jueves, 11 de septiembre de 2008

Curro


La tarde septembrina va cayendo lentamente tras el humo de los tejares de la Vega de Triana, las vísperas de la vuelta a los colegios se respira en este año diferente y es que en unos días todo será distinto, pues ya no volverás a ir con tus hermanos a ese Colegio al final de la calle San Vicente, pues ya eres mayor y vas a entrar en el mismo colegio trianero en el que un día estudiaron tu padre y tus tíos, ese Colegio al que pronto te acompañará también tu hermano y del que nunca olvidas aquella cita de D. Bosco que has hecho emblema propio de “Ser buen cristiano y honrado ciudadano”.
Esta tarde de Septiembre, no es como las anteriores, pues es el primer día de Triduo de la Virgen del Dulce Nombre, y mientras los mayores atienden al culto, os han dejado salir a la plaza para jugar con algunos de los que de momento son aún tus compañeros de las Mercedarias.
Ahí estáis de nuevo corriendo alrededor de las palmeras de la plaza, Pablo, Juan Carlos, Currito, Enrique y tú, en la felicidad febril de vuestra corta edad, bajo la siempre atenta mirada de las madres que se sientan en los bancos de piedra de la plaza más bonita del universo.
De pronto la sed os llama, y como no tenéis edad para entrar en el Sardinero a pedirle a Juan un vaso de agua, hay que buscar a alguien para que os solucione el entuerto, y es en ese momento, que tras de las cortinas rojas de la Parroquia, salen los sonidos del órgano con esos sones de una marcha de Lerate, es la comunión y Curro, eterno capillé de tu Hermandad, esta sentado dentro del casinillo, la capilla encendida, las telas azules y granas, los candeleros de promesa del Mayor Dolor, la Cruz de guía en el altar central de la Capilla supliendo la ausencia de tu Virgen Dulce…
Entras con el respeto que siempre te enseñaron, y que aún hoy, pasados los años conservas, y tras una genuflexión rápida ante la Capilla Sacramental, buscas a Curro y le pides que te de agua, contigo vienen tus hermanos de la mano, y ahí de la pileta toma Curro unos vasos, que enjuaga primorosamente y os da de beber… Que bien sabe el agua dentro del casinillo, entre aromas de incienso derramado, cabotes de cera y cuadros con fotografías sepias que muestran la Cofradía por la calle Santa Ana...

Hoy, primer día de triduo en San Lorenzo a nuestra Virgen del Dulce Nombre, al entrar en San Lorenzo, creeremos sentir de nuevo, como siempre, la presencia de Curro y recordaras aquellos buñuelos que tanta fama tenían en las fiestas de los Santa Coloma, que un día probaste recién salidos de sus manos, recordaras sus gracias y volveras a ver su sombra reflejada en los azulejos de la Capilla, mientras una devota le ponía al Cristo del Mayor Dolor unas velas en aquellos cereros de promesa...
Hoy, en nuestra memoria, arde una votiva de ánimas a los pies del Mayor Dolor.

2 comentarios:

Lorenzo Blanco dijo...

Hay cosas que permanecen en el recuerdo, y a veces es el recuerdo lo único que nos une al pasado.

Los que tuvimos el privilegio de conocer a Curro (Manuel Moreno Pérez), siempre recordaremos aquella frase imperecedera con que nos invitaba a la tertulia: "sientate al fresquito". Daba igual que fuera febrero o septiembre.

La tertulia se completaba en el casinillo con la presencia, siempre señorial de Enrique y Filpo. A pesar de conocerse desde toda la vida, siempre se trataban de usted.

Los tres, representaban una manera distinta y distante de nuestros tiempos actuales de entender la hermandad, el respeto y la cordialidad.

Muchas veces, hemos pensado que el óvalo izquierdo de nuestro escudo, no representa al Santo Rey y a los hermanos Isidoro y Leandro. son Curro, Filpo y Enrique sentados en el casinillo de la capilla de la Bofetá.

Saludos

Moe de Triana dijo...

Gracias por estos relatos Pepeluí, porque nme hacen disfrutar como un chiquillo, de verdá.