Con la llegada de la Cuaresma han vuelto las colaboraciones a los periódicos, pero en los días que llevamos ya duele la ausencia de ese primitivo nazareno al que ya echamos en falta en sus artículos, en aquellas contadas conversaciones que mantuvimos en Casa Moreno o en aquella boda en que hablamos de esa, su pasión, que era flamenco.
Cuando la noche se vestía ya de madrugada, revisando unas notas, surgió por casualidad el Romance del Cristo del Cachorro que apareció con su firma en el último Mediatrix y en aquellos versos que parecían ser autobiográficos, tras la agonía que lo llevó con su Esperanza:
¡ Ay, Cachorro de Triana
en la cruz del universo,
acaba ya de morirte;
largo reposo a tus huesos!
en la cruz del universo,
acaba ya de morirte;
largo reposo a tus huesos!
Hoy, cuando echamos de menos la ausencia de su columna de Cuaresma en el Diario, queremos tener un recuerdo para Alberto Fernández Bañuls.
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