Esos tiempos que se fueron,
de los campos de Sevilla…
Cuanto saber atesoran esos viejos mayorales, algunos aún te cuentan como se trasladaban las ganaderías por veredas y cañadas reales con el único arma de una garrocha de madera de majagua, y las patas que por alas tenían aquellos caballos marismeños, de ahí aquellos versos de Fernando Villalón,
“si no se me parte el palo
aquel torito berrendo
no me mata el caballo”
Ay, de esos viejos mayorales, como D. Luis Saavedra, mítico mayoral de la casa Guardiola, capaz de acariciar a sus toros desde los lomos de su caballo o aquel mayoral de Murube que reconocía las reatas por como eran las pestañas de sus toros.aquel torito berrendo
no me mata el caballo”
Ay, de aquellos viejos mayorales, y ay de estos nuevos que también saben, porque muchos han heredado en la sangre el como conocer de los comportamientos de los animales.
Cuanto me ha gustado ver siempre a los mayorales, sombrero en mano, dando una vuelta al ruedo, que no hay mejor premio para el trabajo bien hecho que ese detalle de los toreros de sacar a los mayorales, que son quienes conocen de verdad a sus toros y las reacciones de estos.
1 comentario:
Quizás si en el mundo del toro se hiciera más caso a nuestros mayores, como los mayorales, nos iría mejor. Pero de momento estamos en manos de los banderilleros que dictan la faena al matador, de los negociantes, de los políticos que no distinguen un picador de un rejoneador y de los que sólo buscan figurar.
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