Hoy, día de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la Aviación Española, nos hemos acordado de cuantas veces nuestra madre nos acunó cantándonos el himno de este cuerpo militar tan vinculado a nuestra familia.
Hemos recordado cuantas veces de la mano de nuestro abuelo entrábamos en aquella Parroquia de San Isidoro, tan distinta pero tan parecida a la que entramos ahora, en tardes de paseos por La Alfalfa, a descubrir la miniatura del Plus Ultra en la mano de la Dolorosa que va en un palio que asemeja una casa de oro, y que con el tiempo supe que era la Virgen a la que le rezaba uno de nuestros mejores amigos, al que queremos y apreciamos casi como a un hermano.
Hoy hemos recordado aquellas veces que ibamos a Tablada a recoger alguien y siempre pensabamos que por cualquiera de los angares aparecería el tito Enrique, mientras contemplaba los retablos de la Capilla de la base, soldados formados en jura de bandera en acto de día grande para la aviación española, la bandera que no juramos por avatares de la vida pero que tanto nos gustaría jurar en este acuartelamiento por los lazos que la aviación tienen con tantas cosas relacionadas con este aprendiz de la vida...
Mientras tanto, en esta mañana fría de Diciembre, entonamos desde lo más hondo de nuestra alma, la letra de aquel himno, que compusiera José María Pemán con musica de Dorado, quedándonos, como siempre con el final del citado himno, con la gloria infinita de ser español y la enorme suerte de contar con amigos que cada día le piden a su Virgen de Loreto por todos a los que aprecian.
Hemos recordado cuantas veces de la mano de nuestro abuelo entrábamos en aquella Parroquia de San Isidoro, tan distinta pero tan parecida a la que entramos ahora, en tardes de paseos por La Alfalfa, a descubrir la miniatura del Plus Ultra en la mano de la Dolorosa que va en un palio que asemeja una casa de oro, y que con el tiempo supe que era la Virgen a la que le rezaba uno de nuestros mejores amigos, al que queremos y apreciamos casi como a un hermano.
Hoy hemos recordado aquellas veces que ibamos a Tablada a recoger alguien y siempre pensabamos que por cualquiera de los angares aparecería el tito Enrique, mientras contemplaba los retablos de la Capilla de la base, soldados formados en jura de bandera en acto de día grande para la aviación española, la bandera que no juramos por avatares de la vida pero que tanto nos gustaría jurar en este acuartelamiento por los lazos que la aviación tienen con tantas cosas relacionadas con este aprendiz de la vida...
Mientras tanto, en esta mañana fría de Diciembre, entonamos desde lo más hondo de nuestra alma, la letra de aquel himno, que compusiera José María Pemán con musica de Dorado, quedándonos, como siempre con el final del citado himno, con la gloria infinita de ser español y la enorme suerte de contar con amigos que cada día le piden a su Virgen de Loreto por todos a los que aprecian.
2 comentarios:
Uno de esos soldados de la base fui yo. El día de hoy también me trae muchos recuerdos del tiempo que pasé allí haciendo la mili como voluntario. Y, además, casi todos los recuerdos son buenos.
Un abrazo amigo.
Hace dos días, la Inmaculada, patrona del Arma de Infantería.
Hace seis días, santa Barbara, patrona de los Artilleros.
Saludos
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