La tarde, por momentos ventosa y gélida, no terminaba de romper, es cierto que Curro Díaz, -tras una más que generosa petición minoritaria- había dado una vuelta por su cuenta en el que abrió plaza, y en el 5º recorrería el anillo tras una faena que hubiera merecido un premio mayor de no haber caído baja la espada, lo que hay que reconocer a la Presidenta, pero antes, tras la fea cogida de Román la frialdad iba en ascenso. Así estábamos, cuando Pepe Moral corrió turno y salió un torito de Las Ramblas con el que después de unos primeros tercios sin apenas, pena ni gloria, y tras un inicio de faena del torero de Los Palacios un poco a contraestilo que algunos no comprendimos, éste lo citó con la mano izquierda y de pronto surgió la magia del temple de su muñeca, la muleta frenó la embestida y el burel casi a cámara lenta, fue largo embebido en los vuelos... Volvieron a nuestra memoria lo vivido el año pasado cuando los naturales al toro de Miura, pero a diferencia de entonces, fueron de uno en uno, tan despacio que así se paladearon aún más, alguno tan largo y templado que fue eterno, con la cintura rota, hundida en los riñones y con la mano baja... porque la vida, sin duda es un natural de esos que da Pepe Moral.
Foto @Firma_Arjona
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