Como no vamos a recordarte torero, aquella tarde de abril, del noventa y cuatro, en que Triana te llevaba a hombros por el puente igual que un día llevó a Juan, y que nosotros junto al gentío sentimos lo que decía aquella letra de Albahaca:
"Un torero,
por el puente va un torero,
caminito de Triana,
por montera lleva el cielo"
por el puente va un torero,
caminito de Triana,
por montera lleva el cielo"
porque para quienes vivimos aquella tarde en la Maestranza, nunca podremos olvidar aquellos naturales; el torero entre las dos rayas, dandole el pecho, las punteras de las dos zapatillas mirando al toro, el compas semi abierto, la muleta por delante... llamándo al toro: -vente bonito, vente... y el remate de aquellos supremos molinetes abelmontados.
Y aquel vestido verde oliva, al le que le relucía todo el oro en el atardecer del Altozano, aquel barrio entero esperándote junto a la Puerta del Principe para llevarte en volandas hacia el arrabal, con ese compás que sólo nuestro barrio, sabe llevar a un paso de palio o a un torero de Triana...
O aquel día de la faena de Jarabito, que conjunción, que belleza entre el torero y el toro, en una sinfonía de lo que es torear al natural. Han pasado los años pero sigo soñándola y es que fue inolvidable para quienes tuvimos la suerte de vivirlo en ese templo sagrado de la tauromaquia, que a pesar de algunos, diez años después, sigue siendo la Maestranza.
Por que sabemos que lo ha pasado mal, no quiero dejar pasar mi Soberao para dedicar unas letras, en estos días de pinceladas taurinas, para este torero barroco, por quien siempre tuvimos predilección, desde aquel día que despertó en nosotros aquella ilusión infantil, una tarde de verano, cuando lo vimos salir; vestido de azul y oro; del Hotel Guadalquivir, y que terminaríamos soñando con la gloria y componiendo la figura con una toalla, sobre la arena de la playa, imitando a ese torero que era de Triana como nosotros y que nos contó mi padre que había estudiado en nuestro colegio, por todo eso y mucho más, queremos mandarle desde aquí un recuerdo afectuoso y desearle una pronta mejoría.
Gracias torero por tantas cosas y suerte maestro, con estos toros con los que toca lidiar en la vida.
Por que sabemos que lo ha pasado mal, no quiero dejar pasar mi Soberao para dedicar unas letras, en estos días de pinceladas taurinas, para este torero barroco, por quien siempre tuvimos predilección, desde aquel día que despertó en nosotros aquella ilusión infantil, una tarde de verano, cuando lo vimos salir; vestido de azul y oro; del Hotel Guadalquivir, y que terminaríamos soñando con la gloria y componiendo la figura con una toalla, sobre la arena de la playa, imitando a ese torero que era de Triana como nosotros y que nos contó mi padre que había estudiado en nuestro colegio, por todo eso y mucho más, queremos mandarle desde aquí un recuerdo afectuoso y desearle una pronta mejoría.
Gracias torero por tantas cosas y suerte maestro, con estos toros con los que toca lidiar en la vida.
4 comentarios:
En primer lugar, ¡qué envidia! Envidia por haber visto torear a gusto a Emilio Muñoz. Yo no lo he podido ver aquí, en la plaza de Madrid; le esperé, le esperé y le esperé, pero nunca llegó a ser el de Sevilla. Y en segundo lugar, enhorabuena por tu blog, aunque por supuesto que no estoy de acuerdo en todo, aunque de eso se trata cuando se habla de toros. Y expongo mis opiniones personales en mi blog http://torosgradaseis.blogspot.com
y espero que tampoco estés de acuerdo conmigo, aunque hay cosas, como Morante, que nos unen a todos a los que nos gusta esto de los toros.
Hace mucho que no oigo hablar de Emilio Muñoz, ¿qué fue del él?
Saludos
Nunca se puede olvidar. Uf.
Se ha hecho ganadero, con un pequeño hierro que se anuncia como "Toros de Triana" y que ya debutó -en esta nueva faceta- el año pasado en una novillada en la Maestranza.
Lástima lo de su hijo, que lo trae por la calle de la Amargura por culpa de las compañías........... No te puedo contar más. Saludos
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