miércoles, 25 de marzo de 2009

El milagro de la gracia



Hace apenas unos días te vimos llegar, eras apenas una mesa, un bulto casi escondido en aquel rincón oscuro, pero a los pocos días, ya eras algo más, los priostes habían subido el techo de palio y las bambalinas ya suspendían gracilmente de los varales.
Con precisión artillera, días después llegaron los faldones y con ellos los respiraderos, esos de los que cuelga en forma de macho, toda la gracia de la torería del arrabal, compendio de tauromaquia que se inició junto al matadero con Costillares y Curro Cúchares, siempre a los pies del Cristo de la Salud, y continuó con el Tato, Pepete, entronca con los Vázquez y sigue con Diego Puerta, ¿se puede tener en esta vida mejor cartel de toros...?
En estas mañanas, muy temprano gustamos de acercarnos a ver como se va transformando ese mecano sin sentido en ese milagro de la gracia donde se paseará la Virgen del Refugio.
El naranjo del patio ya derrama el aroma de sus azahares, como esperando formar parte de los fanales de claveles donde aparecerán cual munición artillera, en ese lugar donde las tardes de estos días hacen cola quienes harán posible el milagro de la cofradía en la calle, quienes vestirán de catafalco y nazareno para acompañar al Cristo de la Salud, en ese día en que el barrio de San Bernardo renacerá de si mismo, en ese día en que para nosotros, San Bernardo es mucho más que una cofradía en la nómina, porque es puntal de nuestro miércoles santo, tantos años el día más triste de nuestra vida, que se sustenta entre el sol en el puente y la sombra en el Arenal .
Hoy, como hicimos ayer, como haremos mañana, como aprendimos de quienes sin saberlo, nos legaron tantas cosas, volveremos a llegar a San Bernardo, a esa hora en que nadie nos espera, para ver como de la nada va surgiendo, cual azahar en el naranjo, el milagro de la gracia.

1 comentario:

Reyes dijo...

De San Bernardo guardo recuerdos inolvidables, de una gente del barrio maravillosa volcada con su cofradía, y de un hermano que bueno, me hizo recordar al Cristo de la Salud para toda mi vida.
Es una de mis cinco cofradías.