo pasaraís bien y por lo que leo... fue de lujo.
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