martes, 24 de febrero de 2009

Los días azules


La luz avanza, en estos días en que por fin parecen que las tormentas se han apartado regalándonos los mágicos atardeceres que el tiempo nos robó en los días de Enero y Febrero.
Con la luz, vuelve la vida, que se presenta reflejada en los adoquines de la calle Ave María a traves del vídrio azul del balcón, de aquella casa de la calle Santiago, en algún naranjo, ya se vislumbran, a pesar de las naranjas, las primeras yemas, de las que brotará el azahar cuando menos lo esperemos y en el buzón recibes los boletines informándote de las fechas de los cultos y de los días de reparto de papeletas de sitio y de recoger la vieja túnica que cada año te aguarda.
Vuelven los días azules, que van avanzando. En la Alcaicería, hay trasiego de hechuras de capirotes y en la antigua espartería se confecciona el nuevo cinturón de esparto, con las antiguas medidas, para que no haya diferencia entre el nazareno de hoy con el que ayer, en la añeja fotografía sepia de la cofradía, parece fuera modelo para Francisco de Hohenleither.
En la Campana, el escaparate, se llena de nazarenos bomboneras que iluminan las caras de esos niños de hoy, en los que también se reflejan los que lo fueron también antes que nosotros, en aquel rincón del templo, aquel bulto cubierto de mantas, retomará su esplendor dorado sobre el que se izará su cuerpo sobre un monte de claveles, salpicado de lirios y así a manera que vayan avanzando los días, cuando menos lo esperemos, aparecerán los nuevos tablones que vinieron a sustituir a los viejos palcos en la Plaza.
Son los recuerdos que revivimos al pasar por aquella esquina o cruzar aquella calle, es aquello que un día, cuando ya no estemos, seguirá ocurriendo, porque la vida triunfa en las calles, es revivir el último verso del poeta, dedicado a la ciudad, acaso perdida para el resto del mundo, pero suya en los más profundo de su alma, al revivir el sueño incompleto de quien sabía que dejaba la vida y con ella:
“Estos días azules
y este sol de la infancia.”

3 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Preciosa la luz que estamos disfrutando en nuestra ciudad en estos últimos días.
Al igual que tú me he fijado en los naranjos, ya apuntan yemas y hoy empieza la grandioza espera con la ceniza.
Que poco queda, ¡miarma!

Anónimo dijo...

A la querida Dama y al Señor Pepe Luis:

¿La humildad de la que me hablaban era ésta, no? La de asumir un 6-1 en contra (como si fuese un partido de tenis, vamos) contra el Real Madrid, equipo al que por cierto el Sevilla F.C. ganó 3-4 sin ayudas arbitrales.

Hoy si que me he reido yo, y mucho, en la cafetería de la Facultad, cuando he pedido 6 MERENGUES y una PALMERA. Estoy ahora con ardentías, pero el empacho bien ha merecido la pena.

Que cierto es que la venganza es un plato que se sirve muy frío. Ja, ja, ja, ja, ja

Reyes dijo...

La luz de Sevilla, cada vez que salgo fuera de ella es lo que más echo de menos.
Y el fragmento del final machadiano, muy acertado.

Me encanta como escribes. Un besazo.