Veinte años, Pali, desde que te fuiste, llevándote el alma de la ciudad que tanto amaste, esa ciudad que pasaba ante tu puerta y tu silla de enea, ante tus gafas de culo de vaso.Veinte años Pali, desde que te fuiste de tu barrio del Arenal, con tu Arco del Postigo, frontera de tu barrio del Baratillo, veinte años ya que no se escucha tu voz cantarle esa saeta al Cristo de la Buena Muerte cuando pasa por tu calle de la Aduana, hoy Tomás de Ybarra. Veinte años Pali, que tu Caridad no escucha esa saeta que todo el año aguardabas y veinte años que nos privastes de escuchar esa saeta por seguirillas que al Gran Poder le cantabas, fijate Paco Palacios que el Señor ha pasado un par de años por la puerta de tu casa, y he mirado de refilón ese azulejo que te retrata a ver si te arrancas desde allí con esa gracia que tú tanto atesorabas.
Veinte años, no son nada, Pali, fíjate como será la cosa, que vas por la Feria y se escuchan tus sevillanas, de la Puerta de Correos, las de la Murga y las de la guasa, que ya no pasan las guapas cigarreras por la calle San Fernando o las del fandango del bizco Amate. Fíjate Pali que seguimos contando los lunares de los vestidos de los trajes de quien nos reta por sevillanas y seguimos añorándote porque no llore tu Sevilla, ni tu Giralda guapa y seguimos soñando con ayudarte a hacer un río nuevo con nuestras lágrimas.
Fíjate Paco Palacios que la Alameda ya no es la Alameda, que si en tu época ya era un puro desierto, en nuestra época es un bodrio de losetas amarillas y farolas que bien parecen de Luxemburgo, ya no existen las Siete Puertas y la han llenado de tristes veladores que esperan inaugurar, como si fueran el Conde de Barajas de los nuevos tiempos, el de la cachimba y el Lolo, nuevos virreyes de la ciudad que amabas, y no vayas por el Mercado, el de la Encarnación que de aquello no queda nada, sólo queda el puesto de Ramitos, ese que en la Gloria te acompaña, y han puesto unos champiñones que ya hasta los Macarenos se piensan si desayunar allí cuando pasan con tu esperanza.
Gracias Pali, por tantas cosas, por enseñarnos sevillanía y por enseñarnos la Sevilla que no vivimos, esa del debú en la Maestranza del rubio Pepe Luis y la de la Sevilla que miraba al cielo viendo pasar el Zeppelín, gracias Pali por enseñarnos la historia de aquel tranvía de la Puerta Real, que era un tranvía de verdad y no el que ahora cruza la calle grande de tu barrio del Arenal, o como los Ariza mandaban y como nos llevábamos un beso de mi madre cuando le cantábamos aquello que tú cantabas, Mare no me riñas más, por salir de costalero...
Pero si algo quiero que nos cuentes, es si los nardos del cielo huelen como los de aquí de la tierra, si la Giralda del cielo se vuelve loca a las ocho y si la frontera de tu barrio del cielo, tiene una guardesa tan guapa como esa Pura y Limpia que el Arco de noche y día guarda.Dime si desde el cielo escuchas la campanita de La Caridad y si llegan los aromas de los rosales de Mañara...
Dicen que veinte años no son nada, pero aquí la vida pasa, mientras se escucha tu voz enlatada que nos recuerda que por mucho que quieran enterrar la Sevilla que soñabas, aquí siempre habita la Esperanza, yo soy donante señora, y esas cosas aquí no cambian...
Y eso que dicen que veinte años no son nada... Tú sigues siendo el trovador de esta tierra, desde el cielo que mira con sus ojos la Santa Juana.
2 comentarios:
Bonito bloggggggg
El recuerdo a la figura del Pali será eterno Pepeluí, es de esos genios que siempre esarán presentes, pa algo su voz ha dibujao to los rincones de Sevilla...
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