jueves, 13 de noviembre de 2008

La última mirada


Bajaron temprano, sabían que era la última oportunidad de mirarlo frente a frente, el Dios de la Ciudad aguardaba, manso cual cordero camino del sacrificio desconocido, en el lugar donde lo colocaron cuando llegó hace ya casi seis meses.
Por entre los gruesos barrotes de la Clausura lo miraron, le rezaron, lo veneraron, igual que cada día hacen con su Esposo, con su Amado, pero saben que la imagen del Hijo del Hombre al que veneraron sus mayores, al que incluso alguna desconocía viviendo tan cerca y que conocían por las fotos que dejaron sus devotos en sus visitas al cenobio, se marchaba, pero les dejaba la paz de su mirada.
Así en esta mañana, aún cuando el sol ni siquiera había apuntado su primer rayo de sol en la torre de San Lorenzo, lo miraron frente a frente, saben que su mirada quedará siempre habitando en estos muros, porque ya habitaba en ellos antes de que llegara su presencia, pero el Hijo del Hombre, que venía a hospedarse a Santa Rosalía por algunos meses, se marchará en unas horas, y ellas no olvidan aquel momento en que lo volvieron a ver tras tantos años, algunas por primera vez, esperándolas tras los barrotes.

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