Eran simplemente otros tiempos, aún no había surgido la fiebre de "los niños" y la gente de abajo eran eso que hoy, nos gusta de llamar "los antiguos"; era a mediodía y los costaleros aparecían con los viejos costales de mantas, gentes curtidas en los trabajos del muelle, allí estaban, los mandaba ese capataz al que este año le habían dado la cofradía, a las 3 en La Torrecilla, y allí que estaban esperando a los costaleros, pocos, apenas los cabales.
Desde La Torrecilla, casi en medio del campo, casi donde ya no era ni Triana, más allá de la cochera de los tranvías, se encontraban, eran pocos, casi los justos para dejando la corriente en banda, llegar hasta la calle San Vicente.
Alrededor del paso, poco personal, digamos que los justos, la mole dorada del canasto, en el mejor de los casos oculta por mantas, y a toda prisa iniciaban el traslado,nunca mejor dicho aquello de a paso de mudá, por un paisaje de huertas, calles de tierra o mal adoquinadas, con charcos y los raíles de los tranvías...
Esas eran la mudás que nos contaba nuestro abuelo, tan distintas de esas que hoy, cuando en nuestra opinión, todo anda muy desvirtuado y que han obligado a las hermandades a recortar ante la bulla que se forma delante de una mesa, por no hablar de lo que se encuentra tantos días delante de las parihuelas de ensayo.
En estos días de mudás y traslados, pensamos en aquellos costaleros de entonces, en aquellas candelerías de fundición, en aquellas parihuelas que más que pasos, parecían ratoneras, llenas de tela metálica, en aquellas calles llenas de socavones y en el peor de los casos hechas un puro charco, en los capataces de entonces, esos que sabían como tenían que cuidar de su gente, pues si un peón se lastimaba, era un hueco que no se podría cubrir probablemente en toda la semana, en aquellas "corrías" de mármol a mármol, en aquella latilla del aguador...
Pensamos y no nos imaginamos que hubiera pasado con nuestra Semana Santa de haber permanecido igual tantas cosas, sin evolucionar tantos años...
Desde La Torrecilla, casi en medio del campo, casi donde ya no era ni Triana, más allá de la cochera de los tranvías, se encontraban, eran pocos, casi los justos para dejando la corriente en banda, llegar hasta la calle San Vicente.
Alrededor del paso, poco personal, digamos que los justos, la mole dorada del canasto, en el mejor de los casos oculta por mantas, y a toda prisa iniciaban el traslado,nunca mejor dicho aquello de a paso de mudá, por un paisaje de huertas, calles de tierra o mal adoquinadas, con charcos y los raíles de los tranvías...
Esas eran la mudás que nos contaba nuestro abuelo, tan distintas de esas que hoy, cuando en nuestra opinión, todo anda muy desvirtuado y que han obligado a las hermandades a recortar ante la bulla que se forma delante de una mesa, por no hablar de lo que se encuentra tantos días delante de las parihuelas de ensayo.
En estos días de mudás y traslados, pensamos en aquellos costaleros de entonces, en aquellas candelerías de fundición, en aquellas parihuelas que más que pasos, parecían ratoneras, llenas de tela metálica, en aquellas calles llenas de socavones y en el peor de los casos hechas un puro charco, en los capataces de entonces, esos que sabían como tenían que cuidar de su gente, pues si un peón se lastimaba, era un hueco que no se podría cubrir probablemente en toda la semana, en aquellas "corrías" de mármol a mármol, en aquella latilla del aguador...
Pensamos y no nos imaginamos que hubiera pasado con nuestra Semana Santa de haber permanecido igual tantas cosas, sin evolucionar tantos años...
4 comentarios:
Siempre se recurre a tiempos pasados, para comparar algún aspecto de la actualidad con el que no estamos de acuerdo. Pero a las claras está que eso de que fueron mejores...rara vez se cumple. En el Patrimonio de la Semana Santa desde luego.
La foto espectacular.
Enhorabuena por el comentario.
Un abrazo
Será por tu expirencia como costalero, más bien excasa y cortita. ¿Por qué eres tan remilgado y recurres a cosas que jamás viviste? Aveces resultas tan pedante..........
No es costumbre de este servidor responder en mi blog,el cual es tan mio como la de todos aquellos que entrais en él y creo que con estas son dos las veces que respondo a un mensaje.
En este Soberao se aceptan todas las intervenciones, las que van de buen grado y las que tienen todo el colmillito del mundo,porque al fin y al cabo esta ventana es pública, pero si algo no tolero, es que se escriba aquí como anónimo, no pido que se firme con nombre y dos apellidos, ni mucho menos, simplemente pido que no se firme de esa manera.
Gracias.
A partir de mañana los mensajes que vengan firmados como anónimos serán eliminados.
A mi el mundo de los costaleros me fascina, tenía pensada una entrada al respecto y no te voy a contar más, porque te gustará leerla.
En cuanto a los anónimos, ni caso, ya sabes lo que dijo el Cordobés, "hay gente pa tó".
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