martes, 2 de diciembre de 2008

Una rosa y un poema


Llegamos cansados, el día había sido duro, me dolían los brazos de tanto sacar el capote para hacernos, unos a otros, todos los quites del mundo y es que el toro de anoche se las traía, alguno diría que venía reparado de la vista, pero yo creo que lo que traía era toda la mala leche que imaginarse pudiera y se venía directo al pecho, una y otra vez… ¡una lucha vaya!
Y así, cuando salimos de la plaza, por nuestro propio pie, aquello nos pareció un autentico milagro, tras tanto sufrimiento busqué algo que pudiera reparar la angustia sufrida y recordé que en aquel libro guardaba secretamente, algo que podía consolarme, así que encaminé mis pasos a la estantería y tras tomar aquel libro entre las manos, busqué entre sus páginas el secreto que ocultaba, una rosa blanca junto a un poema de Florencio, una rosa que aún seca y mustia, guardaba toda su belleza junto a aquel romance de quien destilaba toda la gracia del Arenal por sus versos.
Amores secretos y escondidos, que un día, siendo aún un niño llenaron la vida del día después, una filiación secreta, una banderita en la solapa y un amigo, a veces no hay mejor recompensa para un día duro que el pequeño detalle que se oculta en aquel libro blanco en el que se escribe, el día a día de nuestras vidas.

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