Atribuyen al genial diestro cordobés, Rafael Guerra 'Guerrita' , aquella cita de "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible". Y así, imposible para cualquier lucimiento, es lo que salió por el portón de los sustos de la plaza de toros de Sevilla. Una corrida mansa y descastada, donde la suerte de varas fue una pantomima, por no llamarla inexistente, y en donde se estrellaron las ilusiones de un público que venía a disfrutar de la tauromaquia de tres figuras del toreo.
La corrida de Matilla, remendada con un sobrero de Torrestrella que lejos de restar a lo vivido sumó cual si fuera uno más de los venidos de Salamanca, en una tarde en que a pesr del sol reinaba la frialdad.
La tarde dejó detalles, y así es de destacar el buen par de Javier Ambel al primero de Perera y la brega de éste al segundo del extremeño, en el que destacó por su entrega el gran Curro Javier, que pareó de verdad y sin concesiones al astifino que hacía cuarto, tanto que salió prendido del embroque, lo que no fue obvice para que la plaza respondiera con una fortísima ovación mientras rompia a sonar la banda de Tejera.
Detalles, dejó también Alejandro Talavante, quien en el quinto a base de someter y sobar, dejó los mejores momentos de la tarde en una faena de muleta, esos que quizás pueden justificar el precio de la entrada en una mala tarde, pero que a la postre dejan sabor a poco en el que viene ocasionalmente, y que fue premiada con una oreja barata de la que ya nadie se acuerda.
Roca Rey, quiso y pudo con el manso, primer sobrero de los que lidió, pero al que falló con la espada y con el de Torrestrella apenas pudo hacer nada... La tarde, ya noche tras casi tres horas de festejo estaba imposible en lo taurino y sólo nos la salvó el Betis con su victoria en Gerona.
FOTO. Delgado-Roig
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